BEATIFICACIÓN
DE MONSEÑOR ROMERO, 23 DE MAYO DEL 2015
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En el período previo a la beatificación de Monseñor Romero el año pasado, Catholic News Service quería enviar un fotógrafo para tomarme una foto trabajando en mi blog. Pero casi nada de lo que hago es particularmente fotogénico. En un día típico, mi trabajo comienza al nomás despertarme. Reviso una docena de sitios web en mi teléfono digital en pijama antes de salir de mi cama. Durante mi almuerzo en el trabajo, podría encontrarme en el patio de comidas de un centro comercial cercano, delineando una entrada del blog o haciendo una lista de ideas para blogs futuros. Al final del día, por lo general, a altas horas de la noche, me hallarán en mi oficina domiciliar haciendo traducciones (suelo publicar en tres idiomas) después de que mi familia se ha dormido. Mi trabajo es invisible—pocos de mis colegas, incluso, saben que yo soy “Polycarpio”, el blogger Romero.
El contraste entre el
crecimiento del interés sobre el blog y la ordinariedad de su elaboración tipifica
la historia de este sitio: “el blog
anteriormente desconocido que ha estado recibiendo mucha atención últimamente”,
escribió Barry Hudock, en Our Sunday
Visitor. El año pasado, el periódico del Vaticano L’Osservatore Romano re-publicó uno de mis artículos, y el Arzobispo
Vincenzo Paglia, postulador de la causa de Romero, me pregonó por su cuenta de
Twitter como “alguien que ha trabajado de
manera eficaz por la causa del Beato Oscar Romero”.
Pero este reconocimiento
no ha estado siempre a la orden del día. Al principio hice este blog como una
sala de apoyo para otro proyecto, un grupo de discusión en línea llamado “San
Romero”. Yo fui el fundador de ese grupo, pero estaba siendo criticado por mis
mensajes, que consideraban demasiado esotéricos, debido a su estrecho enfoque sobre
la causa oficial de canonización. Romero “ya había sido canonizado por el
pueblo”, y por tanto el proceso institucional no tenía mayor trascendencia, me
decían los seguidores activistas de Romero.
Yo discrepaba de ese
pensamiento y empecé a escribir aquí, exclusivamente sobre el proceso de
beatificación de Romero. No me interesaba sólo arrojar ráfagas de correos masivos
sobre la justicia social o construir mi púlpito personal sobre el nombre Romero
para opinar sobre males presentes y pasados. Esas cosas son importantes, pero
otros las hacían—bien—y consideraba que la promoción de la causa de
canonización también era importante, y nadie la hacía en la internet. Durante
estos diez años llevando el blog, los tiempos han cambiado y también la razón de
ser del blog. Concebido al principio como
porrista para instar a la Iglesia a beatificar a Romero, más tarde el blog
trató de corregir errores percibidos en la interpretación de Romero en la
cultura popular, y más recientemente se ha gloriado en desenterrar datos
previamente desconocidos en sus investigaciones de aficionado.
A lo largo del
camino, ciertas ideas han predominado:
- El “Romero-centrismo”—ya que Romero fue un católico cuyo lema era “Sentir Con La Iglesia”, debe ser medido bajo una norma católica, es decir, por el proceso interno de la Iglesia (esto contradice el argumento de que la causa de canonización es innecesaria o irrelevante).
- La “conversión gradual”—en lugar de tener una “conversión” repentina, de la noche a la mañana, que lo llevó a abogar por los pobres, Romero abrió los ojos lentamente, como el ciego de Betsaida (Marcos 8: 22-26), decía Mons. Ricardo Urioste (QDDG).
- La “Teología de la Transfiguración”—en lugar de la pura Teología de Liberación, la perspectiva de Romero estuvo nutrida por la eclesiología y escatología local, fuertemente influenciada por el episodio evangélico que establece la fiesta patronal de El Salvador (la Transfiguración).
A lo largo del
camino, he sido ayudado por muchos y me gustaría nombrar personalmente a algunos
de ellos en el párrafo que sigue, el final. Cuando fui entrevistado por Rhina
Guidos de CNS el año pasado, me preguntó que fue lo que más me había
sorprendido en mi experiencia como bloguero Romero y le dije con toda
sinceridad que me ha sorprendido que, dada la división en torno a Romero y las
visiones a menudo encontradas de Iglesia que tiene la gente, todos sin falta
han apoyado mis esfuerzos y, muchas veces con gran generosidad. Ese apoyo ha
incluido darme pistas, consejos, información, reenvío de mensajes, publicar mis
notas, permitirme publicar notas en sus sitios, y generalmente ayudarme a
aumentar la visibilidad del blog. A ellos, a usted, al Beato Romero y a Dios, yo
digo: ¡Muchas gracias!
Agradecimientos
especiales a: Julian Filochowski y Archbishop
Romero Trust; Tim de Tim’s El
Salvador Blog; Duane Arnold & Michael Bell de The Project; Paulita Pike y Jorge Bustamante de Cultura Romeriana;
Alver Metalli, de Terre d’America y Vatican Insider; Luis Badilla e Il Sismografo; Tito Edwards de Big Pulpit; National Catholic Register; Catholic
Herald; Mons. Rafael Urrutia; el Arzobispo Paglia y el arzobispo Escobar;
Profesor Roberto Morozzo della Rocca; Daily
Theology; Connie Rossini y Catholic
Spirituality Blogs Network; Kevin Tierney y Catholic Lane; Karee Santos; Rhina Guidos; Duane Krohnke; Mike
Allison; Gene Palumbo; Rocco Palmo; Eleuterio Fernández Guzmán; y los amigos de
Acción Litúrgica.
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