BEATIFICACIÓN
DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015
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La
arquidiócesis de San Salvador publicó este fin de semana en el periódico
diocesano la noticia de que el Arzobispo de San Salvador ha aceptado el «Suplex Libellus» o petición de apertura
formal de la causa del sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande García,
aunque el proceso ya se encuentra en una etapa avanzada. En el decreto publicado por el arzobispado se
desglosa que la petición fue hecha por Mons. Rafael Urrutia, quien fue
constituido como vice postulador de la causa “por mandato fechado en Roma el 16
de junio del año en curso.” Súper Martyrio ha confirmado que el
Postulador de la causa será el P. Anton Witwer, S.J., Postulador General de los
Jesuitas.
La asignación
a la casa general jesuita confirma la importancia de la causa durante un
pontificado jesuita. Muchas fuentes han
informado que la causa es cercana al corazón del Papa Francisco. El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la
Congregación para las Causas de los Santos—la máxima autoridad sobre procesos
de canonización en la Iglesia—le comunicó esa importancia al Arzobispo de San
Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas en mayo.
“Estamos muy contentos—el Papa está muy contento”—enfatizó el purpurado al arzobispo
Escobar al encontrarlo en el aeropuerto—“que Usted ya haya iniciado el proceso de
canonización del P. Rutilio Grande”.
El mismo Papa
Francisco mencionó al P. Grande por su propia cuenta cuando fue preguntado
sobre la causa Romero en agosto del 2014 volando de regreso de Corea: “detrás de él [Romero], viene Rutilio Grande”, recordó el
Papa.
El interés del
Santo Padre no es casualidad: “Conocí a
Rutilio Grande, una vez en una reunión de América Latina, pero no hablé con él”,
ha dicho el Pontífice. “Después
de su muerte me interesé mucho. Él dejó el ‘centro’ para ir a las periferias”—uno
de los motivos pastorales centrales del pontificado Bergoglio. El P. Grande dejó la enseñanza universitaria “para ser párroco de los campesinos oprimidos
y marginados”, dijo el cardenal Amato en su homilía por Mons. Romero. “Fue un
grande”, dice el Papa.
La causa
Rutilio Grande se nutre de las lecciones aprendidas durante el curso de la
causa Romero y espera abreviar dramáticamente el tiempo necesario para alcanzar
la meta. De hecho, antes aún de la
aceptación del «Suplex Libellus», ya
se había hecho mucho trabajo. Entre el
final del año pasado y el inicio del año en curso, se recolectaron
aproximadamente 30 testimonios de testigos, incluyendo familiares, sacerdotes y
laicos, para respaldar la beatificación del mártir jesuita salvadoreño. Mons. Urrutia, el P. Edwin Henríquez (segundo
vice postulador de la causa), y el abogado Rodrigo Belismelis (también veterano
de la causa Mons. Romero) recogieron testimonios en El Salvador y Guatemala.
Después de
concluir el proceso diocesano, el expediente del P. Grande pasará a las manos
de la curia jesuita, cuyos casos recién concluidos de manera exitosa incluyen
las canonizaciones equivalentes de San Pedro Fabro y San José de Anchieta, ambos bajo
el Papa Francisco. Basado en los logros
de la postulación salvadoreña y jesuita, podríamos esperar ver muy pronto el
segundo beato salvadoreño.
Publicado del Suplex Libellus. |
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