Pages

Monday, September 26, 2011

¿QUIÉN MATÓ A MONS. ROMERO?


Tanto la información generada por informes históricos como aquella revelada por investigaciones periodísticas más recientes revela el esquema del complot para asesinar a Mons. Romero. El mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido ARENA, y Mario Molina, hijo de una familia del partido PCN (ambos de derecha), impulsaron el operativo, con personal del equipo de seguridad de D’Aubuisson, incluyendo al organizador, el capitán Álvaro Saravia (equipo D’Aubuisson) y al tirador, el subsargento Marino Samayoa Acosta (equipo Molina). Pero todos estos detalles nos remontan a la sencilla pregunta: ¿Quién mató a Mons. Romero?

Según información aportada a los medios, estos personajes ya conocidos solo representan el frontispicio de la confabulación secreta para exterminar a la máxima voz de denuncia en la era de las dictaduras militares en que personajes como el mayor D’Aubuisson, el subsargento Samayoa, el capitán Saravia, y el coronel Arturo Armando Molina eran los centinelas de un grupo de poder dispuesto a defender su privilegio a toda costa. El periódico L.A. Times publicó declaraciones que han sido poco publicitadas, pero que merecen mayor escrutinio ante las más recientes revelaciones, por un ex miembro del equipo de seguridad de D’Aubuisson. Según este auxiliar anónimo de D’Aubuisson, el ex líder de los escuadrones de la muerte habría recibido las ordenes de ultimar a Mons. Romero desde “los sectores económicos más poderosos del país”. (A. Renderos, El Salvador reconoce asesinato de Mons. Romero por primera vez, L.A. TIMES, 24 de marzo del 2010.)

De acuerdo a ese informe, D’Aubuisson “recibía, casi a diario, desde las elites financieras, una lista de personas que querían que fueran eliminadas”, y “el mayor siempre estudiaba la lista detenidamente antes de dar la orden de ejecutar”. Esto no quiere restarle responsabilidad o importancia al papel protagónico que jugó D’Aubuisson en el complot, ya que según la fuente D’Aubuisson hizo el análisis final: “El mayor estaba claro que asesinar a Romero tendría un alto costo político”, y no obstante, optó por dar la orden de asesinar. Pero la fuente anónima insistió en que la conspiración alcanzó a los más altos niveles del poder económico del país: “Estos son los grandes capitalistas que hoy viven de sus riquezas como si no tuvieran las manos manchadas de sangre”.

La participación de un grupo de personas extenso en la miserable conspiración puede explicar la falta de voluntad en las cúpulas del poder por hacer una investigación en un caso de interés universal, y todas las trampas y obstáculos que se han puesto ante cada esfuerzo de llevar a la justicia. Como también le presta profundidad a la frase que TIME Magazine atribuye a Mons. Romero en el instante de su muerte: “Que Dios tenga misericordia de los asesinos”. (Asesinato en el altar, TIME, 7 de abril de 1980.)

Tuesday, September 20, 2011

HOLY WHODUNNIT
As cited in Tim's El Salvador Blog


In which we ask: If a martyr is killed, does the killers actual identity matter for the purpose of raising the martyr to the honor of the altars? It matters in the case of Óscar Romero, according to Bishop Gregorio Rosa Chávez, a Salvadoran cleric familiar with Archbishop Romero’s beatification process. “When we were starting the process,” Bishop Rosa says, the Vatican “asked us three questions: who killed him, why, and the context in which he served as Archbishop of San Salvador.” He adds, “Who killed him was the only question we were unable to answer,” at the time. (G. Fajardo and F. Valencia, Msgr. Rosa Chávez asks Romero shooter to contribute to the truth, CO LATINO, September 17, 2011—in Spanish.)

New information published in El Salvador in the last days would answer that question, purporting to establish that National Guard Deputy Sargeant Marino Samayoa Acosta was the shadowy figure who pulled the trigger on that fateful evening of March 24, 1980, having been selected for the job by a man named Mario Molina, who was the son of Arturo Armando Molina, a Salvadoran army colonel who assumed the presidency under widespread allegations of fraud. The new information appears to complete the factual findings in Saravia v. Doe, a 2004 U.S. federal case in which Capt. Álvaro Saravia was found liable, in absentia, for his “role in coordinating and planning the assassination of Archbishop Romero,” and in a U.N. Truth Commission Report which found that, “Former Major Roberto D’Aubuisson gave the order to assassinate the Archbishop and gave precise instructions to members of his security service (including Saravia), acting as a ‘death squad’, to organize and supervise the assassination.”

But, why does the killer’s identity matter for purposes of canonization? The canon law requirements to establish a martyrdom can be boiled down to three elements: (1) a cruel or violent death; (2) that the victim freely accepted; (3) imposed out of hatred of the faith («odium fidei, uti fertur»). WOESTMAN, Canonization: Theology, History, Process 143 (St. Paul University, 2002). In the Romero case, the first two points are undisputed and the sticking point is «odium fidei», which happens to be the most important element. To some observers, the Romero assassination is factually indistinguishable from an ordinary political assassination, and church leaders complain that the lionization in some quarters of Archbishop Romero as a purely political hero does nothing to dispel that impression.

The Church recognizes that “the cultural contexts of martyrdom and the strategies” of the persecutors in modern times “seldom explicitly show their aversion to the Christian faith … but simulate different reasons, for example, of a political or social nature,” for their killings. (Pope Benedict XVI to the Congregation for the Causes of Saints.) Nevertheless, it is still “necessary” to prove the element of «odium», “directly or indirectly but always in a morally certain way.” (Id.) The killer’s identity might help establish the existence of this «odium», since the question nowadays almost invariably turns on expert studies of the circumstances of the martyrdom. WOESTMAN, supra, 58. Presumably, the existence of hard, established facts would enable the experts to pin their hypotheses on solid foundations so that their conclusions are reliable and withstand scrutiny as well as the test of time. And this explains Bishop Rosa’s invitation to Romero’s killer to approach the Church and provide details of the plot. “I encourage this friend, this brother, that we should try to reach the end, for the good of his conscience. He needs to be at peace with himself and with God, and at peace with the nation,” he said.

The Church has forgiven all, but the truth we cannot do without.”

Thursday, September 15, 2011

MONS. ROMERO y JOSÉ MATÍAS DELGADO

El Presbítero y Doctor José Matías Delgado es conocido como el más venerado de de los próceres de El Salvador, declarado “Benemérito de la Patria” por la Asamblea, y la Orden Nacional José Matías Delgado es la condecoración más destacada que sea otorgada por la República de El Salvador. El sacerdote Delgado, quien vivió entre 1767 y 1832, se destacó como un líder nacional en los días de la independencia, en un sentido impresionantemente similar al cual Mons. Romero fue un clérigo destacado en los tiempos del conflicto armado de la historia reciente de El Salvador, y que es ahora reconocido como “el salvadoreño más universal”. Todo esto lleva a un comentador a preguntar (sobre Delgado, y nosotros extendemos la pregunta al caso Mons. Romero)—“¿Por qué un cura, no un general, está en la cumbre de tantas menciones nacionales?” (Roberto Turcios, Delgado, EL FARO, 29 de mayo de 2011.)

Las similitudes entre los dos personajes encajan desde el hecho de que los dos son hombres de la Iglesia quienes se prestan en su momento a las necesidades de la historia del pueblo y al hacerlo rompen esquemas, asumiendo un rol similar al de los grandes liberadores nacionales. Pero después de las similitudes vienen las diferencias, y la más importante de estas es que, José Matías Delgado abiertamente aceptó posiciones políticas en el gobierno de su república rebelde, y agitó como un líder en un movimiento netamente político (firmó el Acta de la Independencia y fungió como intendente de San Salvador y presidente del Congreso Nacional, entre otras), mientras que Mons. Romero, no obstante las acusaciones de sus detractores, se limitó a una actuación pastoral. “La Iglesia no puede identificarse con ningún partido político ni con ninguna organización de carácter político, social, cooperativo”, insistía. “La Iglesia no tiene sistemas, la Iglesia no tiene métodos, la Iglesia sólo tiene inspiración cristiana … yo no soy director de ninguna organización política. Yo no soy, ni mis sacerdotes deben de ser, líderes de estos grupos”. (Homilía del 16 de abril de 1978.) Mons. Romero no llegó al nivel de participación activa de José Matías Delgado y, así, evitó la reprimenda que dio el Papa a Ernesto Cardenal por su participación en el gobierno sandinista en contravención de las prohibiciones vaticanas.

Quizá más importante aún, José Matías Delgado trató de impulsar su ambición de ser obispo de San Salvador a través de sus conexiones políticas, e intentó superar la oposición del arzobispo de Guatemala por medio del derecho de patronato, o sea por el apoyo de las familias de poder locales. Fue solamente cuando el Papa le mandó una carta amenazando con declararlo cismático que el sacerdote Delgado abandonó su afán por llegar a ser el obispo encargado de San Salvador (que el siglo siguiente correspondería a Mons. Romero). Mons. Romero, por otra parte, predicaba que, “El verdadero obispo, el verdadero párroco, el Papa auténtico y único, es aquel que haya entrado por la puerta que es Cristo”. (Hom. 16 de abril de 1978, Ibid.) Para Mons. Romero, la piedra de toque para medir la autoridad de un clérigo era muy sencilla: “Si estoy en comunión con el obispo y ese obispo está en comunión con el Papa, no hay duda”. (Hom. 25 de noviembre de 1977.)

La última distinción entre Mons. Romero y José Matías Delgado es el alcance de la liberación que buscó cada uno de estos gigantes. “La historia de El Salvador, con sus próceres, con su política, con sus propias lacras, con sus propias cosas buenas”, predicaba Mons. Romero, “es donde Dios quiere encontrarse con los salvadoreños y salvarlos”. (Hom. 7 de agosto de 1977.) Pero, para Mons. Romero, la Independencia de los próceres, “el primer grito de independencia” era como “el primer grito de un dolor de parto, porque no acaba de parir la verdadera libertad”. (Hom. 5 de noviembre de 1978.) Los logros de la revolución “no llamaríamos independencia, pero sí que marca en la historia un punto de partida hacia una verdadera independencia”, consideraba Monseñor. (Hom. 17 de septiembre de 1978.) Quizá José Matías Delgado, enfrentado con España y México, pero también imponiendo el poder de los adinerados sobre los indígenas en sus encomiendas, no era el instrumento más apto, y dejaría esa Independencia necesitada de un segundo “Benemérito de la Patria”, que estuviera menos ligado con el poder material y más apegado a su función profética para perfeccionar la Independencia y Liberación.

Wednesday, September 14, 2011

ARCHBISHOP ROMERO'S KILLER IDENTIFIED


The news has traveled around the world.  IN ENGLISH:  “More than 30 years after the March 24, 1980 assassination of Archbishop Oscar Romero, new information has emerged about the identity of the shooter.  Diario Co Latino, through sources close to  d’ Aubisson’s circle, named National Guard Deputy Sargeant Marino Samayoa Acosta as the assassin.”  (Archbishop Romero’s Killer Finally Identified)

FRENCH: “L’Evêque auxiliaire de San Salvador, S. Exc. Mgr Gregorio Rosa Chávez, a confirmé à l’Agence Fides ce qu’il avait déclaré lors de la conférence de presse de dimanche dernier, 11 septembre, à propos de la récente publication de la part du quotidien « Diario CoLatino » du nom du meurtrier de S. Exc. Mgr Oscar Arnulfo Romero.”  (Déclaration de l’Evêque auxiliaire de San Salvador à propos de la mort de Mgr Romero)

ITALIAN: “L'assassino che lo uccise faceva parte della scomparsa Guardia Nazionale. Il suo nome è Marino Samayoa Acosta, è nato l'8 ottobre 1949. Il quotidiano spiega che il killer era membro del corpo di sicurezza del Presidente della Repubblica, il colonnello Arturo Armando Molina, e che sarebbe stato 'assoldato' direttamente dal figlio del Presidente, Mario Molina. La rivelazione ha subito fatto il giro del mondo.” (Individuato dopo 31 anni il killer di monsignor Oscar Romero)

GERMAN: “Neue Wende im Fall Oscar Arnulfo Romero? Laut Medienberichten steht mehr als drei Jahrzehnte nach dem Mord an dem Erzbischof von San Salvador die Identität des mutmaßlichen Täters fest. Der Tageszeitung „Colatino“ zufolge soll es sich dabei um einen ehemaligen Armeeangehörigen handeln. Marino Samayoa Acosta, damals Unteroffizier der Nationalgarde, habe Romero im Jahr 1980 während einer Messe mit einem Präzisionsgewehr erschossen.” (Identität des Mörders von Erzbischof Romero enthüllt)

DUTCH: “Dertig jaar na de moord op aartsbisschop Oscar Arnulfo Romero (1917-1980) is de naam van de moordenaar bekend. Volgens de Salvadoriaanse krant ‚Colatino’ werd de bekende Latijns-Amerikaanse aartsbisschop, die bekend stond als voorvechter van de mensenrechten en als tegenstander van de rechtse dictatuur, door een voormalige militair omgebracht.” (MOORDENAAR VAN AARTSBISSCHOP ROMERO IS BEKEND)

Sunday, September 11, 2011

PERIÓDICO SALVADOREÑO SEÑALA TIRADOR
EN CRIMEN MONS. ROMERO


El periódico salvadoreño DIARIO CO-LATINO ha publicado una nota investigativa en la que señala al subsargento de la extinta Guardia Nacional de ese país, Marino Samayoa Acosta, como el francotirador responsable del asesinato de Monseñor Óscar A. Romero el 24 de marzo de 1980. Según la nota, el francotirador fue sugerido por Mario Molina, hijo del Coronel Arturo Armando Molina, que fue presidente de la república entre 1972 y 1977. Este último dato concuerda con lo dicho por el capitán Álvaro Saravia en otra nota periodística publicada el año pasado.

Según la nota de CO-LATINO, el periódico recibió la información de “fuentes que estuvieron próximas a los círculos de[l Mayor Roberto] d’Aubuisson”, fundador del partido político ARENA, y el acusado de ser el autor intelectual del crimen. Aunque varios datos sobre el asesinato han sido revelados por investigaciones llevadas a cabo por entes internacionales incluyendo una Comisión de la Verdad de la ONU, la falta de una investigación penal judicial en El Salvador ha impedido el descubrimiento de algunos hechos principales, incluyendo la identidad del tirador que con un solo disparo certero acabara la vida del popular arzobispo. A través de los años, se han ventilado varias teorías sobre la identidad del pistolero, y el tiempo dirá si esta nueva hipótesis llega a ser aceptada.

Uno de los conspiradores, Amado Garay, había dado una descripción del tirador como un hombre joven, barbado, de entre 25 y 27 años, quien le reportaría a Saravia, “misión cumplida”. El hombre señalado por CO-LATINO nació el 8 de octubre de 1949 y por ende tendría 30 años de edad a la fecha del asesinato, y 61 años hoy día. (FOTO: pantalla partida de la descripción de Garay y la foto de Samayoa publicada en CO-LATINO—la nariz del dibujo ha sido truncada para encajar con la foto.) Del paradero de Samayoa, CO-LATINO en su nota no aporta mayor informe: “cuando aparece, le dan trabajos de guardaespaldas, trabajos que desempeña por corto tiempo, y luego desaparece”.

Friday, September 09, 2011

THE VIOLENCE OF LOVE


In Memoriam
Fr. Mychal Judge
And ALL the Victims of the Violence of September the 11th

There is no doubt that the executioner has conquered his victim. But the one who has conquered by the brute force of the sword has not understood the greatness of the one who was willing to give his life for a higher ideal. This is the true victory that overcomes the world.” (Oscar Romero, September 23, 1979 Sermon.)

Tuesday, September 06, 2011

PREMIADO REPORTAJE SOBRE MONS. ROMERO


El reportaje investigativo del periódico salvadoreño EL FARO del año pasado que reveló el paradero del capitán Álvaro Saravia, así como mayores detalles de su participación en el asesinato de Mons. Romero, quedó en segundo lugar para el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación, 2010-2011, que organiza el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) y Transparencia Internacional. De esta manera, el periodista Carlos Dada, de EL FARO, autor de “Así matamos a monseñor Romero”, puede reclamar un premio de $10,000.

El reportaje publicado el 22 de Marzo de 2010, reveló cómo se planeó y ejecutó uno de los crímenes políticos más impactantes de la historia de El Salvador a partir de las confesiones de uno de los perpetradores (Saravia). Se necesitó de una gran persistencia para ubicar y convencer al prófugo de la justicia, que había sido ya sentenciado por un tribunal estadounidense a pagar un monto millonario por su participación en el asesinato, para que confesara cómo se fraguó el crimen. “Para encontrar a Saravia hay que bajar al infierno”, reportaba el periodista Dada al describir el miserable escondrijo del otrora matón e imponente. Ahora, Saravia “vive en una pequeña casa de bahareque, con ventanas de madera sin vidrio y con apenas tres prendas de vestir colgadas de una pita que atraviesa el cuarto”, seguía el reportaje.

Irónicamente, Saravia se había convertido en uno de los hombres miserables y pobres a quienes Mons. Romero murió defendiendo. Dada citó a Saravia estas escalofriantes palabras: “¡La peor desgracia del mundo! ¡La pobreza! ¿Cómo no iba a ser guerrillero el hombre si estaba viendo que sus hijos se estaban muriendo de hambre?” Y procede Saravia a desempacar el rollo de revelaciones:
  • confirma que Roberto D´Aubuisson fue parte de la conspiración para asesinar a monseñor Romero
  • asevera que un hijo del ex presidente salvadoreño Arturo Armando Molina puso al tirador
  • pinta un retrato de una derecha salvadoreña de los años ochenta sumergida en tráfico de armas, de cocaína y de secuestros
La publicación del reportaje estremecedor en pleno trigésimo aniversario del asesinato conmovió a la sociedad salvadoreña. El sitio web de EL FARO se cayó por tres días por la sobreabundancia de visitas al sitio. El reportaje fue traducido al inglés y difundido por varios medios. Desgraciadamente, igual que la justicia salvadoreña el periodismo local ha ignorado casi totalmente el caso Mons. Romero, y en ese contexto “Así matamos a monseñor Romero” ha sido una obra magna, contundente y abrumadora. Ojala que el galardón esmere a otros a intentar un periodismo audaz en el futuro.