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Thursday, December 18, 2014

Rome[r]o y Julieta




En notas anteriores, hemos visto cómo la historia de Sócrates en la Grecia antigua y The Matrix en un futuro imaginario de Hollywood nos proporcionan paralelismos para comprender los argumentos de que Mons. Óscar A. Romero fue asesinado por odio a la fe cristiana. En esta ocasión, utilizamos a “Romeo y Julieta” de William Shakespeare (1597) para explicar otro aspecto de la causa del martirio de Romero, que es más fácil de entender que los dos primeros, pero aún se enriquece de la comparación literaria.
La iglesia salvadoreña ha postulado que Romero demostró un amor para los pobres inspirado desde el Evangelio, pero su amor puro y santo fue malinterpretado por la sociedad salvadoreña y rechazado violentamente. El argumento no es complicado, pero se ilustra dramáticamente en la obra maestra de Shakespeare. En “Romeo y Julieta,” dos jóvenes se enamoran. Su amor es puro e inocente, pero porque vienen de dos familias rivales, recibe una recepción muy hostil. Los elementos rudimentarios estaban presentes en El Salvador en la época de Romero, un país polarizado entre insurgentes radicales izquierdistas y militares ultraderechistas que defendían el status quo. Mons. Romero hizo una evangélica “opción preferencial por los pobres”, pero su acto de amor fue interpretado como una elección política por ambos bandos.
Dos familias rivales”, en la “hermosa Verona” del drama de Shakespeare, “por sus antiguos rencores brotan nuevos motines, y sangre civil inculpa manos civiles”. (Prólogo 1-4). El “rencor antiguo” en El Salvador era un malestar social que databa al menos ya a la década de 1920, cuando un mayor descontento contra la amplia desigualdad social entre los terratenientes y los campesinos llevó a un levantamiento armado y a una posterior masacre en 1932, en la que 10.000 a 40.000 campesinos fueron asesinados por el ejército. “Nos hemos polarizado”, Mons. Romero amonestó a sus compatriotas en 1980. “Cada uno de nosotros está polarizado, se ha puesto en un polo de ideas intransigentes, incapaces de reconciliación, odiamos a muerte”. Tal ambiente es tóxico para el amor incontaminado.
La naturaleza sana e irreprochable del amor de Romeo y de Julieta viene señalada por los términos religiosos con que Shakespeare hace que los jóvenes amantes describan su cortejo (palabras tales como “santuario”, “peregrino” y “santo” se repiten en el acto I, escena 5). Mons. Romero describió lo que motivó su acción pastoral cuando habló del padre Rutilio Grande, el primer sacerdote asesinado en El Salvador en el arzobispado de Mons. Romero. Llamó la motivación del p. Grande “amor verdadero”, y habló sobre el p. Grande con palabras que nosotros trasladamos a Mons. Romero: “Un sacerdote con sus campesinos, camino a su pueblo para identificarse con ellos, para vivir con ellos, no una inspiración revolucionaria, sino una inspiración de amor”. Romero señaló que “es significativo que mientras el Padre Grande caminaba para su pueblo, a llevar el mensaje de la misa y de la salvación, allí fue donde cayó acribillado”. Insistió en que la opción de la iglesia se basa en “una iluminación de fe que nos va conduciendo por caminos muy distintos de otras ideologías, que no son de la Iglesia, para sembrar lo que la Iglesia ofrece: Una motivación de amor”.
Una de las razones de que este “amor” fue rechazado en la sociedad altamente polarizada de El Salvador es que fue visto como traición por las clases poderosas que habían presupuesto que Romero estaría de su lado. En “Romeo y Julieta,” los Capuletos rechazan a su hija porque se niega a cumplir con las expectativas de ellos acerca de con quién debe casarse (acto III, Esc. 5). En El Salvador, Mons. Romero no actuó conforme a las expectativas de muchos que habían apoyado su candidatura para arzobispo, de ponerse de parte de la clase gobernante y no criticar al gobierno, y esto fue visto como una traición. Pero Romero hizo su opción por los pobres porque reconoció que era el camino hacia Cristo: “en este acercarse al pobre, descubrimos el verdadero rostro del siervo sufriente de Yahvé”.
La obra de Shakespeare, como el asesinato de Romero, muestra cómo el amor provoca el odio de una sociedad hundida en la enemistad. En la comparación final, al igual que las muertes de Romeo y de Julieta reconciliaron a las familias rivales en la tragedia de Shakespeare, el martirio y la canonización de Mons. Romero contribuirán enormemente a reconciliar la familia salvadoreña.

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