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Monday, October 29, 2018

De la santidad de Monseñor Romero


#SanÓscarRomero #Beatificación
La santidad de Mons. Óscar A. Romero es un don para la Iglesia, para su país El Salvador, para América, y para todo el mundo.
Según la Fórmula de Canonización, todo santo promueve la “exaltación de la fe católica y crecimiento de la vida cristiana”.  Para la Iglesia, San Óscar Arnulfo Romero es el primero entre los Nuevos Mártires. Él es el primer mártir canonizado de la era posconciliar; el primer “mártir del concilio”.  Ayuda a la Iglesia a dimensionar los contornos del martirio en el tercer milenio, pero al mismo tiempo es un obispo santo, con todos los dotes de un santo tradicional: piedad sin reproche, caridad y fe y las otras virtudes, un verdadero exponente de la antigua fe en el mundo nuevo, hombre de oración, adoración eucarística, Rosario diario, y mortificación disciplinaria.  En las palabras del Cardenal Amato durante la beatificación,
Amaba a Jesús, lo adoraba en la Eucaristía, veneraba la Santísima Virgen María, amaba a la Iglesia, amaba al Papa, amaba a su pueblo ...  Romero, de hecho, era como Abraham, un hombre de fe profunda y de esperanza inquebrantable.
Para El Salvador, San Romero es un hombre bueno en un tiempo malo, un santo que opera en medio del conflicto y la corrupción y señala a sus compatriotas un sendero de decencia en medio de la indecencia.  Cuando El Salvador pierde la fe y abandona su catolicismo, Romero se compromete con todo en favor de la fe y la moralidad que ella implica.  Romero exhorta a su país a descubrir de nuevo el significado de su nombre preciosísimo, “El Salvador”; el simbolismo de su fiesta patronal, La Transfiguración; y su papel actual en la historia de la salvación. En las palabras de Mons. Vincenzo Paglia después de la beatificación,
El lema de Mons. Romero “Sentir con la Iglesia”, podríamos traducirlo para nosotros a “Sentir con Romero”.  Si sentimos con Romero, hermanos y hermanas, El Salvador y el mundo cambiarán.
Para el continente americano, Romero presenta un nuevo referente de santidad, cuando el olvido amenaza arrasar con los referentes antiguos, el arzobispo mártir pone en vigencia aspectos de ellos; la americanidad de Santa Rosa de Lima, y la trascendencia social de San Martín de Porres.  Como dice el poema de Don Pedro Casaldáliga, el testimonio de San Romero crea “vida nueva/en nuestra vieja Iglesia”.  Continua el obispo poeta:
América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini
en la espuma-aureola de sus mares,
en el retablo antiguo de los Andes alertos,
en el dosel airado de todas sus florestas,
en la canción de todos sus caminos,
en el calvario nuevo de todas sus prisiones,
de todas sus trincheras,
de todos sus altares... 

Para el mundo, San Óscar Romero le recuerda que la religión, en su mejor iteración, no es un sentimentalismo inútil, ni tampoco una superstición peligrosa, sino que un aporte esencial para concientizar a un mundo que vira hacia el precipicio del relativismo.  Igual que Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr., Mons. Romero nos recuerda que una sociedad que hace de lado a Dios para endiosar el poder peligra de perder todo rasgo de humanidad/humanismo, y necesita escuchar una voz anclada en la espiritualidad tradicional de esta civilización para salvarla del abismo. Como bien dijo el Papa Francisco después de la beatificación:
La fe en Jesucristo, cuando se entiende bien y se asume hasta sus últimas consecuencias, genera comunidades artífices de paz y de solidaridad ... Monseñor Romero nos invita a la cordura y a la reflexión, al respeto a la vida y a la concordia.
En fin, San Óscar Arnulfo Romero, es un santo especial.  Comprender su importancia para nuestros tiempos nos ayudará a navegar el tramo que nos toca vivir en la historia del cristianismo.

Sancte Ansgarium Arnolfum Romero Galdamez, Ora Pro Nobis!

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