Friday, December 08, 2017

Nuevo pastor a San Miguel (El Salvador)


AÑO JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:




#BeatoRomero #Beatificación

El Papa Francisco ha nombrado a Mons. Fabio Reynaldo Colindres Abarca, de 56 anos de edad, como el nuevo obispo del departamento salvadoreño oriental de San Miguel, tierra natal del Beato Óscar Romero.  Desde el año 2000 había fungido como Vicario General para la Fuerza Armada y en el 2008 se convirtió en el Obispo Castrense de El Salvador.  Pero Mons. Colindres se ha convertido en un nombre familiar en el país más que todo por su participación como mediador de una tregua entre las pandillas en el 2012.

El nombramiento de Mons. Colindres como obispo residencial de San Miguel sigue una serie de nombramientos parecidos por parte de Francisco, que yo comparo con las movidas en un juego de ajedrez: cada una deja que pensar ya que es solamente una parte de la secuencia, que deja el suspenso de la próxima movida.  La última vez que Francisco creó un obispo en El Salvador fue en enero del 2006, cuando elevó a Mons. William Iraheta a Obispo de Santiago de María.  Sus próximos nombramientos han sido movidas internas, que dejan vacíos.  Por ejemplo, en febrero del 2006, transfirió al entonces Obispo de San Miguel, Morán Aquino, a la Diócesis de Santa Ana—dejando a San Miguel vacante.  Ahora ha nombrado al Obispo Castrense como Obispo de San Miguel, pero queda el vacío en el obispado castrense.

Lo que sí queda claro es que Francisco ha promovido una jerarquía de tendencias moderadas a progresistas.  En su ascenso más destacado, nombró al obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez al colegio cardenalicio, una movida que ha resultado tanto exitosa como popular.  Rosa Chávez es un progresista.  Mons. Iraheta, el único obispo que Francisco ha creado en El Salvador, sigue la misma línea.  Los prelados que Francisco ha desplazado internamente—incluyendo este más nuevo nombramiento—tienden a ser moderados o talvez ligeramente progresistas, pero del calibre de un león como Rosa Chávez.  Y definitivamente no son conservadores—los últimos de estos se han ido retirando en los últimos años.

Pero, ¿se puede categorizar este nombramiento como un pastor del molde bergogliano?  Si bien la conexión puede ser difícil de reconocer a primera vista, yo diría que la lógica bergogliana se desprende en torno al afán del pontífice de ver pastores que se atreven a intentar proyectos ambiciosos.  En una frase famosa de su exhortación «EVANGELIIGAUDIUM», Francisco declara, “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades … Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos”, escribe Francisco, “en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)”.

Es en este sentido en que Mons. Colindres abarca en el esquema del papa.  El pacto entre pandillas negociado por Colindres ha sido muy controvertido y nada popular. Funcionó por eso de un año y luego colapsó entre acusaciones que corrían entre que fue mala idea hasta que fue ilegal o producto de corrupción.  Para bien o para mal, Colindres se empapó profundamente en ese proceso y parece que conoce más a las estructuras pandilleriles que al ejercito del cual era ordinario.  De hecho, Colindres visitaba constantemente las cárceles y celebraba misas y predicaba el evangelio de la conversión a los mareros.  Cuando Francisco recibió al entonces presidente salvadoreño Mauricio Funes en el Vaticano en el 2013, el pacto figuró como un ejemplo de la colaboración entre el estado y la Iglesia para el bien de la sociedad.  Cuando el Papa recibió a un grupo de salvadoreños en el Vaticano en el 2015, les dijo que El Salvador necesitaba una evangelización “que le ayude a favorecer la promoción y el desarrollo de una nación en busca de la verdadera justicia, la auténtica paz y la reconciliación de los corazones”.

Finalmente, puede ser que Colindres quepa en el molde del papa precisamente porque tuvo el valor de intentar hacer algo que le salió mal.  Es cierto que después del colapso de la tregua, cambiaron las fortunas del obispo.  Cuando la tregua iba bien, el Nuncio Apostólico acompañaba a Colindres en las visitas a las cárceles.  Cuando falló, la Iglesia se desligó y se declaró que Colindres había por su propia cuenta.  Varios de los otros mediadores fueron investigados o encarcelados.  Colindres no fue invitado a otras mesas de trabajo, como la del nuevo gobierno para tratar temas de seguridad.

El Papa Francisco dijo hace unos días (y lo había dicho antes) que “algunos creen que ser humilde es ser educado, cortés, cerrar los ojos en la oración.  No, ser humilde no es eso”, dijo el Pontífice.  Hay un signo, una señal única: aceptar las humillaciones. La humildad sin humillaciones no es humildad”. 

Y sabemos que a Francisco le gusta la humildad, y también le gusta rehabilitar el nombre de una persona que ha caído cuando el papa piensa que no merecían fallar.


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