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Monday, August 15, 2016

Iglesia Salvadoreña aprueba “Coronilla Beato Romero”



BEATIFICACIÓN DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015


La Arquidiócesis de San Salvador ha autorizado mi “Coronilla del Beato Óscar A. Romero”, la cual será entregada a los fieles durante la solemne Misa de inicio del Año Jubilar por el Centenario del Natalicio del Beato el lunes 15 de Agosto en la Catedral Metropolitana de San Salvador.  La Coronilla es una variación del Santo Rosario con los acostumbrados “misterios” sustituidos por cinco episodios de la vida del mártir:

·         La celebración de su primera misa solemne en 1944
·         Su convocación de la “Misa Única” para el funeral del P. Rutilio Grande en 1977
·         La recuperación de la parroquia de Grande después de una ocupación militar en 1977
·         La invitación de Romero a la Hora Santa en la Capilla del Hospitalito de la Divina Providencia
·         La última misa de Romero el 24 de marzo de 1980 que fue la ocasión de su martirio
(Descargar.) Cada una de estas estampas de la vida de Romero es un episodio eucarístico y traza la vida de Romero, incluso su denuncia profética, a través de su devoción eucarística.  Tuve la inspiración de elaborar la Coronilla para el cumpleaños de Romero en el 2005, y recibí el aval de la Iglesia este año, cuando el 28 de julio, en la memoria litúrgica de SS. Nazario y Celso, mártires del IV siglo, Mons. Rafael Urrutia, canciller de la Arquidiócesis de San Salvador, dio el “nihil obstat” y S.E. Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador, concedió el “imprimatur” para la Coronilla.
La producción del elegante panfleto que constituye la primera edición impresa de la Coronilla estuvo a cargo de Cultura Romeriana, con la dirección artística de Paulita Pike y el diseño de Caro Jaime.  Fue reproducida en las impresoras del Grupo Dutriz por el generoso patrocinio del Arzobispado de San Salvador.  Paulita llevó el panfleto a Ciudad Barrios, tierra natal del Beato, dejando copias con el párroco de la iglesia local y al Nuncio Apostólico para El Salvador.
El objetivo espiritual de la Coronilla es de ayudar al creyente a encontrar al Beato Romero en el plano espiritual en el cual Romero se movía para comprender su mensaje en el contexto en que él lo planteó.  Benedicto XVI resumió ese contexto cuando habló de una de las ideas centrales del Concilio Vaticano II: después de encontrar a Jesús en la Eucaristía “vamos al mundo … y es el encuentro con el Resucitado, que renueva la Creación; su verdadero objetivo es crear un mundo que sea respuesta al amor de Dios” (Último Discurso al Clero de Roma, 14 de febrero 2013).  El Beato Romero no va al mundo como un político, sino como “Testigo heroico del Reino de Dios, Reino de justicia, fraternidad y paz” (Decreto de Beatificación, Mayo 2015).  El encuentro con el Resucitado despierta al Beato Romero a “la dimensión política de la fe” (Discurso en Lovaina, 2 de febrero de 1980) inspirada desde la Eucaristía; es por eso que resulta tan significativo que su martirio se da durante su celebración.
Cuando el Beato Romero se hace intermediario entre el reino y el mundo, asume una aparente dualidad—bajo cual logra “beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo, con una sola mano consagrada al servicio”, en las inmortales palabras de Dom Pedro Casaldáliga (“San Romero de América, Pastor y Mártir nuestro”).  Los insensatos vieron estas cualidades como contradicciones irreconciliables y confundieron su “opción evangélica” por una opción política partidaria (Card. Amato, Homilía de Beatificación).  La Coronilla nos ayuda a recuperar la mission santificadora de Romero en la historia.
En este sentido, su primera Misa Solemne, celebrada en su tierra natal en 1944, ofrecida por la protección del papa, se convierte en la primera afirmación de su lema “Sentir con la Iglesia”, que conjura su adhesión incondicional a la Iglesia y sus pastores.
Su decisión de convocar la “Misa Única” para inculcar el valor de una Misa después del martirio del P. Grande, pone en evidencia su profundo reconocimiento que la Misa es el portal por excelencia entre el Reino y el mundo.
Cuando entra a Aguilares a retomar la Iglesia ocupada, rescatar las hostias profanadas, y dignificar al pueblo ofendido, está insistiendo explícitamente en la dignidad del hombre como consecuencia directa de la sacralidad de la Eucaristía.
Al llamar a la Adoración Eucarística al mismo tiempo que nos invita a visitar a los enfermos, alcanza textualmente la vinculación entre el encuentro con el Señor y el encuentro con el prójimo que el Papa Benedicto (y el Papa Francisco) nos dice que el Concilio nos insta a honrar.
Finalmente, todo esto se concretiza en la última Misa del Beato Romero, en cual él mismo se convierte en “sacrificio y celebrante” (González Huguet, Himno a Mons. Romero), y fusiona los conceptos de sacramento y servicio.  “Su sangre se mezcló con la sangre redentora de Cristo” (Card. Amato, Homilía de Beatificación).
En esta Coronilla, al trazar los momentos eucarísticos más profundos del ministerio público del Beato Romero, reconocemos lo que reconoció su cercano colaborador Mons. Ricardo Urioste (Q.D.D.G.): “A este hombre hay que seguirlo porque él está siguiendo a Dios”.

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