BEATIFICACIÓN
DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015
|
||
|
El árbol de la familia Romero: papá Santos (izquierda), la abuela Guadalupe (arriba), la joven familia (Oscarito en el círculo rojo). |
Es agosto de
1917. La primera guerra mundial está devastando Europa. El Papa Benedicto XV ha
publicado un plan de siete puntos, plasmado en su exhortación apostólica «Dès le Début», emitida el 1° de agosto, para
buscar la paz. Estos son días en que el Papa era un prisionero en el Vaticano.
En Fátima, la Santísima Virgen aparece a un grupo de niños. La Iglesia es
reconocible, pero diferente a la actual: Ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI, ni
mucho menos el Papa Francisco, habían nacido todavía. En El Salvador, el Dr.
Antonio Adolfo Pérez y Aguilar es el primer Arzobispo de San Salvador.
En una pequeña
aldea elevada llamada Ciudad Barrios, al oriente de El Salvador, un niño
nace, el 15 de agosto de 1917. Ciudad Barrios es poco más que un caserío. La
formación en la escuela del pueblito termina en el tercer grado. No hay carreteras
pavimentadas que lleguen a Ciudad Barrios. Para ir al mercado de San Miguel, la
ciudad grande más cercana, los niños Romero deben caminar toda la noche,
logrando llegar la mañana siguiente.
El padre del recién
nacido se llama Santos Romero (13 de agosto 1883 - 14 de agosto 1937), hijo de
Julio Romero y Gertrudis Garcilazo. La madre es Guadalupe de Jesús Galdámez de
Romero (2 de junio 1888 - 2 de agosto 1961), a quien sus amigos llaman la “Niña Jesús” (el término familiar
salvadoreño “niña” es como decir “señorita”). Los padres de Guadalupe son José
Ángel Galdámez (que murió ese mismo año de 1917) y Guadalupe Portillo de
Galdámez.
El niño nacido
de Guadalupe y Santos tendrá como segundo nombre, el nombre del santo del día, San
Arnulfo, siguiendo las buenas costumbres católicas de la época. Su nombre
completo llegará a ser conocido en su momento. De hecho, 98 años después de su
nacimiento, Oscar Arnulfo Romero Galdámez se ha convertido en “el salvadoreño más universal”.
Cuando el Papa
Francisco quiso expresar sus deseos para El Salvador de superar la violencia
criminal y problemas sociales en el Angelus
del domingo pasado, dijo: “Animo al
querido pueblo salvadoreño a permanecer unido en la esperanza, y exhorto a
todos a rezar para que en la tierra del Beato
Óscar Romero renazca la justicia y la paz”.
Después durante
la misma semana, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, visitó la tumba de
Romero. Esto es normal para una tumba que ha sido visitada por el Papa Juan
Pablo II, por el presidente Obama, y muchos otros líderes internacionales y tantos
campesinos salvadoreños.
Pero todo era
muy distinto cuando Oscarito nació en la Fiesta de la Asunción de hace 98 años.
No comments:
Post a Comment