El clérigo que dirige la
Congregación para las Causas de los Santos (“CCS”)—la autoridad de la Iglesia
Católica a cargo de reconocer nuevos santos—habría dicho que ya nada obstruye
el camino a la beatificación de Mons. Óscar A. Romero de El Salvador. Esa
declaración fue atribuida al Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la CCS (en la
foto), por otro gran clérigo, el Card. Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga,
arzobispo de Tegucigalpa, que dirige el consejo mundial de ocho cardenales que asesoran
al Papa Francisco sobre la reforma de la Iglesia. El Card. Rodríguez estaba en
Verona, presentando un seminario italiano sobre la doctrina social de la
Iglesia cuando comentó ante los periodistas que “Le pregunté al Cardenal Amato...
si hay obstáculos para la beatificación de Mons. Romero y él me dijo que no”,
de acuerdo con un informe de la prensa italiana. “Así pues, sostengo que este proceso debe
seguir adelante”, agregó el Cardenal según los informes.
La noticia es importante por tres
razones. En primer lugar, es la
primera y más alta en su origen—en indicar perspectivas favorables en la CCS.
Anteriormente, en abril de este año, se informó ampliamente que el nuevo Papa
estaba ansioso por estimular el proceso y levantó una orden de retención
impuesta en un momento anterior no especificado. Después, en julio, se informó
de que la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de velar por la
ortodoxia católica, había dado el visto bueno a reanudar la beatificación
de Romero. La noticia de que la CCS, también, ha dado su luz verde es nueva,
pero no nos dice qué tan cerca estamos del fin. Por ejemplo, decir que no hay “obstáculos”
no es lo mismo que decir que no hay “baches” o “barreras” de procedimiento: pasos
formales que aún deben tomarse—lo más importante, sería la revisión y
aprobación de las comisiones de cardenales y teólogos, que enviarían un decreto
al Papa Francisco, reconociendo el martirio de Romero, para que el papa lo
firme.
En segundo lugar, la declaración
del Card. Rodríguez es muy reveladora sobre el funcionamiento interno de la
curia romana en el manejo de la causa de canonización. El hecho de que el Card.
Rodríguez, a quien a veces se refiere como el “vice-Papa” debido a su papel en
el consejo de reforma, haya pedido al Prefecto de la CCS un informe de
situación parece un impulso para mantener el proceso en marcha. Sería difícil
concebir que tal interrogatoria sería dejada de lado por la CCS, dado la conocida
cercanía del Card. Rodríguez con su compañero latinoamericano, el Papa Francisco,
y el imponente perfil del Card. Rodríguez como una voz moral sobre la justicia
social, y como representante de América Latina (el país del Card. Rodríguez,
Honduras, está al lado del país de Mons. Romero, El Salvador; y Rodríguez conoció
a Romero y es un devoto confeso de Monseñor).
Por último, el enfoque del Card. Rodríguez sobre
la falta de “obstáculos” señala que, a pesar de no haber un anuncio de beatificación,
los fieles deben tener confianza de que ya viene la beatificación. La falta de
un anuncio hasta ahora puede estar relacionado con la política. Según Mons.
Jesús Delgado, un clérigo salvadoreño de alto rango cercano a Romero, podría
ser imprudente que la Iglesia actúe antes de las elecciones presidenciales del
2 de febrero de 2014 en El Salvador (cuyo resultado podría no quedar determinado
hasta una segunda vuelta, el 9 de marzo). Esperar hasta después de las elecciones
no vendría sin precedentes: la Iglesia hizo lo mismo con respecto a la
beatificación del mártir cristero Miguel Pro, esperando hasta después de las
elecciones presidenciales de México en 1987, a pesar de que ese año era el 60°
aniversario del martirio de Pro. El anuncio de “ningún obstáculo” podría estar dando una alerta temprana al sistema
político salvadoreño de lo que está por venir.
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