La última vez que
Mons. Óscar A. Romero se reunió con el nuevo Beato Pablo VI, las
palabras del hastiado pontífice fueron un bálsamo para el sufriente mártir salvadoreño:
Comprendo
su difícil trabajo. Es un trabajo que puede ser no comprendido ... Ya sé que no
todos piensan como usted ... sin embargo, proceda con ánimo, con paciencia, con
fuerza, con esperanza ...
Era el 21 de junio de 1978 y el Papa Pablo
estaría muerto dentro de dos meses: el 6 de agosto de 1978, la Fiesta de la
Transfiguración, la celebración nacional de El Salvador, como Mons. Romero
gustaba recordarlo. “Estrechándome las manos con un cariño y una
fortaleza de quien se siente sostén de todos los Pastores y de toda la Iglesia
Universal”, fue como Romero recordó la acogida del papa. La consolación del papa, dijo Romero en su Diario, “me dejó la satisfacción de una
confirmación en mi fe, en mi servicio, en mi alegría de trabajar y de sufrir
con Cristo, por la Iglesia y por nuestro pueblo”.
La foto de Montini en el cuartito de Romero. |
Dos años después, Romero también estaría
muerto, pero ¿podrían haber sido distintas las cosas? Mons. Orlando Cabrera, obispo de Santiago de
Maria, donde Romero fue obispo, seimagina que si Pablo hubiera sobrevivido, habría elevado
Romero al Colegio de Cardenales, talvez forzando así un resultado diferente ...
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