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Friday, November 13, 2015

¿El próximo Romero?


 
BEATIFICACIÓN DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015
 

 
El Arzobispo de San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas; el Obispo Auxiliar Gregorio Rosa Chávez; Obispo de Santiago de Maria Rodrigo Orlando Cabrera Cuéllar; Obispo de Zacatecoluca Elías Samuel Bolaños Avelar.



Hace dos semanas, el Papa Francisco retó a los obispos salvadoreños a ser una iglesia en salida, como ha dicho en tantas ocasiones, y poner a Mons. Romero y sus valores a trabajar para el beneficio de su pueblo.  “El mártir”, les dijo Francisco, “no es alguien que quedó relegado en el pasado, una bonita imagen que engalana nuestros templos y que recordamos con cierta nostalgia”.  El papa recordó que El Salvador “tiene aún por delante una serie de difíciles tareas” y necesita “la promoción y el desarrollo de una nación en busca de la verdadera justicia, la auténtica paz y la reconciliación de los corazones”. Y Mons. Romero, dijo el papa, es “un estímulo y una obra renovada de la proclamación del Evangelio de Jesucristo” en su país.
El mensaje del papa fue inconfundible para los que han sabido escucharlo.  El sacerdote salvadoreño Leopoldo Sosa, que estuvo presente en la audiencia, no duda de su significado.  Meditando las palabras del papa, Sosa reconoce que “para nosotros en El Salvador, para todos los presbíteros y para los señores obispos esto se convierte en un reto.  El Señor nos está haciendo un llamado especial a nosotros”, dice Sosa.  Realmente, no nos quedemos poniendo a Romero en los altares, sino que nosotros lo imitemos y seamos para la gente lo que Romero fue para la gente: identificarse con el pobre, defender la causa del pobre, vivir al estilo de Jesús en medio del pueblo.  Es lo que el papa nos está diciendo: pastores con olor a oveja”.  Sosa finaliza con un rotundo reconocimiento: “Nuestro pueblo se está desangrando en la violencia, en la inseguridad, en el problema de las pandillas, de las maras, y yo creo que nos hace falta ver esa figura, ese modelo, ese testimonio, esa esperanza”.  ¡Hace falta un Monseñor Romero!
Pero, ¿quién podría ser el Beato Romero de este momento?  Es solo una pregunta descarriada, pero ¡que pregunta!  En los gráficos que acompañan esta nota vemos los obispos cuyas diócesis llevan la carga de los homicidios causados por las maras, pero puede ser quizá no tan justo imponerles a ellos obligaciones desproporcionadas.  De todos modos, les floto la idea.  Espero desarrollar el tema en notas futuras, ojalá que con aportes de ustedes los lectores, a quien les dejo esas preguntas pendientes, y agrego las siguientes: (1) Dios nos ha dado la beatificación de Mons. Romero. Ahora, ¿qué hacemos con ella? (2) ¿Cómo se puede aplicar las enseñanzas del Beato Romero a estas circunstancias? (3) ¿Cómo se debe observar el Año Jubilar de la Misericordia que ha proclamado el papa para que responda a las alegrías y esperanzas del santo pueblo de Dios que peregrina en El Salvador?  ¡Orad!  ¡Decid!
Mapas indicando que las diócesis de San Salvador, Santiago de María y Zacatecoluca ven la mayor cantidad de homicidios. (CEDES, EL FARO.)

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