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Monday, May 22, 2017

“Le dedico este nombramiento a monseñor Romero”


AÑO JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
 

 
El cardenal designado visita la Tumba del Beato Romero después de su nombramiento.
Recuadro: con el mártir en vida.


#BeatoRomero #Beatificación

Roque Dalton, el poeta salvadoreño más insigne de la historia moderna de su país, tiene un poema llamado “El turno del ofendido”, que celebra la eventual reivindicación de alguien que ha sido burdamente ignorado por mucho tiempo: “Habéis despreciado mi amor/os reísteis de su pequeño regalo ruboroso/sin querer entender los laberintos/de mi ternura”.  Para mí, nada explica el nombramiento de Mons. Gregorio Rosa Chávez como cardenal, que el deseo del Papa Francisco de corregir un tremendo error histórico—el haber pasado por alto al “discípulo de Mons. Romero” para un nombramiento al arzobispado y el resultante aislamiento que Rosa Chávez ha sufrido en la sociedad salvadoreña a raíz de la impresión de que la misma iglesia lo había despreciado.

No nos equivoquemos: Rosa Chávez se merece el galardón—es por eso precisamente que el hecho que no se había dado, ha sido un gran descuido.  Como ahora lo saben todos, Rosa Chávez fue elegido por el Beato Óscar Romero como uno de sus más cercanos colaboradores; de hecho, Rosa Chávez asesoró a Mons. Romero en el campo de las comunicaciones.  Después, fue el mismo papa San Juan Pablo II quien hizo de Rosa Chávez el obispo más joven del continente.  Fue a Rosa Chávez que el pontífice polaco confió su considerada opinión de que Mons. Romero era “un mártir”.  Después, Rosa Chávez se convirtió en la mano derecha de Mons. Arturo Rivera y Damas, el sucesor de Romero, en riesgosas negociaciones por la paz durante el conflicto salvadoreño, convirtiéndose en una figura de proyección internacional.

Sin embargo, Rosa Chávez fue sobre-saltado, no solo una, ni dos, sino tres veces en los nombramientos de arzobispos de San Salvador.  Rosa Chávez no solamente ha sido obispo por más tiempo que los demás integrantes de la conferencia episcopal salvadoreña, sino que también es más antiguo en el obispado que todos los obispos eméritos del país (va a tener 35 años de ser obispo este julio).  Durante este periodo, ha mantenido una postura leal a la Iglesia y a los arzobispos a quien le ha tocado servir.  Su labor a favor de la Iglesia ha incluido en la administración de Caritas (de cual es líder a nivel nacional y continental), en su parroquia donde ha desarrollado novedosos conceptos para la reintegración de los miembros de las pandillas a la sociedad, y—por supuesto—en su infatigable trabajo de promover la causa y conservar el legado de su mentor, Mons. Romero.

El cuidado del Papa Francisco por semejantes desprecios históricos, ya había quedado en evidencia desde que el pontífice reconoció el trato injusto al que fue sometido Mons. Romero.  Una vez muerto”, dijo el pontífice durante una audiencia, “yo era sacerdote joven y fui testigo de eso; fue difamado, calumniado, ensuciado … incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en el episcopado”.  El papa se declaró conmovido por tal ejemplo: “Eso a mí me da fuerza”.  Puede ser que el papa vea en el obispo auxiliar una versión en miniatura del martirio de Romero.  De hecho, el Papa Bergoglio talvez pueda tener una sensibilidad por tales casos debido a su propia trayectoria eclesial.  Se sabe que después de haber sido provincial jesuita de su país, surgieron tensiones entre su orden que lo llevaron a un “exilio” en Córdoba, en el interior del país.  Fue un episodio que el futuro papa consideró un tiempo de humildad y humillación, antes de ser nombrado obispo y “rehabilitado” adentro de la Iglesia.

Es por eso que algunas lecturas del nombramiento Rosa Chávez que infieren una bofetada en la cara a Mons. José Luis Escobar Alas, al nombrar a su “auxiliar” cardenal y no a él, me parecen esquivar el blanco.  ¡Todo lo contrario!  En primer lugar, según lo ya establecido, Rosa Chávez, obispo desde 1982, precede a Mons. Escobar, que fue nombrado obispo en el 2002 (arzobispo desde el 2009).  En segundo lugar, al anunciar a  Rosa Chávez, el Pontífice resaltó su calidad de “obispo titular” de una sede honorífica (Mullis).  De esta manera, no estaba faltando el respeto a Mons. Escobar al nombrar su “auxiliar”, sino que estaba tomando en cuenta en su calidad más o menos equivalente como un obispo plenoaunque “titular” (y aunque el título solo sea una ficción protocolar).  Finalmente, hay que tener en cuenta el concepto del poder que tiene el pontífice.  En una homilía pronunciada exactamente cuatro años antes del nombramiento de Rosa Chávez, el Papa Bergoglio comentaba, “Cuando a una persona se le da un cargo que según los ojos del mundo es un cargo superior, se dice: ‘¡Ah! A esta mujer la han ascendido a presidenta de esta asociación y este hombre ha sido promovido...’ Este verbo: promover: si es un verbo bello, se debe usar en la Iglesia. Sí: este ha sido promovido a la cruz, en la humillación. Esta es la verdadera promoción, la que ‘se parece más’ a Jesús”.

Según la lógica del Papa Francisco, Mons. Gregorio Rosa Chávez ha sido promovido, pero no solo por la decisión anunciada este fin de semana, sino en la trayectoria que ha recorrido para llegar a esa meta.

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