Monday, July 31, 2006

MONS. ROMERO y el TERCER SECRETO de FÁTIMA



Mons. Romero en el Cerro de las Pavas, Santuario de la Virgen de Fátima en El Salvador desde 1949.
El 13 de mayo del 2000, el Vaticano reveló el llamado Tercer Secreto de Fátima, el texto final de la revelación que según la Iglesia, la Vírgen María comunicó a tres niños pastores el 13 de julio de 1917 durante una aparición. Parte del mensaje se refería a "un Obispo vestido de Blanco," quien despues de atravesar una ciudad destruida, sube una montaña donde había una gran cruz, llegando a ser matado al pie de esa cruz. Según el comentario no doctrinal de la Iglesia, esta era una alusión al atentado contra la vida del Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, durante la fiesta de la Vírgen de Fátima. Mons. Romero tambien reconoció el vínculo entre la Vírgen de Fátima y el Papa, que lo explicó en que los dos representan dos partes que juntas proporcionan la plenitud de la Iglesia: "plenitud Jerárquica" (el Papa) y "plenitud carismática" (la Vírgen). (Homilía del 20 de Enero de 1980).

Pero, algunos observadores se preguntaron si la referencia no podría aplicarse más naturalmente al martirio de Mons. Romero. El Vaticano no descartó la posibilidad de multiples interpretaciones. El mismo Card. Ratzinger publicó un comentario en que alude a que el mensaje no se limita a un solo hecho ya que, "En esta imagen, se puede ver representada la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad, y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son representados de forma compacta".

Las pertinentes partes del secreto leen así: «Y vimos en una inmensa luz qué es Dios ... a un Obispo vestido de Blanco ... También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el [Obispo vestido de Blanco], antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. »

En su gloso, el Card. Ratzinger comentaba que, "Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las que el hombre destruye la obra de su proprio trabajo". Para algunos, la “ciudad medio en ruinas” a la par de una montaña podría ser San Salvador de pos guerra, a la orilla del Volcán San Salvador, y el Obispo vestido en Blanco que bendice a los muertos y moribundos antes de ser acribillado al pie de la Cruz es Mons. Romero. Los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas que lo acompañan hasta la cima para caer acribillados con él son los Jesuitas de la UCA, Rutilio Grande, Alfonso Navarro, las religiosas estadounidenses, y demás mártires de la Iglesia salvadoreña.

Varias coincidencias históricas apoyan esta interpretación. Por ejemplo, el día de su muerte, cuenta su biografiador Jesús Delgado, "Monseñor Romero había amanecido con su sotana blanca. Las hermanas sabían que cuando vestía esa sotana era señal de que iba a descansar al mar". Pero cuando le preguntaron a donde iba, él les respondió, "A donde yo voy ustedes no pueden ir". Fuente: Óscar A. Romero, Biografia. Autor: Jesus Delgado. Ese mismo día, Mons. Romero iba a llegar a la gloria de Dios. Esa misma tarde, celebrando una Eucaristía en un hospital de cancerosos, bendiciendo a muertos y moribundos, Mons. Romero sería acribillado al pie de una cruz rústica, "de maderos toscos", tal como lo detalla la visión. Sus asesinos serían vinculados con las fuerzas de seguridad de El Salvador. Desde su nacimiento, Mons. Romero parecía destinado a una cercanía con la Madre de Dios. Su natalicio el 15 de agosto coincide con la Fiesta de la Asunción de la Vírgen y su muerte el 24 de marzo es en vísperas de la Fiesta de la Anunciación. Más dramático aún es que el mismo día de su nacimiento el 15 de agosto de 19717 cayó en medio de las apariciones de Fátima que se desplegaron desde el 13 de mayo de 1917, cada mes, hasta el 13 de octubre de ese año. La aparición de agosto no ocurrió el 13 ya que uno de los participantes no estaba disponible y posiblemente ocurrió dos días despues, ¡o sea que la aparición durante la cual se dió precisamente el "Tercer Secreto" pudo haber ocurrido el mismo día en que nació monseñor!.

En su comentario en el año 2000, el que es ahora el papa Benedicto XVI dijo que "la palabra clave de este 'secreto' es el triple grito: '¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!' Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe." Veinte y tres años antes, sin tener la ventaja del texto del Tercer Secreto Mons. Romero había predicado en el 60 aniversario de la Aparición: "Este es el resumen del mensaje de Fátima que queremos recoger ahora como una oportunidad maravillosa para el momento que estamos viviendo: penitencia y oración." (15 de Mayo de 1977.) Quizá Mons. Romero debe estar vinculado con Fátima y el Papa porque él representa, siendo mártir, la plenitud carismática de María y, siendo obispo, la plenitud jerárquica del papa y de la Iglesia institucional.

Tuesday, July 25, 2006

THE CASE AGAINST ROMERO: The Delgado Hypothesis




Archbishop Romero is called a "controversial" contender for sainthood mostly by sources outside the Church structure. A 1998 declaration by the Ecumenical Commission of the Central Committee of the Great Jubilee of the Year 2000, however, found that there are are controversial figures in Church history, and there are holy people whose merit is "recognised beyond confessional boundaries," because their renown is so universal. The declaration specifically mentioned Archbishop Romero as an example of the undisputed cases. The declaration made clear that Archbishop Romero is not only recognized in Catholic circles, but in the "full communion" of Christendom.

Nevertheless, a few intransigent Catholics have been inflexible in their opposition to Romero’s sainthood cause. Perhaps the most stubborn of these was the Salvadoran bishop Freddy Delgado, who made the case against Romero in a strident letter entitled, "Archbishop Oscar Arnulfo Romero: A figure manipulated by the parallel magisterium." In his paper, Delgado argues that Romero was manipulated by a shadow Church hierarchy controlled by Liberation Theologians and Jesuits (a "Parallel Magisterium"). They got Romero to do their bidding by playing to his vanity, servile nature, and spinelessness. (Vain, despite the fact that he turned down the Archbishop’s Palace for a modest shack in a cancer ward; servile, despite the fact that he challenged the government, the military and the oligarchy; and, spineless, despite the fact that he refused security guards and defied death threats!) Delgado’s central hypothesis was that Romero was a stooge, led by the nose by a committee of elitist Marxist intellectuals until he was corrected by Pope John Paul II. When the chastised Romero began to tow the line, Delgado says, the leftists realized he was more beneficial to them dead than alive. He leaves the door open to the scandalous proposition that the left was behind the assassination.

Despite its flagrant inaccuracies and irregularities, the Delgado hypothesis was historically the central Catholic critique of Romero’s legacy and his canonization process. Much of the Delgado hypothesis has been widely refuted already, especially by the findings by a Church commission which concluded that Romero’s preaching, far from being aligned with a “parallel magisterium,” adhered vigorously to the doctrinal teaching of the Church. Historical investigations by Church and other researchers have also discredited the "facts" cited by Delgado. But, one part of the the Delgado’s hypothesis which has survived until now is the notion that the left has approppriated Romero’s image and therefore any boost to his memory of legacy will play in favor of the Marxist cause more than it will benefit Christianity or Catholicism. By all accounts, the status of the canonization cause is that it is complete except for the date of the beatification ceremony, which the Vatican is reluctant to set because the time is not ripe yet. If Romero were canonized now, it would be manipulated politically (presumably by the left).

And so the case against Romero comes down to discredited conspiracy theories and political timing. The devil’s advocates out there have swiched their strategy from outright obstruction to simple delaying tactics.

Wednesday, July 05, 2006

MONS. ROMERO, DOCTOR de la IGLESIA

Una propuesta atrevida: además de ser declarado mártir y santo, Mons. Romero debería ser declarado un Doctor de la Iglesia -- aunque el título no se le conceda normalmente a los mártires. El título ha sido conferido solamente 33 veces, y es reservado para personas que han beneficiado tremendamente a la doctrina, la teología, o la enseñanza de la iglesia siendo eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Originalmente, cuatro santos llevaban ese honor (San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín, y San Jerónimo), pero ha sido extendido varias veces. Mons. Romero cumple dos de los tres requisitos: eminens doctrina, insignis vitae sanctitas (i.e. conocimiento eminente y un alto grado de santidad), y el tercero - Ecclesiae declaratio - (proclamación de la Iglesia) se le puede otorgar facilmente según los siguientes criterios.

Mons. Romero produjo cuatro cartas pastorales y un sin fin de discursos y sermones que han sido el enfoque de diversos congresos, seminarios, y convenios académicos y teológicos por todo el mundo. La exhortación apóstolica PASTORES GREGIS del Papa Juan Pablo II nos predica que "el obispo es tambien defensor y padre de los pobres, se preocupa por la justicia y los derechos humanos" y "predica la Doctrina Social de la Iglesia fundada en el Evangelio, y asume la defensa de los débiles, haciendose la voz de los que no tiene voz para hacer valer sus derechos". Por eso, uno de los seminarios sobre Mons. Romero, llevado a cabo anualmente en una respetada universidad norte-americana lo declara "Un obispo para el nuevo milenio."

Por supuesto, Mons. Romero no fue un teólogo profesional: "No pretendo decir, ni ustedes pueden esperar de mi, la palabra de un técnico en materia de política, ni tampoco la especulación con que un experto en teología relacionaría teóricamente la fe y la política." (Discurso en la Universidad de Lovaina, febrero de 1980.) En lugar de ser capacitado en la academia, Mons. Romero aprendió de manera que él prestó "una atención especial a las exigencias de amor y justicia que se derivan de las condiciones sociales y económicas de las personas más pobres" (Pastores Gregis). Por eso da su aporte de enseñanza a la iglesia "como pastor, que, juntamente con su pueblo, ha ido aprendiendo la hermosa y dura verdad de que la fe cristiana no nos separa del mundo, sino que nos sumerge en él, de que la Iglesia no es un reducto separado de la ciudad, sino seguidora de aquel Jesús que vivió, trabajó, luchó y murió en medio de la ciudad" (Lovaina).

El maestro Romero aporta además una enseñanza muy particular y muy util para la iglesia en el aspecto de los desafíos de la globalización y del nuevo milenio, especialmente en el sentido de que han habido errores en ciertos acercamientos de la "Teología de la Liberación." Pero el mismo Card. Ratzinger reconoce que el concepto de la "Teología de la Liberación" incluye "los esfuerzos hechos dentro del marco de una teología correcta y eclesiástica ... que enfatiza la responsabilidad que los cristianos tienen necesariamente por los pobres y los oprimidos, como lo constantan los documentos de la Conferencia Episcopal Latinoamerican desde Medellín hasta Puebla". Mons. Romero nos pide: "Que conste que yo estudio la teología de la liberación a través de estos teólogos sólidos, como es el Cardenal Pironio, que actualmente es prefecto de una de las congregaciones del Papa, hombre de la plena confianza del Papa" (Homilía del 24 de Julio de 1977). Una comisión de expertos vaticanos revisó los escritos y discursos de Romero y los decaró sin errores teológicos.

En vista de todo esto, Mons. Romero surge como un eminente maestro de la fe para los fieles de todos los tiempos, y en especial, para los fieles del tercer milenio del cristianismo, ayundandoles a navegar las suceptibilidades entre el llamado a ser "defensor y padre de los pobres" y evitar sobrepasar "el marco de una teología correcta y eclesiástica" al hacerlo.