AÑO
JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
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Mons. León Kalenga rocía con incienso las reliquias del Beato Romero. |
El Nuncio en
salida para El Salvador Mons. León Kalenga Badikebele
(reasignado como Nuncio Apostólico en Argentina) reiteró su compromiso de
obtener el reconocimiento de Mons. Romero como “Doctor de la Iglesia” en su
discurso de despedida ante la jerarquía de la Iglesia Salvadoreña, incluyendo
todos los obispos, más clero y religiosos del país. [VIDEO.] Por otra parte, en sus palabras el pasado
sábado 28 de abril, Mons. Kalenga insinuó que la canonización de Romero sería
en Roma en octubre, resaltando la posibilidad que el Papa Francisco llegaría a
“la tumba del Santo” en una visita relámpago a San Salvador durante su viaje
hacia Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud en enero del 2019.
Mons. Kalenga
dijo que el “proyecto escondido” cuadripartido que dejaría a su sucesor incluye: (1)
la causa de canonización de Mons. Romero; (2) la causa de canonización del P.
Rutilio Grande; (3) la causa de Mons.
Romero para “Doctor de la Iglesia”; y (4) una causa para el reconocimiento
colectivo de los “santos mártires de El Salvador”.
Según el
prelado congoleño que concluye su quinquenio como representante del papa en El
Salvador, se espera que su sucesor sea nombrado con celeridad ya que este
deberá liderar las preparaciones para la canonización de Romero, cuyos detalles
finales se fijarán en un consistorio del papa con los cardenales programado
para el sábado 19 de mayo. Durante la
Misa de despedida, Kalenga fue reconocido como alguien que ha “trabajado
incansablemente” por la causa de canonización de Romero, incluyendo por sus
esfuerzos de unificar a todos los grupos inspirados por Romero para evitar una
“guerra” entre los varios intereses.
Kalenga y sus “Amigos de Romero”. Foto: Cultura Romeriana. |
El dialogo sobre Romero como Doctor fue lanzado por el P. Robert Pelton en una conferencia de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos en marzo del 2017. Dos meses después, en mayo del 2017, Mons. Kalenga retomó el proyecto y lo hizo suyo. Durante su homilía por la apertura de la XXXVI Asamblea del Concejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en El Salvador, Kalenga, doctorado en el derecho canónico, dijo que promovería el reconocimiento de Romero como doctor de la Iglesia Universal, “arrancando espontánea y efusivamente un gran y masivo aplauso” en la asamblea, en cual participaron los delegados de 22 países de Latinoamérica y el Caribe, incluidos Estados Unidos y Canadá, según un informe del CELAM.
En una sesión
para darle seguimiento a la idea, celebrada en marzo del año en curso, el
sacerdote Steve Payne, estudioso del caso de Santa Teresita de Lisieux, comentó
lo que se debe hacer para avanzar el caso de Romero. En su presentación, el P. Payne explicó que
el reconocimiento originalmente tenía un valor litúrgico para dar mayor
importancia a las fiestas de ciertos santos en el calendario de la
Iglesia. Sin embargo, Romero, como
mártir, ya tendría una dignidad litúrgica superior a la de los doctores, dijo
el sacerdote, por lo cual buscar un doctorado para Romero sería como pretender
“premiar con una medalla de plata
olímpica a alguien que ya ha ganado una de oro, en el mismo evento”.
Por ende, el
primer obstáculo a superar, según el P. Payne, sería establecer que Romero no
queda descalificado para la consideración por ser mártir. El P. Payne destacó la evolución del concepto
de doctores de la Iglesia, comenzando por las primeras selecciones, que eran
los “padres de la Iglesia”—fundadores de importantes comunidades o ramas
eclesiales. Después se rompió ese molde
cuando Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura fueron reconocidos sin haber
vivido en la época patrística, y más recientemente con el reconocimiento de
mujeres y santas que no tuvieron formación teológica formal, como Santa
Teresita de Lisieux, explicó el P. Payne.
Según esa evolución del concepto, lo que importa es la trascendencia de
las enseñanzas de la persona, y no cualquier otra característica de su
santidad, “por lo cual también un mártir
en cual la Iglesia reconoce la eminente doctrina puede ser elevado al doctorado,
no obstante la practica histórica de no hacerlo”, concluyó un análisis
publicado en la influyente revista Civiltà
Cattolica jesuita por el P. Giandomenico Mucci en 1997.
Desde esta
óptica, el reto sería establecer que Romero reúne los requisitos de eminens doctrina (enseñanza eminente),
según normas establecidos por el Vaticano en los años 80, incluyendo la
constitución apostólica «Pastor Bonus»
de San Juan Pablo II (1988). Para ser reconocido
como doctor, un santo debe aportar algo original que arroje nueva luz sobre la
revelación divina, sus escritos “deben
haber ejercido una influencia considerable en el pensamiento de la iglesia”
durante un período de tiempo apreciable, su enseñanza debe tener tanto una
relevancia pastoral contemporánea como un valor perenne, y debe ser algo más
que “un catequista o predicador
incansable, un gran asceta y servidor de los pobres, o el principal promotor de
un importante movimiento o devoción religiosa”, resumió el P. Payne.
El caso para
la doctrina eminente de Romero fue resumido por el doctor en Filosofía y
analista político chileno, Álvaro Ramis.
“La propuesta teológica, pastoral,
ética, tiene valor universal más allá de su momento de vida”—dijo Ramis en
una conferencia en Santiago el año pasado—“tiene
un valor en la historia de la humanidad porque en Romero hay un tránsito desde
la Ortodoxia (apego a la doctrina) a la Ortopraxis (la aplicación de las buenas
doctrinas): monseñor Romero hace coherente lo que se adhiere en su fe, con su
práctica diaria”.
Si bien
pareciera poco tiempo para establecer que Romero ha ya tenido influencia
considerable ‘durante un período apreciable’, sus promotores apuestan que el
amplio legado e influencia de Romero finalmente será suficiente para rellenar
los requisitos e, inclusive, el mismo Papa Francisco podría declarar al
canonizarlo que Romero es un ejemplo pastoral para la Iglesia.
En sus
palabras de despedida, Mons. Kalenga comentó que los seguidores de Romero
celebrarán su canonización sin importar “si
el papa lo hace aquí [en El Salvador],
en Roma o en la luna”.
Igualmente se
podría decir que buscarán promoverlo a Doctor de la Iglesia no obstante si el
proceso sea instantáneo, o se extienda a décadas o aun hasta siglos.
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