AÑO
JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
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El día de la publicación del informe Viganò, una parroquia salvadoreña hacía una procesión por Romero. (Foto de Cultura Romeriana.) |
#BeatoRomero #Beatificación
En la prensa
católica norteamericana explotó la semana pasada la noticia que el
Arzobispo de Filadelfia pidió la cancelación del Sínodo de la Juventud el mes
próximo, que incluye la canonización de Mons. Óscar A. Romero y Pablo VI debido
a la supuesta falta de credibilidad de los obispos para hablar a los jóvenes dada
la polémica desatada por la acusación del ex nuncio a Estados Unidos sobre los abusos
del ex cardenal Theodore McCarrick. No
sería una exageración aseverar que mientras que algunos católicos del hemisferio
norte piden la renuncia del Papa, los seguidores de Mons. Romero anticipan la
canonización de su mártir el 14 de octubre desde un océano de apoyo a
Francisco.
El III Congreso
Continental de Teología Latinoamericana y Caribeña que acaba de sesionar en El
Salvador emitió
una carta de apoyo al Pontífice, y el presidente del Consejo Episcopal
Latinoamericano (Celam) arremetió contra lo que denunció como un ataque
vergonzoso a la persona del papa. Otras
expresiones de apoyo han llegado desde el arzobispo primado de México
y los obispos de España,
Argentina,
Venezuela,
y Perú,
entre otros. En El Salvador, una fuente
eclesial me pidió discretamente resumir las acusaciones del ex Nuncio Viganò,
explicando para disculparse que ha estado tan emocionado por Romero que no ha dado
el debido seguimiento a otros temas.
La polémica en
la Iglesia no ha disminuido el entusiasmo por la canonización de Romero: la
Oficina de Canonizaciones del Arzobispado informa que millares de personas del
diminutivo país se han inscrito para hacer el viaje de 10.000 kilómetros a Roma
para el evento. Tendrán un lugar favorecido en la ceremonia, ya que portarán
los boletos nos. 7.001 – 12.000 (prácticamente de enfrente del altar). Provienen de diversos países—latinoamericanos
como Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá—pero también europeos como
Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Grecia, Inglaterra (un gran contingente),
Italia, Suecia y Suiza. No faltará
África, con una delegación romeriana que viene desde el Congo. No debe ser sorpresa que la mayoría de los
salvadoreños con suficientes recursos para el viaje—un 70%—superan los 50 años
de edad. Los demás, sin embargo, son más
jóvenes.
El Arzobispo de
San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas anunció una Misa de despedida el
domingo 7 de octubre, una semana antes de la ceremonia. “Agradecemos
a todos el entusiasmo, alegría, y generosidad en la preparación de tan magno
acontecimiento”, dijo en un comunicado, en el que anunció que el sábado 13
de octubre iniciará una vigilia con una procesión desde la plaza Salvador del
Mundo donde Romero fue beatificado en el 2015 hasta la Catedral donde yacen sus
restos mortales. En ese lugar, a las 2
am hora de San Salvador, seguirán la ceremonia en Roma, y el siguiente domingo
se celebrará una misa de acción de gracias en el mismo lugar “presidida por nuestra conferencia episcopal
y esperamos también a todos los obispos de Centro América”.
Por supuesto que la fidelidad a Francisco surge desde el agradecimiento por haber avanzado la causa de Romero. Pero desde otro punto de vista, los seguidores de Romero tampoco se escandalizan al ver rupturas
abiertas en la Iglesia, ya que la historia de Romero es una de dolorosas
divisiones en el episcopado y duras críticas en contra de Romero desde varios
sectores. El mismo Francisco ha
reconocido que Romero “fue
difamado, calumniado, ensuciado ... incluso por hermanos suyos en el sacerdocio
y en el episcopado”. Para algunos,
hasta resulta natural que Francisco sea criticado, ya que llega a marcar una
especie de confirmación que su ministerio, igual al de Romero, estorba a
ciertos grupos.
“Lo mismo que le pasó a Monseñor Romero”—dijo
el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, seguidor de Romero que es obispo auxiliar de
San Salvador, comparando el caso de Romero con el de Francisco. “Muchos
hoy piden que el Papa Francisco renuncie”.
El Cardenal Angelo
Becciu, asumiendo el cargo de prefecto de la Congregación de las Causas de los
Santos, resumió los sentimientos de los seguidores de Romero. “El
Papa se ama y se le ama hasta el final”, dijo el prelado. “Si nos encontramos unidos al Papa, la
Iglesia se salvará. Si en cambio creamos divisiones—desgraciadamente—la Iglesia
corre el riesgo de sufrir graves consecuencias”.
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