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Monday, July 04, 2011

LA “INTELIGENCIA MARAVILLOSA” DE LEÓN XIII
Mons. Romero y los Papas

Como gran exponente de la justicia social del catolicismo, Mons. Romero miraba al Papa León XIII (pontificado: 1878-1903) como la “inteligencia maravillosa” que formuló la “Carta Magna de la Doctrina Social de la Iglesia”—la encíclica «Rerum Novarum» de 1891 que inauguró la serie de enseñanzas papales sobre la cuestión social en la era moderna. Mons. Romero señalaba como “tesoro de nuestro tiempo: las encíclicas desde Rerum Novarum de León XIII, hasta Populorum Progressio, Mater et Magistra, Pacem in Terris, el Concilio, Medellín, Puebla; una luz encendida sobre el ambiente injusto de nuestra América y del mundo”. (Homilía del 1 de julio de 1979.)

Las encíclicas nombradas por Mons. Romero, con el Concilio Vaticano Segundo y los sínodos de obispos de Medellín y Puebla, dibujan el esquema de la doctrina social católica y derivan de la obra de Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci: el Papa León XIII en «Rerum». Como lo narraba Óscar Romero en una nota de prensa escrita durante sus años de sacerdocio, “Más de un año gastó aquel anciano Pontífice en reflexiones, en consultas y trabajos para elaborar aquella Encíclica”. (O.A.R., Editorial, La 'Rerum Novarum’; Perenne y Urgente, CHAPARRASTIQUE, No.2265 Págs. 1 y 3, viernes, 26 de mayo de 1961, disponible aquí.)

Dos décadas después, Mons. Romero explicaba cómo la tesis de la «Rerum» era en contraposición a la tesis marxista. Mientras el socialismo suponía un conflicto entre burguesía y proletariado, la «Rerum» planteaba, “La unión del capital y trabajo”. (Hom. 2 de septiembre de 1979.) La solución más conveniente es la que “haga sentir al empresario que él sin el obrero no puede nada, como el obrero sin el empresario tampoco puede”. (Ibid.) “No podemos oponer capital y trabajo humano ... No tiene que arrogarse uno de los dos, el ser la parte determinante en el país; los dos juntos. Ni uno, ni otro tiene que olvidarse.” (Ibid.)

De hecho, la «Rerum» surgió como una alternativa papal al marxismo. Décadas atrás, Carlos Marx y Federico Engels declaraban su enemistad con las “las potencias de la vieja Europa” incluyendo “el Papa y el zar...” («Manifesto Comunista», 1848.) En la «Rerum», el Papa Pecci propone “una solución digna, conforme a la razón y la fe, de acuerdo con la justicia y el amor cristiano” como alternativa a la “solución de violencia, de odio, de fuerza bruta” de la revolución marxista. (Romero, CHAP., Supra.) Mons. Romero mantuvo la esperanza de una solución cristiana como alternativa a la solución violenta hasta el final: “Mis queridos cristianos, siempre les he dicho y lo repetiré, de aquí, del grupo cristiano, del Pueblo de Dios tienen que salir los hombres que van a ser los verdaderos liberadores de nuestro pueblo”. (Hom. 23 de marzo de 1980. Ver nota de pie sobre impugnación por Mons. Romero en contra de una posible violencia.)

Desde la «Rerum», Mons. Romero también recogía la idea de que la Iglesia posee elementos que la hacen propicia de mediar conflictos laborales, ya que “cuando León XIII escribió la encíclica «Rerum Novarum» justificó por qué la Iglesia era necesario que hablara en asuntos laborales e interviniera en los conflictos de patrono y de obreros, de patronos y trabajadores”. (Hom. 13 de noviembre de 1977.) De hecho, Mons. Romero citó la «Rerum» extensivamente para explicar la motivación de la intervención de su arzobispado para mediar dichos conflictos. Terminó su explicación diciendo que la intervención de la Iglesia en tales conflictos era para ver “que las leyes no sean solamente los voceros de una clase pudiente y no se quiere oír al trabajador, sino que la ley escucha a uno y a otro”. (Ibid.)

Afuera de la «Rerum», Mons. Romero veía al Papa León XII como el patriarca del magisterio de la Iglesia Latinoamericana, ya que, “en nuestro tiempo, el Papa León XIII, a fines del siglo pasado llamó a todos los obispos de América Latina a Roma para celebrar el Primer Concilio Plenario de América Latina, para transmitirles la doctrina y la disciplina del Concilio Vaticano I que se celebró en el Vaticano en 1870”. (Hom. 14 de enero de 1979.) Desde este Primer Concilio Plenario derivaban las reuniones modernas de CELAM en Río de Janeiro en 1958, en Medellín en 1968 y Puebla en 1979. En su segunda carta pastoral, Mons. Romero señala que, “han sido numerosísimos los documentos que ha publicado la Iglesia tratando de orientar lo que, en una época determinada, son los problemas cruciales de las sociedades con el interés de que, al denunciar los pecados y al apuntar a vías de solución, se vaya dando en el mundo el Reino de Dios”. (O.A. Romero, La iglesia, cuerpo de cristo en la historia, 6 de Agosto de 1977.)

Finalmente, Mons. Romero citó al Papa León para explicar la persecución de la Iglesia, como “algo necesario” desde la enseñanza de Cristo de que “Si a mí me persiguieron, también os perseguirán a vosotros”.
Y por eso, cuando un día le preguntaron al Papa León XIII, aquella inteligencia maravillosa de principios de nuestro siglo, cuáles son las notas que distinguen a la Iglesia Católica verdadera, el Papa dijo: “Ya las cuatro conocidas: una, santa, católica, apostólica; agreguemos otra -les dice el Papa-: perseguida”. No puede vivir la Iglesia que cumple con su deber sin ser perseguida.
(Hom. 29 de mayo de 1977.)

Y por todo esto, el papa León XIII, quien vivió y falleció años antes de que naciera Mons. Romero, constituye un verdadero animador de su proyecto pastoral profético.

SIGUE: San Pío X

POST DATUM

Algunos han mal interpretado la urgencia con cual Mons. Romero advertía—basándose en la «Rerum»—sobre sobre una posible violencia, como una aprobación de la misma. (Ver por ejemplo, Geovani Montalvo, Resistencia popular y el legado del obispo mártir Óscar Arnulfo Romero, Noticias ACA, 15 de marzo del 2011, parafraseando mensaje de Mons. Romero de que “suelten los anillos antes que les quiten los dedos”). Desde 1961, Mons. Romero solía citar un obispo italiano que aconsejaba a sus diocesanos, «spogliatevi, se non vi spoglieranno» (“despojaos sino os despojarán”). (CHAP., Op. Cit.) Mons. Romero seguía citando la frase como arzobispo, y explicó que su significado era que: “Participemos todos, compartamos como hermanos, todavía es tiempo de resolver con caridad y amor, con justicia y racionalidad, si no después nos despojarán a la fuerza y entonces sí será a base de sangre”. (Hom. 23 de septiembre de 1979 – el domingo siguiente también explicó que el obispo italiano había sido el mismo Giovanni Montini que llego a ser el papa Pablo VI.)

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