Mons. Romero y Mons. Rivera saludan a los fieles. |
Después que los teólogos del Vaticano hayan encontrado por unanimidad que Mons. Óscar A. Romero de El Salvador fue
asesinado “por odio a la fe”, la atención se ha centrado justamente en el
estado de Romero como un mártir. Un punto que a menudo se pierde cuando se
habla de Romero, sin embargo, es su eficacia como evangelizador. Mientras que
el catolicismo perdió terreno en toda América Latina, Romero revirtió
drásticamente las tendencias a la baja en su arquidiócesis, lo que demuestra
que al estar atenta a sus necesidades humanas básicas la Iglesia consigue la
lealtad y el afecto de la feligresía.
Declive regional
Dos estudios recientes del catolicismo en
América Latina—uno de Latinobarómetro
y uno de Pew
Research—muestran que los grupos protestantes han logrado grandes incursiones en Sudamérica,
y que los países de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua,
Costa Rica , Panamá y la República Dominicana) registraron algunas de las
caídas más escarpadas en el catolicismo en la región. De acuerdo con las cifras
del Pew, por ejemplo, los católicos representaban 98% de la población salvadoreña
en 1910 y habían subido a un 99% en 1950. Sin embargo, los católicos eran ya
93% de la población salvadoreña en 1970, y aún más abajo el año pasado,
llegando a 50 %. De acuerdo con estas cifras, el catolicismo se redujo en
apenas 5 puntos entre 1910 y 1970, pero “se derrumbó” por un total de 43 puntos
porcentuales entre 1970 y el presente.
Para algunos observadores conservadores, esta
disminución refuerza su argumento de que las políticas pastorales que favorecen
a los pobres hacen ahuyentar a los adherentes. “Es revelador que Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala son los
países donde ha sido más pronunciada la Teología de la Liberación y la alianza
de los religiosos y clérigos católicos con la extrema izquierda en las décadas
de 1980 y 1990”, opinó el sitio web Rorate
Caeli en un editorial en respuesta al estudio Latinobarómetro en 2014 con
respecto a la pronunciada caída de los fieles católicos en América Central.
La excepción San
Salvador
Ese análisis no toma en cuenta la experiencia
del clérigo que podría decirse que hizo la “opción por los pobres” más dramática
en la región—Mons. Romero, quien declaró
desafiantemente “no nos avergonzarnos
nunca de decir La Iglesia de los Pobres“, y que fue asesinado por su insistencia
sobre el tema. Sus tres años de episcopado caen adentro de una gran brecha en
las cifras del Pew-Latinobarómetro, pero su actuación se puede extraer de las
estadísticas reflejadas en el Anuario Pontificio, el resumen mundial anual de
las operaciones de la Iglesia compilado y publicado por el Vaticano. De acuerdo
con cifras de AP, San Salvador era 99% católico en 1965, pero había disminuido
en 14 puntos a 85% en 1976, un año antes que Romero fuera nombrado arzobispo.
Esa disminución es consistente con las tendencias regionales reflejadas en los
estudios Pew-Latinobarómetro para el mismo período. Las cifras de AP, sin
embargo, muestran San Salvador mejorando por tres puntos para 1980, el año en
que Romero fue asesinado, y todavía mejorado por cinco puntos en 1990, diez
años después del asesinato de Romero. La baja completa en adherentes registrada
en las encuestas de Pew-Latinobarómetro ocurre después de 1990.
La razón verdadera del
declive
Para decir con confianza que Mons. Romero
rompió la tendencia en América Latina, debemos ser capaces de explicar la razón
de la posterior caída en los números de católicos durante la década de 1990. No
es que los fieles hayan perdido el interés por la defensa de la Iglesia por los
pobres; al contrario, los fieles abandonaron la Iglesia porque percibían una
retirada del anterior acompañamiento pastoral de los pobres, de acuerdo con
encuestas y análisis sobre el fenómeno. Viendo una oportunidad, grupos
protestantes evangélicos que habían estado con muchas ganas de un momento así respondieron,
respaldados por millones de dólares estadounidenses. Por desgracia, en algunos
casos, los ingresantes fueron también apoyados por dictadores sin escrúpulos
dispuestos a desterrar sus molestos críticos católicos.
Estudios del periodo por parte de la Secretariado
Episcopal de América Central y varias encuestas de la Universidad Católica de
San Salvador confirman que los fieles aprobaron de la opción preferencial de la
Iglesia por los pobres y que la preocupación que la iglesia se entrometiera en
la política no fue decisiva para el éxodo hacia las sectas. Informes
contemporáneo de la época señalan los elementos pertinentes a la penetración
protestante en América Central. “Detrás
de ellos hay millones de dólares y el apoyo de la organización de los grupos
evangélicos norteamericanos,” informó Los Angeles Times en 1990 con
respecto a Guatemala. El artículo observaba que los grupos evangélicos
recibieron apoyo del dictador general Efraín Ríos Montt, quien “utilizó su cargo para predicar el evangelio
fundamentalista” y “utilizó su
ejército como una fuerza vengadora para limpiar la influencia del catolicismo”.
Los teólogos que confirmaron el martirio de
Romero constatan que la Iglesia Salvadoreña fue objeto de una persecución
devastadora. Dieciocho sacerdotes fueron asesinados en la pequeña nación entre
1972 y 1989, y seis de ellos, durante los tres años que Romero fue arzobispo.
Muchos otros fueron expulsados del país: Romero perdió cincuenta sacerdotes,
contando los muertos y los obligados a abandonar el país, casi una cuarta parte
de su clero. Al mismo tiempo, escuadrones de la muerte pusieron en sus blancos
a seminaristas, laicos catequistas y fieles que se identificaban con la Iglesia.
[Morozzo della Rocca.] “También las
religiosas han sido objeto de persecución”, se quejó Romero—aún antes de la violación y
asesinato de cuatro religiosas estadounidenses en diciembre de 1980. “La emisora del Arzobispado, instituciones
educativas católicas y de inspiración cristiana han sido constantemente
atacadas, amenazadas intimidadas con bombas. Varios conventos parroquiales han
sido cateados “, ha lamentado.
Los ataques tuvieron un efecto devastador,
según lo confirmado por un
estudio sobre el crecimiento de la Iglesia Pentecostal en El Salvador
encargado por PROLADES, un tanque de pensamiento protestante evangélico. El
estudio PROLADES es convincente porque revela el “estudio de mercado” de la
campaña protestante exitosa. El estudio reconoce que el gobierno salvadoreño
persiguió a la Iglesia Católica y que dicha persecución empujó a los sectores
de la Iglesia favorables a los pobres a una “retirada táctica”, mientras que otros grupos católicos “mantuvieron un enfoque altamente sacramentalista”,
que ignoró las mayorías pobres en sus parroquias . “Al mismo tiempo que la Iglesia Católica estaba perdiendo su presencia
institucional entre los pobres salvadoreños a través de, ya sea, una retirada
táctica o negligencia pastoral,” el estudio protestante concluye, “las iglesias pentecostales estaban lanzando
una ofensiva para ganar conversos por Cristo”. En consecuencia, los
católicos que abandonaron la Iglesia en el Salvador lo hicieron no porque ellos
rechazaron la línea pastoral de monseñor Romero, pero hasta cierto punto,
porque pensaban que la Iglesia la había abandonado.
El primer milagro de
Romero
La sabiduría de la pastoral de Romero también
se confirma mediante la comparación de su trayectoria a la de otros obispos de
El Salvador. Los números del Anuario Pontificio revelan que la arquidiócesis de
Romero creció mientras que otras diócesis salvadoreñas contrajeron. Es
revelador que las diócesis dirigidas por los críticos acérrimos de Romero, los
obispos Pedro Arnoldo Aparicio, Benjamín Barrera y José Eduardo Álvarez
declinaron en membresía mientras que la de Romero se expandió. La diócesis
encabezada por Monseñor Arturo Rivera, aliado de Romero que siguió su línea
pastoral, también creció durante estos años. (Véase el gráfico.)
Romero - rojo; Rivera - amarillo |
Mons. Romero atribuyó su éxito a la antigua
sabiduría del Padre de la Iglesia Tertuliano, quien dijo que el martirio y el
sufrimiento son semillas para la Iglesia: “hemos
vivido quizá el año más trágico de nuestra historia, pero al mismo tiempo para
la Iglesia el año más fecundo de nuestra historia eclesiástica”, dijo al
final de 1977. Romero reconoció
multitudes de desbordamiento que asistían habitualmente a sus misas: “No pudimos caber dentro de la Catedral y
hemos tenido que improvisar el altar aquí frente al parque, en medio de cuya
muchedumbre”. Romero reconoció el
regreso de hijos pródigos: “¡Cuántos se
han acercado a la Iglesia para decir que habían perdido ya la fe y gracias a esta
cruz de 1977 han vuelto!” Romero también reconoció que las vocaciones
prosperaban. Ya en la década de 1950, la Iglesia de El Salvador, al igual que
otros de la región, había sido limitada por pocas inscripciones al sacerdocio—el promedio salvadoreño era
aproximadamente 1 sacerdote por 10.000 (frente a 1 sacerdote para 1.200 en
Europa). En marzo de 1980, Mons. Romero informó que los cinco seminarios del países
estaban llenos a capacidad y tuvieron que rechazar a los novatos, incluso pedirle
a candidatos con títulos de unirse a una lista de espera.
Romero fue reconocido
por su logro. “Me llena de emoción haber
oído allá en México que nuestra Iglesia es como esa ciudad; inspiración para
muchas Iglesias del Continente y aún de Europa”, informó. “Allá en México, en un noviciado de
sacerdotes: ‘Nunca habíamos tenido tantas vocaciones como éste año pasado en El
Salvador’.” Después de décadas de la zaga de Europa en las vocaciones, Romero
informó:
“alguien que desde Europa contempló este
panorama nos decía: ‘Nos tienen que mandar ustedes vocaciones a Europa, allá
nos faltan y aquí les sobran’.” También informó que el interés había hecho
necesaria la creación de un año de introducción a la vida en el seminario para
estudiantes de secundaria, el inicio de un año de diaconado, e incluso la
creación de un grupo para preparar hombres mayores para el sacerdocio.
Un santo para la Nueva
Evangelización
El Papa Francisco ha pedido “una iglesia pobre
y para los pobres”, y que se dirige hacia las periferias existenciales para
encontrar aquellos que son marginados y sufren. Mons. Romero ejemplifica la
misma actitud pastoral y demostró que también es una estrategia exitosa para la
evangelización.
-Materiales consultados:-
- Pew Research Center, “Religion in Latin America: Widespread Change in a Historically Catholic Region” (Nov. 2014)
- “Las religiones en tiempos del Papa Francisco”, Corporación Latinobarómetro, Santiago de Chile, 2014
- “Enciclopedia de Religión en las Américas y la Peninsula Ibérica: El Salvador”, Clifton L. Holland, PROLADES, Costa Rica (2011)
- “Nota metodológica: Midiendo religión en encuestas de Latinoamérica”, Alejandro Díaz-Domínguez, Perspectivas desde el Barómetro de las Americas: 2009 (No. 29)
- “La religión para los y las salvadoreños”, Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador, Boletín de Prensa Año XXIV, No. 4 (2009)
- “Encuesta sobre la religión para las y los salvadoreños: Consulta de opinión pública, junio de 2009”, Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador, Serie de informes: No. 122 (2009)
- “La religión para los salvadoreños: una aproximación desde las encuestas de opinión pública”, Marlon Carraza, ECA: estudios centroamericanos, volumen 64 numero 721 (2009)
- “¿De qué religión es El Salvador?: El declive de la hegemonía católica”, Estela Henríquez y Claudia Zavala, Vertice/El Diario de Hoy, 15 de abril de 2001
- “Religious Freedom and Evangelization in Latin America: The Challenge of Religious Pluralism,” Paul E. Sigmund, Editor, Orbis Books, Maryknoll, NY (1999)
- “The Sound of Tambourines: The Politics of Pentecostal Growth in El Salvador,” Philip J. Williams, PROLADES (1997)
- “Encuesta sobre la religión de los salvadoreños y los retos del nuevo Arzobispo: Consulta de opinión pública mayo-junio de 1995”, Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador, Serie de informes: No. 49 (1995)
- “Las Sectas Fundamentalistas en Centro America”, Universidad Rafael Landivar, Departamento de Investigaciones Economicas y Sociales, septiembre de 1991 (presentado a SEDAC, la Secretaría Episcopal de América Central y Panamá)
- “El paso de algunos católicos a las sectas fundamentalistas en Centroamérica”, SEDAC (1991)
- “Holy War in Central America: Protestant evangelicals' success has stunned the Roman Catholic Church, especially in Guatemala. The movement has strong ties to rightist politics,” Kenneth Freed, Los Angeles Times, May 13, 1990
- “La religión para los salvadoreños: Una encuesta de opinión pública”, Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador, Serie informes: No. 17 (1988)
- Annuarii Pontifici, Segreteria di Stato Vaticano, Libreria Editrice Vaticana: 1966, 1976, 1980, 1990 & 1999
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