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Wednesday, December 28, 2011

LOS SANTOS INOCENTES


Entre las celebraciones más coloridas de El Salvador figuran los festejos patronales en honor a los Santos Niños Inocentes del municipio de Antiguo Cuscatlán (fotos), que conmemora el pasaje bíblico en el que San Mateo narra la masacre de los niños inocentes por Herodes, para evitar el reinado de Jesús. Cuando Monseñor Romero presidió la celebración el 28 de diciembre de 1977 (oír audio), le quiso dar un toque de autenticidad a una tradición que data de la época colonial.

Mons. Romero comenzó recalcando la reseña histórica del relato de la masacre, señalando como el historiador judío Flavio Josefo, “nos cuenta que Herodes tenía un afán enfermizo de poder y tenía como sospecha de todo el mundo, por eso es que mató a algunos familiares suyos porque sospechaba que le querían quitar el poder; todo lo que era sombra contra su poder daba miedo, y así mandaba a eliminar”. (Ver también “Jesús, aproximación histórica” de José Antonio PAGOLA, en el que comenta que, “La memoria del comportamiento siniestro de Herodes hacia cualquiera que pudiera poner en peligro su poder está, sin duda detrás de la leyenda de la ‘masacre de los inocentes’ en Belén a manos de sus soldados”, edición en inglés, Editorial Convivium,  2011, pág. 34).

Después de direccionar la colorida tradición folclórica “para profundizar en el Evangelio”, Mons. Romero hace su proyección hacia la realidad no solamente del Israel de Flavio Josefo, sino también de El Salvador de 1977. Dando como un adelanto de lo que sería su “última homilía” del 23 de marzo de 1980, en la que declaró que “ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios”, en esta homilía navideña de 1977, Mons. Romero nos predica que, “Cuando un rey manda matar niños, matar gente, los soldados no tienen que obedecer. Es una orden cruel, inmoral, sanguinaria; sin embargo, las espadas serviles matan a los inocentes”. Las palabras de Mons. Romero como que eran también una profecía de las atrocidades que serían cometidas en lugares como El Mozote, donde 130 niños figuraban entre las víctimas de la horrorosa masacre, muchos de ellos matados a golpes y machetazos.

Pero, Mons. Romero, aquel exponente auténtico de la verdadera doctrina de la Iglesia, no podía dejar allí el tema, sino que lo adelantó un nivel más: “¡qué cruel Herodes! ¡qué crueles sus soldados!, pero sabemos que hoy mueren mucho más que aquel pequeño grupo de niños de Belén”, dijo desplazándose hacia otro tema. Mons. Romero comparó la masacre de los Inocentes a la matanza moderna de niños a través del aborto: “el pecado de Herodes se repite hoy también en esos campos donde se prostituye la facultad que Dios ha dado al hombre y a la mujer para engendrar hijos; no para el placer, no para usar de la carne, no como Herodes solamente por el egoísmo; es el rey y los demás le importan nada, aunque sean los propios hijos”. (Ver también PAGOLA, Op. Cit., “Se dice que Augusto, una vez bromeó diciendo que él mejor preferiría ser el cerdo [‘jus’] de Herodes que su hijo [‘juyos’]”.)  “El pecado del aborto es el pecado de Herodes”, advierte Monseñor.

Mons. Romero termina con un motivo alentador, diciendo que de la misma manera que Jesús evadió las intrigas de Herodes, cuando este pretendía frenar su llegada desde niño, “el proyecto de Dios tiene que realizarse a pesar de los estorbos de los hombres, o mejor dicho, valiéndose de los mismos crímenes de los hombres que Dios ocupa también como instrumentos para hacerse sentir en el mundo ... Cristo triunfará”.

Homiliarium

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