Friday, January 25, 2013

OBISPO EN PODCAST SOBRE ROMERO, MÁRTIRES


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Mons. Cristóbal Coyne, el obispo auxiliar de Indianápolis, Indiana (EE.UU), entrevistó a los integrantes del grupo musical “The Project”, Michael Bell (foto) y Duane Arnold, sobre su CD “Martyrs Prayers” (Oraciones de los Mártires), y el primer video y sencillo del álbum, un tributo a Mons. Romero.  El obispo Coyne ha difundido la entrevista en su podcast y su blog, siendo un obispo moderno que ejerce su ministerio muy al compás de la nueva tecnología.  A través de tres sesiones, el Obispo católico desarrolló una plática ecuménica con Bell, un metodista, y Arnold, un anglicano, sobre cómo los mártires como Mons. Romero nos interpelan a la fe.  En la primera parte, el Obispo cuestionó a Bell y Arnold sobre los caminos de la fe que los condujeron a grabar el CD, empezando con sus experiencias en una comunidad de convivencia cristiana que estudiaba la historia de la iglesia antigua.  En la segunda parte, trataron el significado moderno del martirio—y este segmento trata extensivamente sobre Mons. Romero.  Finalmente, en la tercera parte de la conversación, se profundiza sobre ciertas tensiones que existen en la cultura actual en torno a la cuestión general de la naturaleza del sufrimiento y del martirio.

En la segunda parte de la entrevista, el Obispo platica con los artistas sobre la disponibilidad de los mártires a sufrir por la fe, aún antes de tener que enfrentar la muerte, como una realidad tal vez más accesible para nosotros que no tenemos necesariamente que morir por nuestra fe, pero que si debíamos estar dispuestos a enfrentar situaciones incómodas.  Bell y Arnold proponen que Mons. Romero es un ejemplar de esto, ya que al asumir un papel de denuncia después del asesinato del P. Rutilio Grande, tuvo que enfrentar muchas críticas.  Esto demuestra que “los principios de la fe cristiana pueden causar sufrimiento”, dice Arnold y el Obispo Coyne está de acuerdo.  Así fue”, dice Coyne, “ya que fue condenado al ostracismo por muchos adentro de la Iglesia en aquel tiempo, y por los otros obispos que se oponían a lo que veían como el entorno radical que su sacerdocio y su episcopado estaban tomando.  Su sufrimiento no se circunscribe a lo que pasó después”—(su asesinato), dice el Obispo—“también fue el hecho que él tuvo que salirse de sí mismo y asumir algo que le resultó impopular”.

El Obispo les pregunta a los artistas sobre la elaboración de la canción de “Romero” que aparece en el álbum.  La letra fue adaptada por Arnold de los comentarios atribuidos a Romero por el periodista guatemalteco José Calderón Salazar, quien lo entrevistó el 11 de marzo de 1980 para el periódico Excélsior de México, a sólo dos semanas de su muerte.  El obispo, que dice haber practicado la guitarra en su juventud, elogia la sencillez de la melodía: “me hace pensar que hasta yo podría tocar esta canción”, les dice, medio bromeando.  Les pregunta si esa sencillez fue a propósito: “Hay tanto de esta canción que me parece muy impactante: su sencillez, su austeridad”, dice el Obispo.  Tiene algo que nos conecta directamente con la persona de Romero en la última parte de su vida”.  Arnold comenta que la sencillez de Romero después de su “conversión” lo vuelve muy llamativo para los cristianos: “¿Cómo puedes leer sobre este hombre sin terminar amándolo al final de esa lectura?

El obispo les pregunta si no temen ser marginalizados o descartados por quienes ven a Mons. Romero como una figura estrictamente de izquierda.  Arnold responde contundentemente: “Esa fue una de las razones que lo queríamos presentar como la figura principal de este álbum”.  Arnold dice que, “Una de las cosas que queremos hacer es recuperar y reclamar a Romero y decir que no es político sino que es nuestro.  Él es un obispo en la Iglesia católica.  Murió por su compromiso evangélico”, dice Arnold y hace memoria de que el Papa Benedicto ha dicho que es problemático que una facción política ha querido tomar a Mons. Romero como su bandera particular, partidaria.  Yo pienso que él es un mártir en el sentido estricto, absoluto de la palabra”, puntualiza Arnold.

El Obispo Cristóbal Coyne es un líder de la Iglesia en Norte América.  Fue administrador de la arquidiócesis de Indianápolis hasta que el Papa nombró un arzobispo permanente el año pasado.  Antes de eso fue portavoz ante los medios de comunicación y secretario de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Boston, estrecho colaborador del Cardenal Law.  También fungió de catedrático del Seminario de San Juan en Brighton, Massachusetts, conocedor de la liturgia sacra y la predicación.  Es uno de una tanda creciente de obispos con presencia en las redes de comunicación social, con una cuenta de Twitter (con más de 7,000 tuíts), una página de FaceBook, un Podcast y un Blog.  Todo esto, por supuesto, además de la página web de la arquidiócesis.  En su blog, el Obispo Coyne explica que su filosofía es la de San Agustín de enseñar, agradar y persuadir.  Agradar se refiere, dice el Obispo, “a comunicar de tal manera que se mantenga el interés del oyente”.  Por ende, “Hay que utilizar la retórica, humor, historias, y todos los otros elementos de la comunicación como un medio para ‘enseñar’ con el fin de ‘persuadir’”—y esto incluye los elementos tecnológicos de la modernidad.

De hecho, la tecnología nos puede brindar impactos inesperados.  El Obispo concluye el segmento de la entrevista de Bell y Arnold sobre la canción de Romero resaltando un aspecto técnico de la grabación.  Esta incluye un efecto de sonido muy especial al principio de la grabación: el estallido del disparo que acabó la vida de Mons. Romero.  Bell le explica que una monja del Hospitalito donde Mons. Romero vivió y murió estaba grabando la Misa en que fue asesinado, y que decidieron, después de mucho debate, incluir el sonido al principio de la grabación.  Al final decidimos incluirlo porque es histórico, está allí, es parte de toda la historia”, dice Bell.  El Obispo comenta que al escuchar la canción con ese detalle en mente, “se me volvió la piel de gallina, me bajaron escalofríos por la columna vertebral: es un momento tan horroroso pero también pone en relieve todo el impacto de lo que sucedió”, concluye el Obispo Coyne.

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