La esperada beatificación de
Mons. Oscar Romero será una gran bendición para toda la iglesia. Las siguientes
cinco peticiones, humildemente y con todo respeto presentadas, buscan promover
el medio eficaz para aumentar la recompensa de esa bendición. [A pesar de que las observaciones que hizo Francisco en su conferencia de prensa de hoy hacen que algunas de estas propuestas parezcan poco probables, sigo pensando que tienen sentido y deben ser presentadas.]
I. El decreto
El decreto de la Congregación
para las Causas de los Santos debe indicar explícitamente que las denuncias de
Mons. Romero estuvieron inspiradas en el Evangelio. Esto dejaría en claro que
Romero no es un mártir simplemente porque la ubicación del lugar de su muerte fue
dentro de una iglesia, sino porque el motivo de su muerte era contra el
contenido de su predicación. A su vez, esto ayudaría a proclamar que la
preocupación por la justicia reflejada en las críticas sociales de Romero están
al centro del Evangelio.
II. La canonización
Mons. Romero debe ser
declarado santo por canonización equivalente. El papa Francisco ha declarado
que quiere canonizar a ciertos individuos por un proceso expedito para destacar
grandes evangelizadores. El Papa Benedicto XVI dijo que después de ser traído
a El Salvador por los primeros misioneros, el Evangelio fue “predicado también con fervor por pastores
llenos de amor de Dios, como Mons. Óscar Arnulfo Romero”. Además, la
santidad de Romero es reconocida por los cristianos de otras denominaciones,
como la Iglesia Anglicana. Finalmente, existe un precedente para una
canonización directa de un mártir como Romero en la canonización de Santo Tomás
Becket, el último arzobispo asesinado al altar antes de Romero.
III. La ceremonia
La canonización debe ser conducida
por el Papa Francisco en El Salvador. Indicamos explícitamente la razón: los
pobres humildes para quienes Romero dio su vida jamás serán capaces de viajar a
Roma para una ceremonia de canonización, o para ver al Papa confirmar su Santo.
Su única posibilidad de presenciar un momento tan importante sería si el Papa Francisco
va a El Salvador a celebrar la ceremonia. Por otra parte, como el primer Papa
de América Latina, Francisco personalmente debe canonizar a este santo
importante de América Latina. Además, ir a El Salvador estaría en la línea de Francisco
de promover la reconciliación a través de sus viajes papales (por ejemplo,
Corea del sur, Albania, Sri Lanka).
IV. El día de la fiesta
El día de fiesta litúrgica
de Mons. Romero cebe ser el 24 de marzo. Esta es la fecha que Mons. Romero fue
martirizado. Por esa razón, es la fecha que la iglesia observa la Jornada
Mundial de Oración y Ayuno por los Misioneros Mártires; es la fecha que se
conmemora a Mons. Romero en el calendario litúrgico de la iglesia Anglicana; y
la fecha de que las Naciones Unidas observa el Día Internacional del Derecho a
la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la
Dignidad de las Víctimas. Ya es su fiesta
ese día.
V. Pasos siguientes
La iglesia debería abrir un
proceso exploratorio para considerar la posibilidad de declarar a Mons. Romero
un Doctor de la iglesia. El Papa Francisco citó palabras de Mons. Romero y las homilías de Mons. Romero han sido publicadas en varios idiomas y
estudiadas en los libros y seminarios. De los treinta y cinco existentes
Doctores de la Iglesia, ninguno proviene del nuevo mundo o del sur global.
Además, la iglesia debería abrir procesos de canonización para los mártires de
la iglesia salvadoreña que, igual a Romero, murieron por el Evangelio.
Por estos cinco pasos, podríamos estar seguros de que la
beatificación/canonización de Mons. Romero alcanzaría la altura de su potencial
y permitiría a la Iglesia cosechar plenamente sus beneficios.
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