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El presidente actual de la Corte Suprema de El Salvador ha anunciado que el Magistrado Florentín Meléndez (foto - izquierda) lo relevará como presidente del máximo tribunal jurídico de ese país el lunes 16 de julio del 2012. Meléndez fue un colaborador del “Socorro Jurídico” de Mons. Romero, y ha destacado como un jurista eminente en la materia de los derechos humanos—fungiendo por un tiempo como Presidente de la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos de la OEA—pero su llegada al liderazgo de la suprema salvadoreña es bastante incierto. Meléndez y el presidente de la corte actual integran un grupo de magistrados que reclaman ser la Corte Suprema de El Salvador. Pero sus fallos han sido declarados sin efecto por una corte regional centroamericana y la Legislatura y el Presidente de El Salvador reconocen a otro grupo, y a otro presidente entrante, como la verdadera corte.
La crisis institucional resultante del enfrentamiento entre la corte actual y las otras instituciones del poder en El Salvador hacen recordar los enfrentamientos monumentales en los tiempos de Mons. Romero, y quizá algo de la polémica se trace a la injerencia de Mons. Romero sobre su discípulo jurista. Mons. Romero jugó un papel activo en el fortalecimiento de la tutela legal en El Salvador. Como bien lo resume Mons. Ricardo Urioste, “El énfasis de Monseñor Romero en la denuncia de violaciones de derechos humanos tuvo un enorme impacto en la comunidad nacional y despertó el interés de la comunidad internacional, especialmente de las organizaciones especializadas en la defensa, promoción y protección de los derechos humanos”. En efecto, Mons. Romero tuvo una fuerte visión sobre la necesidad de tener vigente un estado de derecho y un papel protagónico para la Corte Suprema de Justicia en El Salvador. De hecho, monseñor se quejaba de que la corte de su época era demasiado tímida: “¿Dónde está el papel trascendental de una democracia de este Poder que debía de estar por encima de todos los poderes y reclamar la justicia a todo aquel que lo atropella?” (Homilía del 30 de abril de 1978.) El papel de la corte, decía Mons. Romero, es “exigir a las Cámaras, a los juzgados, a los jueces, a todos los administradores de esa palabra sacrosanta—la justicia—que de verdad sean agentes de justicia”. (Ibid.) Y añadió: “Yo quiero felicitar a los abogados cristianos o no cristianos, pero con gran sentido de justicia, que están poniendo el dedo en la llaga”, al exigir el cumplimiento de la ley. (Id.)
Florentín Meléndez definitivamente ha estado “poniendo el dedo en la llaga” desde su llegada a la cámara de lo constitucional de la Corte Suprema salvadoreña. “El Tribunal Constitucional de El Salvador”, escribió un eminente bloguero de los acontecimientos en El Salvador, “se ha convertido en un campeón del derecho al voto de las personas, recortando algunos de los poderes de los liderazgos de los partidos políticos”. En varios fallos inéditos en la época de cortes tímidas que Mons. Romero lamentaba, la sala constitucional de Meléndez apachó en reiteradas veces los intereses de los partidos políticos: tachó dos partidos históricos fracasados que habían sido habilitados por un pacto entre los partidos, autorizó la posibilidad de tener candidatos independientes, frustró un atentado de limitar el poder de la sala al requerir que sus votos sean unánimes para poder tener efecto, y ahora ha dejado sin efecto los nombramientos judiciales de la Legislatura en el 2006 y el 2012, propiciando el choque de poderes cuando la legislatura y el presidente de la república se han negado a dar efecto a más fallos de la corte, argumentando que la corte ha sobrepasado sus facultades en sus últimas decisiones.
El despliegue de aliados que resulta del enfrentamiento es interesante. Se oponen al seguidor de Mons. Romero, Florentín Meléndez, y sus magistrados colegas el partido FMLN conformado por la ex guerrilla, y su presidente, quien tomó públicamente al arzobispo mártir como su referencial para gobernar. Se oponen a Meléndez y sus colegas el sindicato de trabajadores de la corte y se opone lo que queda del partido de la ex democracia cristiana, cuyos antiguos integrantes tuvieron alguna cercanía con Mons. Romero en vida. En cambio: se aglutinan a la causa de Meléndez y los magistrados rebeldes, ARENA, el partido de derecha; ANEP, la cámara de comercio, y grupos industriales y empresariales. Al dejarlo ahí podría parecer que es un enfrentamiento de izquierdas contra derechas, y que Meléndez está jugando por la causa de los sectores más conservadores de la sociedad salvadoreña. Pero también apoyan a Meléndez la conferencia episcopal católica, la universidad jesuita, otros grupos juveniles universitarios, grupos de juristas, varios sindicatos, y un grupo feminista, entre otros. La verdadera distinción es entre los que apoyan el estado de derecho y la estabilidad jurídica y los que quieren apoyar a la izquierda porque le conviene políticamente.
Cuando Meléndez era integrante del “Socorro Jurídico” del Arzobispado, Mons. Romero visitó al grupo de trabajo para firmar un circular que habían elaborado. “Me dio mucho gusto que todavía a las diez de la noche, cuando llegué, estaban trabajando con mucho entusiasmo”, apunto monseñor en su diario. (Viernes 14 de abril de 1978.) Llamándolos un “impulso esperanzador de los hombres de la ley que quieren colaborar con un sentido más noble de su noble profesión”, Mons. Romero notó con aprobación que “están dispuestos a hacer respetar el imperio de la ley”. (Ibid.) Esto sería lo más importante para monseñor, ya que, “El respeto por el imperio de la ley promueve la justicia y elimina las semillas de la subversión”. (Hom. 11 dic. 1977.) Al contrario, “Al abandonar ese respeto, los gobiernos ... invalidan su arma más poderosa, su autoridad moral.” (Ibid.)
Simbolismo
Monumento de Mons. Romero “vestido de blanco”—simbolismo de los que exigen cumplimiento a los fallos de la corte del Magistrado Meléndez (foto Diario El Mundo). Nota del blog: la intención de este escrito ha sido constatar la conexión de Meléndez con Mons. Romero, y jamás especularía si Mons. Romero estaría a favor o en contra de esta o la otra parte, más allá de lo que se ha dicho de forma genérica sobre el imperio de la ley, etc. Condenamos el “vandalismo” del monumento, y la manipulación de su figura.
Perspectivas & análisis
Linda Garrett, Centro para la Democracia en las Américas (inglés)
Fundación para el Debido Proceso Legal
Joaquín Villalobos
Editorial Washington Post (inglés)
Héctor Dada Hirezi
Dagoberto Gutiérrez (video) (escrito)
Facundo Guardado
CISPES (inglés)
Editorial El Faro
Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA)
Mary O'Grady, Wall Street Journal (inglés)
Editorial Diario CoLatino
Publicidad del FMLN (video)