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Thursday, October 20, 2011

DESPUÉS DEL DILUVIO...LA ALIANZA
Los Grandes Sermones de Mons. Romero


Cuando el sol salió sobre El Salvador después de diez días de lluvia continua en “el diluvio del 2011”, la homilía que predicó Mons. Romero el primer domingo de cuaresma de 1979 parecía muy aplicable a la ocasión. En aquella homilía, monseñor predicó sobre la alianza que Dios hace con Noé después del diluvio universal, una alianza que nos esmera a componer, entre otras cosas, la “ruptura fatal” entre el hombre y la naturaleza. (Este es una ponencia en la serie sobre los grandes sermones de Mons. Romero. Leer el texto de la homilía en español aquí, en inglés aquí, y oír la grabación de la homilía aquí.) En esta homilía y otras posteriores que siguieron los temas en ella plantados, monseñor desarrolló también el sentido ecológico de la fe.

Recordando el diluvio del libro de Génesis, Mons. Romero explica que el epílogo del diluvio universal “es una expresión bíblica para decir cómo le pesaba a Dios la infidelidad de los hombres”. El diluvio llega como consecuencia negativa de la ruptura de la humanidad con su dios, predicaba monseñor. “La explicación es muy sencilla. Según la revelación de Dios, todo pecado es ruptura. El que peca, desobedece una ley. Esa ruptura con el Legislador Supremo -nuestro Dios-, la desobediencia a sus diez mandamientos, trae consigo consecuencias de rupturas, de consecuencias bien trágicas”. La ruptura con Dios, explica monseñor, conlleva una ruptura con el resto de la humidad, y además una ruptura en el interior de cada persona contra sí misma. “Hay, todavía, otra ruptura fatal: la ruptura contra la naturaleza”. Esta ruptura se remonta hasta el principio de la historia alegórica de la Biblia: “Recuerden cuando Adán, antes del pecado ... dominaba la creación, pero cuando cometió pecado, el desorden de sí mismo, le hace sentir miedo y siente miedo también a las fieras que ya no le obedecen. Toda esta trágica relación del cosmos es consecuencia del pecado”. Aquí Mons. Romero señala cómo el tema se repite en el Nuevo Testamento: “Esto es lo que San Pablo recuerda más allá en la plenitud de los tiempos, que la naturaleza creada por Dios, gime bajo el pecado”, explica.

En contraposición a la ruptura del pecado, después del diluvio, Dios presenta un pacto con la humanidad, cuyo signo es el arco iris que aparece después de la tormenta: “cuando pasa este castigo, Dios siempre ama a pesar de que castiga”. La alianza es una harmonía entre Dios y la humanidad que, “se puede resumir en aquellas palabras que le dice al pueblo dirigido por Moisés: «Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo»”. Pero no es una tregua incondicional, sino que conlleva “relaciones recíprocas entre dos partes con los deberes y derechos que se siguen de tal reciprocidad”. Por tanto, el arco iris que señala el Creador como signo de la alianza es un signo que dice: “no volverá a haber más diluvio en la tierra, conservaré la naturaleza pero es necesario trabajar para que haya más justicia”. Desde ya, la humanidad está siendo responsabilizada para llevar adelante sus obligaciones bajo esta alianza: “el recuerdo del arco-iris, como señal de la alianza cósmica de Dios con la humanidad, nos está llevando a revisar cómo utilizamos los bienes de la tierra”.

En la homilía del domingo siguiente, Mons. Romero fue aún más explícito en su explicación de nuestros deberes baja esta alianza: “esa alianza del arco-iris, esa alianza de Dios entregándole al hombre una naturaleza purificada del pecado por el castigo del diluvio, es una alianza que le exige al hombre un respeto a la naturaleza”, detalló. “Ustedes saben que está contaminado el aire, las aguas”, aseveró monseñor: “todo cuanto tocamos y vivimos; y a pesar de esa naturaleza que la vamos corrompiendo cada vez más, y la necesitamos, no nos damos cuenta que hay un compromiso con Dios: de que esa naturaleza sea cuidada por el hombre”. Continuó diciendo que, “Talar un árbol, botar el agua cuando hay tanta escasez de agua; no tener cuidado con las chimeneas de los buses, envenenando nuestro ambiente con esos humos mefíticos; no tener cuidado donde se queman las basuras; todo eso es parte de la alianza con Dios”. En esto, llegó a un punto muy preciso, “en El Salvador tenemos la tasa de población más densa”, y por tanto el riesgo a base de la vulnerabilidad ecológica es especialmente tajante. (Homilía del 11 de marzo de 1979.) Esta predicación profética de Mons. Romero ha sido confirmada por recientes estudios que “dejaron al descubierto la enorme vulnerabilidad que existe en El Salvador”. Juan José Dalton, "El Salvador, vulnerable al desastre", EL PAIS, 12 de noviembre del 2009.

El mismo año que Mons. Romero planteó estas ponencias, el Caribe y América Central fueron azotadas por el huracán David en septiembre de 1979. Lamentando las perdidas en El Salvador por esa tragedia, Mons. Romero pronunció que, “El huracán tuvo entre nosotros consecuencias muy trágicas”, y en su sentido de historiador, hizo un fiel resumen de ellas. Y después de hacerlo, dijo categóricamente: “Todas esas víctimas, hermanos, no sólo son del temporal, sino que lo triste es que es una situación que delata nuestra manera pobre de vivir”. (Hom. 9 de sept. de 1979.) Esta última observación ponía punto final a lo que había dicho aquel primer domingo de Cuaresma de ese año: “Todos somos causantes del mal que está sufriendo el país. Sólo queremos echar las culpas a otros y no nos miramos [a sí mismos]”.

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Post Datum: El domingo 23 de octubre, el obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez recogió el tema de la vulnerabilidad del país, señalando que El Salvador “debe luchar contra la vulnerabilidad económica reflejada en la pobreza inmerecida, la vulnerabilidad social caracterizada por la injusticia social y la vulnerabilidad ecológica, de la cual gran culpa recae en la ambición desenfrenada que se enseña contra la creación de Dios”.  En un editorial, el P. José María Tojeira, estuvo de acuerdo en que, “la falta de prevención, el desprecio objetivo a la vida de los pobres, la marginación y exclusión en la que se les mantiene, ha sido el factor con mayor peso en el desastre”.  (Ver tambien esta nota excelente del bloguero Tim sobre el tema.)

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