Este día Su Santidad Benedicto XVI declaró que “un Obispo debe de ser un hombre al que le importan los hombres, que se siente tocado por las vicisitudes de los hombres”; un peregrino “en camino hacia el verdadero rey del mundo y su promesa de justicia, verdad y amor”; y un hombre “valeroso” hasta el punto de “dejarse golpear y enfrentarse a los criterios de las opiniones dominantes”. En este post analizamos, como es de costumbre a principios de año, si Mons. Romero—quien, a nuestro criterio rellenó (y rebasó) las cualidades en el discurso del papa—puede ser beatificado este año. Concretamente hablando, no hay verdaderamente mucha posibilidad de que Mons. Romero pueda ser beatificado este año. Sin embargo, ante Dios todo es posible, y podemos hablar de algún escenario—ya casi milagroso—según cual podría avanzar la causa. Y además, aunque no se alcance lograr la beatificación este año, sí se puede hablar de desestancar la causa para que siga progresando de una manera más satisfactoria que la inactividad que la caracterizó el año pasado.
¿Por qué decimos que la posibilidad de tener una beatificación en el 2013 es poca? Basado en lo que entendemos sobre donde se encuentra el caso y qué queda por hacer, no hay suficiente tiempo dentro de doce meses para terminar el trabajo que se necita terminar para poder beatificar a Mons. Romero en el 2013. Según una nota de prensa publicada por el periódico italiano «La Stampa», “los teólogos y los historiadores de la Congregación nunca han iniciado a trabajar en el material recogido durante la fase diocesana” del proceso de Mons. Romero. El relator de la causa de Mons. Romero, el P. Daniel Ols, le comentó al «National Catholic Reporter» que el lapso normal para revisar esos materiales es de diez años. O sea, basado en ese frio cálculo, si verdaderamente no se ha comenzado la revisión y se necesitan diez años para estudiar y revisar, sencillamente no se va a terminar dentro de los próximos doce meses, especialmente bajo la situación descrita en algunas notas, de una falta de atención o interés en adelantar la causa. Aun presumiendo de que ha habido algunos avances, y que la situación no esté en un desatendido extremo, es probable de que un año todavía sería muy poco tiempo para completar lo necesario para obtener la beatificación de Mons. Romero en el 2013.
Ahora bien, supongamos que se ha hecho lo suficiente para reducir ese lapso de diez años a una lista de tareas que sí se pueden completar en un año, ¿es factible poder pensar que eso sucedería? Todo dependería de la voluntad eclesiástica por querer sacar adelante la causa—nos referimos en este caso en una decisión papal, del postulador don Vincenzo Paglia, de la conferencia episcopal de El Salvador, y de la Congregación para las Causas de los Santos (del prefecto Mons. Amato, y del ya mencionado P. Ols, entre otros). A nuestro criterio, los elementos necesarios para volver a poner en marcha el proceso allí están. Viendo, en primer lugar, la agenda papal para este año: Benedicto regresa a Brasil en julio, con posibilidades de visitar a Panamá, que sería su primera llegada a tierras centroamericanas; y a Colombia, el país que nos dio Medellín (sede de los documentos eclesiales que animaron el pastoral de Mons. Romero). El papa está promoviendo un «Año de la Fe», para el cual se está especulando sobre muchas beatificaciones de alto perfil para resaltar los valores que se quieren inculcar. Por ejemplo, hay especulación de que Pablo VI, Juan Pablo I y posiblemente Pio XII podrían ser beatificados, y en España, la conferencia episcopal ha programado cerrar el Año de la Fe con beatificaciones conjuntas de dos grupos de mártires en octubre. (La arquidiócesis de San Salvador, por coincidencia, también está celebrando un «Año Jubilar» por motivo de su centenario como arquidiócesis; y ya faltarán solamente cuatro años para el centenario del natalicio de Mons. Romero que se da el 15 de agosto del 2017.)
Es posible imaginarse que estos factores pudieran acumularse para engendrar el deseo en la feligresía y la jerarquía de la Iglesia para hacer un esfuerzo sostenido de llevar a su término el trabajo de la beatificación de Mons. Romero dentro de este año. Se puede argumentar que no hay mejor exponente para un «Año de la Fe» que un mártir de la fe, y seguramente no hay un mártir de la fe por ser beatificado de mayor peso que Mons. Romero. Ya hace diez años se decía que, “Entre los íconos católicos populares del siglo XX, no hay un santo en espera que figure de manera más prominente que Oscar Romero”, y una reciente nota de prensa confirma que sigue siendo “extremadamente popular”. Lo importante de reconocer, es que se necesitaría un mayor empeño para poder lograr arrancar de nuevo la causa—no queremos decir que es probable, o que se cree que exista una intención de hacerlo. La verdad es que hasta el momento no se ha visto ninguna seña de querer lograr la beatificación de Mons. Romero dentro de este marco de tiempo. Una indicación importante sobre la agenda de la Congregación para las Causas de los Santos la tendremos este lunes 14 de enero, cuando el Prefecto de esa Congregación dará su discurso anual a los alumnos que estudian un diplomado sobre los procesos de la Congregación para declarar beatos, santos y doctores de la Iglesia. Será interesante saber qué es lo que la Congregación tiene programado como parte de su agenda para el «Año de la Fe» y esto nos podría dar luces adicionales sobre las posibilidades aquí tratadas.
Si bien estos elementos no logran alcanzar la beatificación de Mons. Romero dentro el «Año de la Fe», los mismos factores podrían ser claves para impulsar un relanzamiento de su causa de beatificación, para reanimarla y reimpulsarla de manera que reasuma el nivel de proceso que todos esperamos para un mártir tan importante de la Iglesia universal. Hay dos pasos esenciales que esperamos ver para volver a tener una gran esperanza de tener a Mons. Romero próximamente en los altares. Primero, sería alguna confirmación de que su proceso ha sido trasladado desde la Congregación para la Doctrina de la Fe a la Congregación para la Causa de los Santos, para que esta última lo pueda estudiar. Segundo, sería alguna confirmación de parte de Mons. Paglia o la Congregación, de que la comisión de teólogos (y después, la comisión de cardenales) haya comenzado a hojear los informes. Pensamos que esto bien puede ser cierto aún en este mismo momento, pero lo que falta es tener confirmación de ello en algún reporte.
El proceso de Mons. Romero es peculiar por haberse estancado tan cerca de la meta, como un objeto que se traba cerca de la apertura de una tubería que lo llevaría a su liberación. Lo bueno de esto es que, cuando comience a progresar nuevamente, la espera será muy breve para terminar el proceso. Mientras tanto, la espera es doblemente frustrante porque no hace sentir que estamos «tan cerca y aún tan lejos» de la meta final.
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