AÑO
JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017
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El Beato oscar
Romero (derecha) comparte un momento leve con el Sr. José Jorge “Pepe” Simán
(izquierda) y el P. Carlos Rafael Cabarrús, S.J. (centro), en San Salvador en
julio de 1978. Esta foto, publicada en el libro de Simán, “Un Testimonio” (San
Salvador, 2007, 2015), se hace parte de nuestra serie sobre Romero en imágenes
para el Año Jubilar Romero declarado por la Iglesia por el centenario del
mártir salvadoreño.
La película de Roberto
Benigni La vida es bella (La vita
è bella en italiano), sobre los intentos de un padre por proteger a su niño
de las crueldades del mundo nazi, destaca por la forma en que incorpora temas
trágicos con elementos cómicos. De
manera similar, esta foto presenta un momento leve—de risas y evidente convivio
ameno—con un aspecto solemne y sombrío.
La levedad es evidente. Don Pepe
relata a Súper Martyrio: “En esta foto se
puede apreciar uno de los tantos momentos en el que compartimos con Monseñor
Romero—momentos de pláticas y risas, en las reuniones del Seminario de
Sociología Religiosa” en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.
En su libro, Don
Pepe también capta un poco del humorismo de Mons. Romero: “se reía y bromeaba” con los miembros de la casa Simán, cuando los visitaba. Le gustaba contarles relatos graciosos, como
el en que, “un día, cuando estaba de
párroco en San Miguel, llegó un campesino a verlo y lo invitó a comer. Monseñor le sirvió ensalada de lechuga y
entonces el campesino se voltea y le dice, ‘Monseñor, mire, yo sé que soy pobrecito,
pero yo no como zacate’ ... y mis hijos reían y reían”.
La foto también
capta un momento durante una breve calma en la persecución de la Iglesia
Salvadoreña—calma que se acabaría con el asesinato del P. Barrera en
noviembre—pero este día, el Arzobispo Romero se encontraba tranquilo entre
amigos y aliados y podía tomarse el lujo de una risa. Por un breve momento, “La Vida es Bella” para Óscar Romero. Sus biografías también nos cuentan que durante
este tiempo, Mons. Romero estaba ocupado elaborando su tercera
carta pastoral “La Iglesia y
las organizaciones políticas y populares”, que saldría en agosto. Acababa de regresar de un viaje a Roma, su
última reunión con el Papa Paulo VI, y se sentía muy fortalecido para seguir
adelante con su mission.
Pero también hay
un elemento muy conmovedor en esta foto.
¿Lo han percibido? La
camisa. Mons. Romero viste esa camisa
que todos vimos en la ceremonia de beatificación, ahora conocida simplemente
como “la camisa ensangrentada”, porque fue la prenda que quedó bañada de sangre
en la triste y violenta muerte martirial del beato. No hay otras fotos publicadas de Romero vistiendo la camisa que muestren la camisa entera.
El Padre
Cabarrus, de la foto, se queda con la última palabra.
En su libro “Seducidos Por El Dios de los Pobres” (Madrid, 1995), él escribe estas sabias palabras
sobre los padecimientos del obispo mártir: “La
Arquidiócesis de San Salvador fue un reto para Monseñor Romero, y el Arzobispo
Romero fue un reto para su pueblo”.
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