BEATIFICACIÓN
DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015
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En lugar de
escribir muchas palabras de elogio para La
palabra queda: Vida de Mons. Oscar A. Romero, por James R. Brockman, SJ (346 págs., Colección Teología latinoamericana, 2da edición,
1987), tal vez el mayor elogio que puedo darle es en haberla hecho
la biografía del Beato Óscar Romero que más he citado en este blog sobre Romero.
Como la primera biografía internacional sobre Monseñor Romero (publicada en
inglés originalmente en 1982, sólo dos años después de la muerte de Romero),
este libro tiene una calidad de haber estado “presente en la creación” que le presta
autenticidad adicional. El enfoque del padre Brockman sobre “sólo los hechos” lo
hace un intermediario honesto que deja a Romero y los hechos hablar por sí
mismos. Por último, a pesar de ese enfoque desinteresado, el P. Brockman perfila
como un amigo de Romero que se hace amigo del lector que desee ser amigo de
Romero.
Este mes,
hemos examinado varios libros sobre Romero y quería dejar el mejor para el
final. El P. James Brockman (1926-1999) conoció a Romero en 1978, y se mobilizó
rápidamente para preparar esta biografía de Romero, originalmente titulada The Word Remains: A Life of Oscar Romero,
poco después de que Romero fuera asesinado. El libro ha sido actualizado en
varias ocasiones, incluso en 1989, cuando fue ampliado significativamente y
retitulado (solo en su versión en inglés), en parte para seguir el esquema de la
película “Romero”, para cual había sido una fuente principal. El libro comparte
el enfoque de la película sobre los años de Romero como arzobispo de San Salvador
y, también como esa cinta cinematográfica, presenta un cambio profundo en
Romero después del asesinato de su amigo, el P. Rutilio Grande.
Como lo sugiere
el título, el libro siempre ha tenido un enfoque especial en la predicación de
Romero, tal vez porque los sermones de Romero habían sido transcritos y
publicados localmente por la arquidiócesis y sirvieron como uno de los recursos
documentales más completos para el P. Brockman en la investigación de su libro.
Esta fue una feliz coincidencia, ya que Romero había alcanzado gran renombre
como un predicador cautivador, que dejó su marca principalmente a través
de sus sermones. Proporcionando una visión general con una amplia muestra de citaciones
memorables de los sermones de Romero, Brockman trajo el mensaje y la voz de
Romero a una amplia audiencia internacional. Además, moviéndose a escribir su
libro con celeridad, Brockman logró entrevistar a colaboradores y amigos de
Romero y documentar sus recuerdos de Romero, mientras que esos recuerdos estaban
muy frescos.
Además de
permitir a Romero hablar a través de sus homilías, diarios, cartas y otros
documentos, Brockman por su parte se hace en gran medida a un lado. No incluye
análisis teológicos, o teorías interpretativas en la que sitúa los hechos. Sólo
expone los hechos y deja a los lectores sacar sus propias conclusiones sin querer
imponer su agenda personal o darle un sesgo a los hechos. Brockman nos hace
conocer su punto de vista a través de lo que elige presentar y el orden en que
lo presenta. Uno de los esquemas organizativos más notables en el libro de
Brockman es que comienza en el momento que Romero es nombrado arzobispo, y luego se
revierte al pasado para narrar todos los 60 años de vida de Romero antes de
convertirse en arzobispo en un solo capítulo, para luego reanudar con el resto
de los tres años de Romero como arzobispo en el resto del libro. Obviamente, esa
secuenciación nos dice mucho sobre lo que el Padre Brockman considera que es
importante en la vida de Romero.
Por último, el
P. Brockman es un amigo de cualquier persona que desee ser amigo de Monseñor
Romero. Puedo decirlo en base a mi experiencia personal. Yo era un adolescente
en el momento que el libro del P. Brockman fue publicado. Me había mudado de El
Salvador a Nueva York en ese entonces, y hacia un peregrinaje cada sábado a una
biblioteca pública lejos de mi casa que almacenaba el libro del P. Brockman para
estar en comunión con Brockman y Romero; tenía que tomar dos autobuses para
llegar. Al poco tiempo, entablé una leve amistad por correspondencia con el
autor de lo que sería el primer libro que había encontrado sobre el héroe de mi
infancia y encontré que él era muy generoso con su tiempo e indulgente con el ingenuo
chamaco salvadoreño que se atrevía a pensar que Romero era un santo. (Brockman
me dijo que estaba de acuerdo, pero trató de bajarme suavemente de las nubes sobre
la posibilidad de que Romero sería jamás reconocido oficialmente como tal.) El
P. Brockman dejó sus papeles Romero a la Universidad DePaul, donde los
investigadores serios pueden comulgar con Brockman y Romero en la actualidad.
Por su
documentación diligente de la vida de Romero comenzada tan sólo unos meses
después de su asesinato, su enfoque objetivo que permiten a Romero y los hechos
hablar por si mismos, y su devoción personal a la causa, la palabra del padre
James Brockman “queda” como una voz autorizada sobre el Beato Òscar Romero.
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