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Tuesday, December 05, 2017

Tocar la carne de Cristo


AÑO JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:

#BeatoRomero #Beatificación
El Beato Óscar Romero consolando a una víctima de represión se convierte en la última foto en nuestra serie sobre Romero en imágenes para el Año Jubilar Romero declarado por la Iglesia por el centenario del mártir salvadoreño.  El cuadro proviene de una captura de imagen de un reportaje realizado por la televisión suiza, cuando Mons. Romero platicaba con Ignacio Cruz, quien había sido herido de bala desde un helicóptero después que una manifestación de campesinos fue disuelta.  La escena tuvo lugar el 9 de septiembre de 1979 en el cantón Las Araditas cerca de Aguilares, según ha constatado el P. Octavio Cruz a Súper Martyrio.
En la imagen, Romero escucha la versión del campesino sobre su victimización a manos del ejército salvadoreño, mientras este era atendido en la clínica de la Parroquia de Aguilares.  El hombre muestra sus lesiones vendadas, en su pecho, espalda y pierna, según se aprecia en el video.  En su homilía de ese día, Romero había descrito Aguilares como “una comunidad donde el martirio está haciendo sus selecciones dolorosas, pero gloriosas.”  Nueve días antes, se había asesinado un catequista, Jesús Jiménez, y Romero fue al lugar a homenajearlo como alguien “quien se entregó aun sabiendo que corría el peligro que le llegó”.
En un video de la UCA, el lugareño Juan Garcia recordó la visita: Mons. Romero “dio una amplia homilía debajo de un palo de conacaste donde dijo—porque mucha gente lo llamaba pastor—nos dice Monseñor Romero ‘miren yo no soy todavía pastor, el pastor son ustedes porque ustedes son los que me están guiando’.
La imagen de Mons. Romero con don “Nacho” me hizo pensar en el símbolo de la Jornada Mundial de los Pobres que obedeciendo el deseo del Papa Francisco la Iglesia celebró por primera vez el pasado 19 de noviembre.  En el símbolo de la nueva conmemoración, una persona en un puesto elevado le extiende la mano a otra persona en un puesto inferior, ‘invitando al pobre a entrar y no quedarse en la puerta’.  La imagen también concuerda con el mensaje que el Pontífice emitió para la fecha, según cual, “estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad”.
La solitud por los pobres de Mons. Romero no se limitaba a hacer declaraciones y exhortaciones frías e impersonales, sino que salía al encuentro los pobres, y sabía acercarse a su situación y su estación en la vida, paraprestando otra vez, las palabras del Papa Francisco‘tocar la carne de Cristo’. “La pobreza, para nosotros cristianos”, dice el Papa, “no es una categoría sociológica o filosófica y cultural: no; es una categoría teologal. Diría, tal vez la primera categoría, porque aquel Dios, el Hijo de Dios, se abajó, se hizo pobre para caminar con nosotros”. Y por ende, “una Iglesia pobre para los pobres empieza con ir hacia la carne de Cristo. Si vamos hacia la carne de Cristo, comenzamos a entender algo, a entender qué es esta pobreza, la pobreza del Señor. Y esto no es fácil”.
Eso fue el ejemplo de Mons. Romero que esta imagen capta con tanto poder.  Romero se acercó a la carne de Cristo: La Iglesia—dice—“siente que en cada hombre hay una imagen de su Creador y que todo aquel que la atropella ofende a Dios.  Ella siente que han sido también escupidas en su cara, latigadas en sus espaldas, cruz en su pasión, todo lo que han sufrido los hombres aunque no tengan fe, pero han sufrido como imágenes de Dios. No hay dicotomía entre la imagen de Dios y el hombre. El que tortura un hombre, el que ha ofendido a un hombre, atropellado a un hombre, ha ofendido la imagen de Dios, y la Iglesia siente que es suya esa cruz, ese martirio”.  (Homilía del 31 de diciembre de 1977.)
Seguramente don “Nacho” nunca había atraído la atención de ningún arzobispo, hasta que un 9 de septiembre de 1977 el Beato Óscar Romero llegó a Las Araditas y se detuvo a escuchar su historia, dejándonos un ejemplo viviente de cómo acercarnos a la carne de Cristo en los pobres.

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