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Tuesday, February 03, 2015

Diez razones por que Romero importa



San Juan Pablo II ora ante su Tumba en 1983.

El anuncio de que el Papa Francisco ha aprovado un decreto que Mons. Óscar A. Romero es un mártir presenta un desafío para la Iglesia: ¿cómo explicar la trascendencia de un martirio ocurrido en el marco de la guerra civil de un pequeño país del Tercer Mundo durante la Guerra Fría, para los católicos del nuevo milenio? [La historia secreta de la Causa]
Romero no es solamente pertinente sino también urgente para nuestro tiempo. He aquí las diez razones porqué.
1.         Monseñor Romero representa fidelidad total al Evangelio y a la Iglesia.  Su lema fue “Sentir Con La Iglesia”, lo cual significó en primer lugar obediencia absoluta y sintonía con el Magisterio de la Iglesia universal.  Solo esa fidelidad pudo llevar a un obispo conservador y reservado a convertirse en “la voz de los sin voz” cuando sintió que eso requería su compromiso pastoral, aunque le costó la vida cumplir con esa misión.  Esto no significa que todo obispo tiene que enfocarse en lo social; pero sí en lo que su circunstancia le obligue.
2.         Monseñor Romero es “el primero de los Nuevos Mártires”.  Como bien señaló Benedicto XVI, el nuevo persecutor “trata de manifestar de modo menos explícito su aversión a la fe cristiana o a un comportamiento relacionado con las virtudes cristianas, pero simula diferentes razones, por ejemplo, de naturaleza política o social”.  Setenta de las 82 personas reconocidas mártires durante su pontificado murieron en medio de confusos trastornos sociales como la guerra civil española, la segunda guerra mundial y las represalias de regímenes comunistas autoritarios.  ¡Este es el rostro del martirio en el nuevo milenio y Romero, martirizado en el altar, su faz eminente!
3.         Monseñor Romero fue un modelo de santidad.  En su vida personal, Romero ejemplifica las prácticas devocionales y sana moralidad de un cristiano.  Su vida de oración provocó la admiración de sus colaboradores, y ni siquiera sus críticos pudieron negar su espiritualidad.  Igual que San Basilio, quien residía en un instituto para hospedar a los pobres, Romero vivió en un simple cuarto dentro de los confines de un hospicio para pacientes moribundos de cáncer, lo que le prestó credibilidad para interpelar la sociedad a una mayor identificación con los pobres.
4.         Monseñor Romero es un artesano de la paz.  Romero rechazó totalmente la violencia, diciendo: “Jamás hemos predicado violencia, solamente la violencia del      amor, la que dejó a Cristo clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros”. El Papa Benedicto lo resumió como “un hombre de gran virtud cristiana, que se comprometió en favor de la paz y contra la dictadura”. 
5.         Monseñor Romero personifica un cristianismo congruente.  Romero no abandona el fervor tradicional para hacer “activismo”, sino que pone la religión al centro de los problemas de hoy.  Romero fue radical desde su ortodoxia y trasciende etiquetas simplistas.  Cuando retoma un templo ocupado por el ejército, hace un acto de desagravio por las hostias profanadas y después denuncia los atropellos contra la población; defiende a la misma vez al Cristo sacramentado y al Cristo presente en los pobres, sin contradicción.
6.         Monseñor Romero nos desafía a ser una iglesia “en salida”.  Romero dijo ser un “pastor, que, juntamente con su pueblo, ha ido aprendiendo la hermosa y dura verdad de que la fe cristiana no nos separa del mundo, sino que nos sumerge en él, de que la Iglesia no es un reducto separado de la ciudad, sino seguidora de aquel Jesús que vivió, trabajó, luchó y murió en medio de la ciudad”.  Nos invita también a poner la Ciudad en nuestras vistas y salir del templo, como dice el Papa Francisco y como dijo la Beata Madre Teresa, para mostrar Cristo al mundo.
7.         Monseñor Romero es un guía en la “opción preferencial por los pobres”. Este punto es tan obvio que casi no hace falta decirlo.  La teología de Mons. Romero vio a los pobres no solo como destinatarios de nuestra caridad sino como fuentes para nuestra propia iluminación.  Lo explicó él mismo: “Creemos que desde la trascendencia del evangelio podemos juzgar en qué consiste en verdad la vida de los pobres; y creemos también que poniéndose del lado del pobre e intentando darle vida sabremos en qué consiste, la eterna verdad del evangelio”.
8.         Monseñor Romero reta a todas las partes políticas a colaborar por el bien común. Los dos bandos políticos fueron objeto de su llamado a la conversión: “el peligro para mí, si existe, puede ser de los dos extremos, a los dos les estorbo”.  Su denuncia de los atropellos del gobierno y el ejército ya están bien publicitados; ahora el mundo está por descubrir las interpelaciones de Romero a la guerrilla a desistir de al violencia insurreccional; a los reformistas de querer ahuyentar a Dios de sus proyectos políticos; y a todos los miembros de la sociedad a convertirse a Cristo y trabajar por el bien común.
9.         Monseñor Romero es un gran predicador.  Como ha sido puesto en evidencia cuando el Papa Francisco citó a Romero en su Audiencia General, Monseñor ha sido un gran predicador y evangelizador.  El Papa Benedicto dijo que Romero era un “pastor lleno del amor de Dios” que predicó el evangelio “con fervor”.  Esto explica por qué sus homilías han sido publicadas y traducidas en varios idiomas y sus años de arzobispo dieron buenos frutos de evangelización.  [Homiliarium]
10.       Monseñor Romero es reconocido más allá de la Iglesia.  Una Comisión Ecuménica del Año Jubilar señala que Mons. Romero está “reconocido más allá de las fronteras confesionales” como uno de los “mártires y confesores ejemplares de fe, la esperanza y la caridad”, que podría ayudar a promover la unidad de los cristianos e interpelar al mundo no cristiano.  Recientemente, el doctor Rowan Williams, el ex arzobispo de Canterbury y líder mundial de la Comunión Anglicana, lo llamóuno de los grandes dones de Dios a todo el pueblo de Dios en las últimas décadas; cuyo testimonio y enseñanza es un legado para los cristianos de todo el mundo”.


Cada uno de estos puntos tiene vigencia en la vida de los cristianos de hoy y no se limita a la situación salvadoreña de los años 70.  Es por eso que los católicos del mundo deben celebrar la beatificación de Mons. Romero y estudiar su vida y su mensaje para ponerlo en práctica hoy.

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