En Roma el mes pasado. |
#SanÓscarRomero #Beatificación
Los
organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud dieron a conocer, este
martes 20 de noviembre la agenda del Papa Francisco para la JMJ en Panamá este
enero, y un detalle estuvo inmediatamente claro. La vaticanista de Televisa Valentina Alazraki
no tardó en desprender la conclusión inevitable: “Contrariamente a lo que se llegó a hipotetizar no habrá una escala en
San Salvador para rezar sobre la tumba de San Óscar Romero”, dijo
en Twitter. (Romero es uno de los santos co-patronos del encuentro.)
La agenda
presentada lo deja claro: incluye en el programa la salida del Pontífice del Aeropuerto
Fiumicino de Roma el 23 de enero, y la llegada el mismo día al Aeropuerto
Internacional Tocumen de Panamá, sin especificar ninguna otra parada. Si el lector estaría pensando sobre un plan
secreto de llevar al Santo Padre en un desvío a San Salvador, tal posibilidad
parece inadmisible dado que las horas de salida y arribo del vuelo papal
explicitadas en la agenda no dejan margen para hacer otra escala.
Francisco sale
de Roma a las 9:35 am (cuando son la 3:35 am en Panamá) y llega a Ciudad de
Panamá a las 4:30 pm hora local (10:30 pm en Roma)—solo trece horas de vuelo,
lo que equivale justamente a un vuelo directo desde Roma a Panamá. (Lo mismo se
deduce al estudiar el vuelo de regreso, que parte vía la aerolínea Avianca el
domingo 27, despejando las dudas de que la visita a El Salvador ocurriría entonces.) A menos que las autoridades hayan
deliberadamente diseminado información falsa, la agenda parece dejar una visita
a San Salvador afuera de discusión para este viaje.
La noticia
defrauda las expectativas de la Iglesia Salvadoreña, que había promovido la
opción en reiteradas ocasiones ante el Papa.
La última fue durante una audiencia especial el día después de la
canonización de Romero, el lunes 15 de octubre.
El Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, invitó al
Papa a hacer la visita durante su discurso ante la audiencia y el
Pontífice. Francisco sonrió cuando Mons.
Escobar hizo la propuesta, suscitando aplausos entusiastas, pero no contestó a
la invitación en las palabras que dirigió al grupo.
De hecho, es la
tercera oportunidad de visitar el país que el Papa ha dejado pasar. Se le pidió beatificar a Romero en San
Salvador en el 2015; se le solicitó que la canonización fuera en El Salvador
este año; y, finalmente, se le suplicó llegar “de pasadita” en ruta a
Panamá. Por otro lado, ciertamente se
puede argumentar que Francisco ha hecho innumerables concesiones y oberturas en
la canonización de Romero, nombrando a un cardenal salvadoreño, recibiendo a
los salvadoreños en audiencias especiales en 2015 y 2018, y en otros gestos.
Hasta ahora, la
Iglesia se había atenido a que el Papa jamás ha dicho “no” a visitar San
Salvador. Pero se llega el momento en
que igual el silencio es un “no”.
Los salvadoreños
han esperado 38 años para ver a Romero canonizado, y seguramente no se darán
por vencidos, haciendo su nueva petición una visita propia en el pronto futuro. Al fin y al cabo, su próximo santo es un jesuita.
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