Thursday, January 30, 2014

Óscar Romero, Hard-Identity Catholic



El Diario de Hoy photo


Think how compelling Óscar Romero would be to conservative Catholics if, in addition to championing social justice, he had also upheld traditional Catholic doctrines. 

  • Imagine that Romero, who denounced his government’s targeting clergy for assassination, had stated that legalizing abortion would be “truly a persecution of the Church.” 
  • Or, that Romero, who denounced human rights abuses, had declared that the taking of human life in abortion was a sin that cried to heaven the same as a cold-blooded political assassination. 
  • What if he had preached that homosexuality was an “aberration;” that sexual relations could only occur between one man and one woman married to one another and not using artificial birth control; that divorce would never be moral even after “a thousand legislatures had legalized it;” and that priestly celibacy was non-negotiable. 

If the assassinated Archbishop of San Salvador had said all of these things in addition to railing against social injustice, it would surely be impossible for conservatives to dismiss him as just another misguided Catholic progressive.  Taking such hardline stances would certainly qualify Romero for “culture-warrior” status in the current political discourse, and would result in an abrupt re-shuffling of who would be in favor, and who opposed to his impending beatification, right?  In fact, all of the foregoing are the very positions Romero took as Archbishop, all while defending the poor and insisting on social justice.

If such information is surprising to those who think they have Romero “pegged” based only on scant information, it will come as no surprise to those familiar with the Archbishop’s story.  Anyone at all acquainted with Romero’s life will know that he was a traditional Roman cleric, raised and nurtured by the Church from age 13 onwards, and trained in Rome.  He referred to the Church’s capital city as “my mother, master and homeland” (Primero dios: Vita di oscar Romero, Morozzo Della Rocca, p. 316).  He took as his motto Sentire Cum Ecclesia, “Feeling With The Church,” which he explained, “specifically means unconditional attachment to the hierarchy” (Chaparrastique journal, 1965).  Romero was almost never seen in public without his cassock, and frowned on priests who dressed in lay clothing.  He wore a scapular and a penitential chain, and he lived with a community of nuns.  His spirituality reflected the flavors of his formation, with Claretian, Jesuit, ascetic and mendicant/Carmelite traits.  He was close to Opus Dei.  In short, he was an old fashioned priest and happy to live that way.

All of Romero’s adherence to tradition, however, has been eclipsed by his stances on the social doctrine.  The superficial read on Romero’s ministry in San Salvador is that it was an about-face, an adoption of progressive, pro-Liberation Theology stances at the cost of traditional doctrine.  His sermons in San Salvador prove otherwise.  He preached both lines of the Catholic creed—in tandem.  He was “like the owner of a house who brings out of his storeroom new treasures as well as old” (Matthew 13:52).  In fact, Romero’s background as a renowned conservative cleric provided some credibility and latitude for his social criticism in Salvadoran Church circles.  Certainly, it has helped buoy his canonization prospects, because he had friends in the Church who understood his orthodox credentials.
In a deeper sense, Romero’s willingness to take up social justice may be the greatest evidence of his “capital C” Catholicity.  Because of his strong Catholic identify, Romero allowed the Catholic ethos to override his own identity.  He accepted and adopted tenets of the Faith that were not his first choice.  He was reluctant to accept the changes of the Second Vatican Council, but he slowly embraced and made them his own priorities, sacrificing his very life to defend them.  Thus, Romero leaves other conservatives behind.  For Romero, Catholicism wasn’t a mere identikit.  It was a way of life, worth sacrificing that very life to defend it.


Update:
Today, in an audience with a delegation from the University of Notre Dame (USA), Pope Francis stressed the need to “defend”, “preserve” and “advance” Catholic identity. And at Mass this morning, the Pope prayed, “May the Lord help us to go down this path to deepen our belonging to the Church and our Feeling With The Church [Sentire Cum Ecclesia].”


In Memoriam: MCH

Mons. Romero, católico, identidad dura




Foto El Diario de Hoy


Pensemos en lo convincente que sería Mons. Óscar A. Romero para los católicos conservadores si, además de defender la justicia social, también habría defendido las doctrinas católicas tradicionales.

  • Imaginémonos que Romero, quien denunció que su gobierno sometiera al clero a asesinatos, hubiera declarado que la legalización del aborto sería “una verdadera persecución de la Iglesia”.
  • O bien, que Romero, quien denunció los abusos de los derechos humanos, hubiera declarado que la privación de la vida humana en el aborto es un pecado que clama al cielo igual que un asesinato político a sangre fría.
  • ¿Qué si hubiera predicado que la homosexualidad es una “aberración”; que las relaciones sexuales sólo pueden ocurrir entre un hombre y una mujer casados ​​y sin usar métodos artificiales en contra de la natalidad; que el divorcio nunca sería moral, aunque “mil legislaturas lo legalizaran”, y que el celibato sacerdotal no es negociable.

Si el asesinado Arzobispo de San Salvador hubiera dicho todas estas cosas, además de denunciar la injusticia social, seguramente resultaría imposible para católicos conservadores descartarlo como solo un progresista católico equivocado más. La adopción de tales posturas de línea dura ciertamente calificarían a Romero como un “guerrero cultural” en el discurso político actual, y daría lugar a un abrupto re-barajar de quienes están a favor, y quienes en contra de su inminente beatificación. ¿Verdad?  En realidad, todo lo antes mencionado son las verdaderas posturas que Romero tuvo como arzobispo, a la vez que defendía a los pobres e insistía sobre la justicia social.

Si dicha información pueda sorprender aquellos que piensan que tienen Romero bien situado, a base de datos escasos, no será sorpresa para quienes están familiarizados con su historia. Cualquier persona que conoce la vida de Romero sabrá que él fue un clérigo romano tradicional, criado y nutrido por la Iglesia desde los 13 años en adelante, y formado en Roma. Se refería a la capital de la Iglesia como “mi madre, maestra y mi hogar” (Primero dios: Vita di Oscar Romero, Morozzo Della Rocca, pág. 316.). Tomó como lema Sentire Cum Ecclesia: “sentir con la Iglesia”, que, explicó, “concretamente significa apego incondicional a la Jerarquía” (semanario Chaparrastique, 1965). Casi nunca salía en público sin su sotana, y no estaba de acuerdo con que sacerdotes se vistieran de ropa particular. Llevaba un escapulario y una cadena penitencial, y vivía con una comunidad de monjas. Su espiritualidad refleja los sabores de su formación, con rasgos claretianos, jesuitas, ascéticos y mendicantes/carmelitas. Era cercano al Opus Dei. En fin, era un sacerdote tradicional y feliz de serlo.

Toda su fidelidad a la tradición ha sido, sin embargo,  empañada por sus posturas sobre la doctrina social. La lectura superficial del ministerio de Mons. Romero en San Salvador, ha sido que se trató de un giro, una adopción de posturas progresistas, favorables a la Teología de la Liberación, que sacrificó la doctrina tradicional. Sus sermones en San Salvador comprueban todo lo contrario. Romero predicó las dos líneas del credo católico a la misma vez. Él era “como el dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13,52). De hecho, los antecedentes de Romero como un renombrado clérigo conservador le proporcionaron cierta credibilidad y latitud para su crítica social en los círculos de la Iglesia salvadoreña. Ciertamente, han ayudado a mantener a flota sus perspectivas de canonización, porque tenía amigos en la Iglesia que han conocido sus credenciales ortodoxos.

En un sentido más profundo, la apertura de Mons. Romero a retomar la justicia social puede ser la mayor prueba de su catolicidad. Debido a su fuerte identificación católica, Mons. Romero permitió que el espíritu católico anulara su propia identidad. Él aceptó y adoptó principios de la fe que no habían sido su primera opción. Había sido reacio a aceptar los cambios del Concilio Vaticano II, pero poco a poco los abrazó y los hizo prioridades propias, sacrificando su misma vida para defenderlos. Por lo tanto, Romero deja atrás a otros conservadores. Para Romero, el catolicismo no era solamente un identikit superficial. Era una forma de vida, que valió perder la vida para defenderlo.




Actualización:
Hoy, en una audiencia concedida al consejo directivo de la universidad de Notre Dame en la EE.UU, el Papa Francisco subrayó que hay que defender, observar y sacar adelante la identidad católica. Y en la misa de esta mañana, el Papa elevó una plegaria por “Que el Señor nos ayude a ir por este camino para profundizar en nuestra pertenencia a la Iglesia y en nuestro Sentir Con la Iglesia”.
In Memoriam: MCH

Oscar Romero, cattolico di dura identità





Foto El Diario de Hoy


Pensate a quanto convincente Mons. Oscar A. Romero sarebbe per i cattolici conservatori, se oltre alla lotta per la giustizia sociale, aveva anche difeso le dottrine cattoliche tradizionali.

  • Immaginate che Romero, che ha denunciato suo governo di targeting il clero per l'assassinio, aveva dichiarato che la legalizzazione dell’aborto sarebbe “veramente una persecuzione della Chiesa”.
  • Oppure, che Romero, che ha denunciato gli abusi dei diritti umani, aveva dichiarato che la privazione della vita umana in aborto è un peccato che grida al cielo tanto come un assassinio politico a sangue freddo.
  • Che cosa se ​​avesse predicato che l’omosessualità è una “aberrazione”; che il sesso può avvenire solo tra un uomo e una donna sposati senza usare metodi artificiali contro la natalità; che il divorzio non sarebbe mai morale; anche dopo “mille legislature avevano legalizzato esso”; e che il celibato sacerdotale non è negoziabile.

Se l’assassinato arcivescovo di San Salvador aveva detto tutte queste cose, oltre a denunciare l’ingiustizia sociale, sicuramente sarebbe impossibile per i cattolici conservatori scontarlo come solo un altro cattolico progressista sbagliato. L’adozione di tale linea dura certamente lo si qualificheranno Romero come un “guerriero culturale” nel discorso politico attuale, e si tradurrebbe in un improvviso rimescolamento di chi sarebbe a favore, e chi al contrario di sua imminente beatificazione, giusto? In realtà, tutto quanto precede sono le stesse posizioni che Romero ha avuto come Arcivescovo, mentre difendendo i poveri e insistendo sulla giustizia sociale.

Se tale informazione è sorprendente a coloro che pensano di avere Romero ancorato, sulla base di dati limitati, non sarà una sorpresa per chi ha familiarità con la sua storia. Chi conosce la vita di Romero sa che era un chierico romano tradizionale, cresciuto e nutrito dalla Chiesa da 13 anni in poi, e addestrati a Roma. Si riferiva alla capitale della Chiesa come “la mia madre, maestra e la mia casa” (Primero Dios: Vita di Oscar Romero, Morozzo Della Rocca, p 316). Ha preso come suo motto Sentire Cum Ecclesia, “sentire con la Chiesa”, che, ha spiegato, “si intende in particolare come attaccamento incondizionato alla Gerarchia” (settimanale Chaparrastique, 1965). Romero era quasi mai visto in pubblico senza la tonaca, e non era d’accordo con sacerdoti che vestivano in abiti laici. Indossava un scapolare e una catena penitenziale, e viveva con una comunità di suore. La sua spiritualità riflette i gusti della sua formazione, con caratteristiche clarettiani, gesuiti ei mendicanti ascetiche/Carmelitani. Era vicino all’Opus Dei. In breve, era un prete stile vecchio e felice di vivere in quel modo.

Tutta la sua fedeltà alla tradizione è stata, però, eclissata dalle loro posizioni sulla dottrina sociale. La lettura superficiale del ministero di Mons. Romero in San Salvador, è stata che si trattava di una svolta, l’adozione di posizioni progressive, pro-teologia della liberazione, a costo della dottrina tradizionale. I suoi sermoni a San Salvador dimostrano il contrario. Romero ha predicato le due linee della fede cattolica, allo stesso tempo. Egli era “come il proprietario di casa che estrae dal suo tesoro cose nuove e vecchie” (Matteo 13:52). Infatti, questo sfondo di Romero come un famoso religioso conservatore gli ha dato una certa credibilità e latitudine di critica sociale nei circoli della chiesa salvadoregna. Certo, hanno aiutato sue prospettive di canonizzazione, perché aveva amici nella Chiesa che hanno conosciuto le sue credenziali ortodossi.
In un senso più profondo, l’apertura di Mons. Romero per riprendere la giustizia sociale può essere la più grande prova della sua cattolicità. A causa della sua forte identificazione cattolica, Romero ha permesso l'ethos cattolico cancellarela propria identità. Ha accettato e adottato principi della fede che non erano la sua prima prima scelta. Era stato riluttante ad accettare i cambiamenti del Concilio Vaticano II, ma a poco a poco abbracciò e li fece proprie priorità, sacrificando la propria vita per difenderli. Pertanto, Romero lascia dietro altri conservatori. Per Romero, il cattolicesimo non era solo un identikit superficiale. Era un modo di vita che valeva la pena perdere la vita per difendere.


Aggiornamento:
Oggi in un’udienza concessa al consiglio  direttivo della l’università statunitense Notre Dame, Papa Francesco ha sottolineato che la identità cattolica bisogna “difenderla”, “osservarla” e “farla andare avanti”.  E nella sua messa di questa mattina, il Papa ha pregatoChe il Signore ci aiuti ad andare su questa strada per approfondire la nostra appartenenza alla Chiesa e il nostro Sentire Con La Chiesa”.


In Memoriam: MCH

Sunday, January 26, 2014

Cardinal O’Malley recalls Archbishop Romero



Boston Globe photo


Cardinal Sean P. O’Malley, Archbishop of Boston and a member of Pope Francis’ advisory council of cardinals, paid tribute to Archbishop Óscar A. Romero of El Salvador (1917-1980) in a vigil for martyrs sponsored by the Sant’Egidio Community on Saturday, January 25, 2014.  According to the Boston Globe, “O’Malley spoke to those crowded into the pews” of the Basilica of Our Lady of Perpetual Help in the Mission Hill section of Boston “about the centuries of persecution of Christians and the importance of this history as a unifying element among denominations,” and told them that the martyr he was closest to was Archbishop Romero.

I shall never forget the day of his funeral,’’ O’Malley told the congregation. During the service attended by an estimated 250,000 mourners, dozens were killed as shots rang out and smoke bombs exploded. Afterward “all you could see in the plaza were the shoes and sandals pulled off in the panic,’’ O’Malley said.

In his blog, Cardinal O’Malley recounts that he spent a month in Mexico during the 1979 Puebla meeting of the Latin American Episcopal Conference, “and there I got to know Archbishop Romero well.  Then in the years at the Centro Catolico I had great deal of contact with him.”  O’Malley states that he has gone to San Salvador to celebrate Mass at the altar of the cancer hospital chapel where Romero was assassinated, “and it is always very moving for me.”  In his blog, O’Malley speaks favorably of Archbishop Romero’s canonization cause: “Pope John Paul II introduced his cause and I understand that Pope Francis is very interested in moving the cause along.  This would be a great thing for the people of El Salvador, who have a great devotion to him.  His tomb at the Cathedral has always been revered by the people of El Salvador.”

Saturday’s service on the Feast of the Conversion of St. Paul took place during the worldwide week of prayer for Christian unity observed around the date of this feast, and was attended by members of dozens of various denominations, including Catholic, Orthodox, Protestant, and the historic black churches.  The service also focused on anti-Christian violence suffered by immigrants from Iraq, India, the Congo, and Columbia who attended the service.


Pope Francis has indicated that he admires the “Ecumenism of the Martyrs,” and he attended similar ecumenical services in which Romero was honored while he was Archbishop of Buenos Aires.

Cardenal O'Malley recuerda a Mons. Romero


Foto Boston Globe.

El cardenal Sean P. O'Malley, arzobispo de Boston y miembro del consejo de cardenales que asesora al Papa Francisco, rindió homenaje a Monseñor Óscar A. Romero de El Salvador (1917-1980) en una vigilia por los mártires patrocinada por la Comunidad Sant’Egidio el sábado 25 de enero de 2014. Según el Boston Globe, “O'Malley habló a los feligreses rebosando las bancas” de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la sección de Mission Hill de Boston “sobre los siglos de persecución de los cristianos y la importancia de esta historia como un elemento unificador entre las denominaciones”, y les dijo que el mártir del que había sido más cercano es Mons. Romero.
Nunca olvidaré el día de su funeral”, O'Malley dijo a la congregación. Durante el servicio al que asistieron unos 250.000 enlutados, decenas de personas murieron mientras se oyeron disparos y estallaron bombas de humo. Después “todo lo que se podía ver en la plaza eran zapatos y sandalias que habían sido arrancados en el pánico”, dijo O'Malley.
En su blog, el cardenal O'Malley relata que pasó un mes en México durante la reunión en Puebla en 1979 de de la Conferencia Episcopal de América Latina, “y allí pude conocer bien a Monseñor Romero. Luego, en los años en el Centro Católico tuve mucho contacto con él”. O'Malley señala que ha ido a San Salvador a celebrar Misa en el altar de la capilla del hospital para cancerosos, donde Romero fue asesinado, “y siempre me resulta muy conmovedor hacerlo”.  En su blog, O'Malley habla favorablemente de la causa de canonización de Monseñor Romero: “El Papa Juan Pablo II introdujo su causa y entiendo que el Papa Francisco está muy interesado en avanzar la causa. Esto sería una gran cosa para el pueblo de El Salvador, que tiene una gran devoción por él. Su tumba en la Catedral siempre ha sido venerada por el pueblo de El Salvador”.
El servicio del sábado en la Fiesta de la Conversión de San Pablo se llevó a cabo durante la semana mundial de oración por la unidad de los cristianos observada alrededor de esta fiesta, y en ella participaron miembros de docenas de diversas denominaciones, incluyendo católicos, ortodoxos, protestantes y las iglesias históricas negras. El servicio también se centró en la violencia anti-cristiana que sufren los inmigrantes de Irak, la India, el Congo y Colombia que asistieron al servicio.
El Papa Francisco ha indicado que admira el “ecumenismo de los mártires” y asistió a encuentros ecuménicos similares en que Mons. Romero fue homenajeado mientras era Arzobispo de Buenos Aires.

Cardinale O'Malley ricorda Mons. Romero


Foto Boston Globe.

Il cardinale Sean P. O’Malley, arcivescovo di Boston e membro del consiglio consultivo di cardinali di Papa Francesco, ha reso omaggio a Mons. Oscar A. Romero di El Salvador (1917-1980) in una veglia per i martiri promosso dalla Comunità di Sant’Egidio Sabato, 25 Gennaio 2014. Secondo il Boston Globe, “O’Malley ha parlato ai affollato nei banchi” della Basilica di Nostra Signora del Perpetuo Soccorso nella sezione Mission Hill di Boston “circa i secoli di persecuzione dei cristiani e l’importanza di questa storia come un elemento unificante fra le denominazioni”, e disse loro, che il martire che era stato più vicino è Mons. Romero.
Non dimenticherò mai il giorno del suo funerale”,  O’Malley ha detto alla congregazione. Durante il servizio hanno partecipato circa 250.000 persone in lutto, decine sono stati uccisi mentre spari hanno suonato e bombe fumogene esplose. Dopo “tutto che si poteva vedere nella piazza erano le scarpe e sandali tirato fuori nel panico”, ha detto O’Malley.
Nel suo blog, il cardinale O’Malley racconta che ha trascorso un mese in Messico durante la riunione nel 1979 a Puebla della Conferenza Episcopale latino-americana, “e lì ho potuto conoscere bene Mons. Romero. Poi negli anni presso il Centro Catolico ho avuto molti contatti con lui”. O’Malley afferma che è andato a San Salvador per celebrare la Messa presso l’altare della cappella dell’ospedale per cancerose in cui fu assassinato Romero, “ed è sempre molto commovente per me”.  Nel suo blog, O’Malley parla favorevolmente della causa di canonizzazione di Mons. Romero: “Papa Giovanni Paolo II ha introdotto la sua causa e ho capito che Papa Francesco è molto interessato a spingere la causa. Questa sarebbe una grande cosa per il popolo di El Salvador, che hanno una grande devozione per lui. La sua tomba nella cattedrale è sempre stato venerato dal popolo di El Salvador”.
Il servizio di sabato nella festa della Conversione di San Paolo ha avuto luogo durante la settimana mondiale di preghiera per l’ unità dei cristiani osservata intorno di questa festa, e vi hanno partecipato i membri di decine di varie denominazioni, tra cui cattolici, ortodossi, protestanti, e le storiche chiese nere. Il servizio inoltre concentrato sulla violenza contro i cristiani subito da immigrati provenienti da Iraq, India, Congo, Colombia e che hanno partecipato al servizio.
Papa Francesco ha indicato che ammira “L’ecumenismo dei martiri” e ha frequentato servizi ecumenici analoghi nei quali Romero ha stato onorato mentre era Arcivescovo di Buenos Aires.

Wednesday, January 22, 2014

Óscar Romero International Airport



San Salvador, Jan 22 (EFE): The Salvadoran government asked Parliament today that El Salvador International Airport be renamed after Archbishop Oscar Arnulfo Romero, assassinated in 1980.

Interior Minister Ernesto Zelayandía handed the President of the Legislative Assembly, Sigfrido Reyes, the draft amendment bill to rename the airport, in operation since 1980 about 27 miles south of San Salvador.


Under the bill, this initiative is “to name the El Salvador International Airport ‘Óscar Arnulfo Romero y Galdamez’.”


Salvadoran President Mauricio Funes announced the initiative on the 16th as part of his government acknowledgment of Archbishop Romero, who was killed by an unknown sniper while saying Mass on March 24, 1980.

On January 16, Funes named the Hall of Honor of the Presidential Palace after Romero, on the twenty-second anniversary of the signing of the Peace Accords that ended the civil war that El Salvador lived between 1980 and 1992.


Zelayandía told reporters that the initiative to rename the airport “is intended to continue the tributes of admiration toward Archbishop Oscar Arnulfo Romero.”


Aeropuerto Internacional Óscar Romero



San Salvador, 22 ene (EFE): El Gobierno salvadoreño pidió hoy al Parlamento que el aeropuerto internacional El Salvador pase a llevar el nombre del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980.


El ministro de Gobernación, Ernesto Zelayandía, entregó al presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, el proyecto de reforma de ley para cambiarle el nombre al aeropuerto, que funciona desde 1980 a unos 44 kilómetros al sur de San Salvador.

Según el proyecto, esta iniciativa tiene “el fin de denominar el aeropuerto internacional de El Salvador ‘Óscar Arnulfo Romero y Galdámez’.”


El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, anunció la iniciativa el pasado día 16 como parte de los reconocimientos de su Gobierno a monseñor Romero, quien fue asesinado por un francotirador desconocido cuando oficiaba una misa el 24 de marzo de 1980.


Funes bautizó este 16 de enero con el nombre de Romero el Salón de Honor de la Casa Presidencial, en ocasión del vigésimo segundo aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz que acabaron con la guerra civil que El Salvador vivió entre 1980 y 1992.

Zelayandía declaró a los periodistas que la iniciativa de cambiarle el nombre al aeropuerto “tiene como propósito continuar rindiendo homenajes de admiración a monseñor Oscar Arnulfo Romero”.


Aeroporto Internazionale Oscar Romero


San Salvador, 22 gennaio (EFE): Il governo salvadoregno ha chiesto oggi al Parlamento rinominare l’Aeroporto Internazionale di El Salvador al nome di Mons. Oscar Arnulfo Romero, assassinato nel 1980.
Il ministro dell'Interno Ernesto Zelayandía consegnato al presidente dell'Assemblea legislativa, Sigfrido Reyes, il progetto di legge per rinominare l'aeroporto, in funzione dal 1980, circa 27 chilometri a sud di San Salvador.

In base alla legge, questa iniziativa è quella di “nominare l'aeroporto internazionale di El Salvador ‘Óscar Arnulfo Romero y Galdamez’.”

Il presidente salvadoregno Mauricio Funes ha annunciato l’iniziativa il 16 come parte del riconoscimento del suo governo per Mons. Romero, ucciso da un cecchino ignoto dicendo messa il 24 marzo 1980.

Il 16 gennaio, Funes chiamato il Salone d'Onore del Palazzo presidenziale in nome di Romero, il ventiduesimo anniversario della firma degli accordi di pace che pose fine alla guerra civile che El Salvador ha vissuto tra il 1980 e il 1992.

Zelayandía ha detto ai giornalisti che l’iniziativa di rinominare l’aeroporto “è destinato a continuare i tributi di ammirazione verso monsignor Oscar Arnulfo Romero”.


The Argentine Connection


Romero and Pironio; Quarracino and Bergoglio.

In May 2007, Cardinal Jorge Mario Bergoglio told a Salvadoran cleric, “If I had been pope, the very first thing I would have done is order the beatification of Archbishop [Óscar A.] Romero.” On March 13, 2013, the Argentine became Pope Francis, and on April 20 he let it be known that he had “unblocked” the Romero beatification. Francis came to the throne of St. Peter with significant knowledge of the “martyr bishop”’s story, which he may have derived from the following sources. 
  • During the ‘70s, Romero was a great friend of the Argentine Cardinal Eduardo Francisco Pironio, the first Latin American to hold a position in the Roman Curia.
  • In 1979, Romero was investigated by another Argentine cardinal, Antonio Quarracino, who formed a positive opinion of Archbishop Romero based on that investigation.
  • Pironio and Quarracino were dear friends and priestly formation partners, and both were mentors to Card. Jorge Mario Bergoglio (now Pope Francis). 
To begin with, there is a mutual familiarity among Archbishop Romero, Cardinal Pironio and Cardinal Quarracino. All three were of the same generation, born three years apart (Romero in 1917, Pironio in 1920, and Quarracino in 1923). For ten years between April 25, 1970, when Romero was appointed a bishop, and March 24, 1980, when he was assassinated, all three served as bishops in Latin America, occupying important positions in the life of the Church. Pironio and Quarracino served consecutively in the general secretariat and presidency of the Latin American Episcopal Council (CELAM), while Romero served on the Pontifical Commission for Latin America. 
Cardinal Pironio 
Pironio was the general secretary of CELAM during the famous Medellin conference of 1968, which produced the “preferential option for the poor.” This made him an authoritative interpreter of the social doctrine of the Church in the eyes of Archbishop Romero. In August and September 1972, Pironio preached a retreat for Central American churchmen, which Archbishop Romero attended. In 1974, Pironio preached the same retreat as the spiritual exercises of the Pope. According to Msgr. Jesús Delgado, former vicar general of Archbishop Romero, “The Salvadoran Archbishop felt an admiration for the Argentine cardinal... who was like ‘his personal pope’.” Msgr. Gregorio Rosa Chávez, the Auxiliary Bishop of San Salvador, says that “the saintly Argentine bishop thereafter became the faithful friend and confidant of Romero during his tense visits to the Vatican.” Romero incorporated the ideas preached by Pironio in his first pastoral letter, and during his visits to Rome as archbishop he visited Pironio for approval. In his diary, Romero reports that Pironio received him “in such a fraternal and cordial manner that this one meeting was enough to fill me with consolation and encouragement.” According to his account, Pironio advised: “Have courage Romero... The worst thing you can do is to become discouraged.” [May 9, 1979 entry.] 
In a sense, Cardinal Pironio and Archbishop Romero suffered the same fate, both accused of favoring subversives. In another encounter recorded in his diary, Romero reports that, “When we were saying good-bye, when I told him that I was accused of being an instrument of communism in Latin America, Cardinal Pironio told me: ‘It does not surprise me, since they have even published a book with the title of Pironio, Pyromaniac’.” [June 26, 1978 Entry.] in fact, one reason why Pope Paul VI decided to bring Card. Pironio to Rome was to spare him an Argentine dictatorship that may have wanted to harm him. 
Cardinal Quarracino 
Antonio Quarracino had contact with Archbishop Romero in 1979 when, in an atmosphere of accusations against Archbishop Romero, he was appointed to conduct an “apostolic visitation” to El Salvador to investigate the actions of the Archbishop and report his findings to Rome. Quarracino interviewed several local Church officials and reviewed documentation submitted by Romero, and was deferential and even apologetic: “Well, I was sent here.” [Brockman.] According to Msgr. Delgado, the vicar of Archbishop Romero, Quarracino “stated that he had never found ‘a bishop who was so holy’,” as Romero. Although he recommended the appointment of an apostolic administrator “sede plena” to coordinate political matters in the archdiocese because of the internal divisions of the local Church, Quarracino recommended that Archbishop Romero remain in charge of spiritual matters. [Brockman.] (On the other hand, Cardinal Stanislaw Dziwisz, who served as personal secretary to John Paul II, has recently said that after meeting with Archbishop Romero, the Pope “was so convinced of Romero’s arguments that he always defended him within the ranks of the Curia.”) 
Cardinal Pironio and Cardinal Quarracino were partners in their priestly training. Quarracino called Pironio his “soul friend” and revealed that “when we were young … we made a pact. I would emphasize the Faith in my preaching, and he would emphasize Hope, joining the two in Charity.” So close were the two that when Card. Pironio died, it was said to have affected the health of Card. Quarracino, who died 23 days later. 
Cardinal Bergoglio 
Pironio, Quarracino and Jorge Mario Bergoglio have a lot in common. Besides being eminent figures of the Church in Argentina, there are other similarities. The three are children of Italian WWI immigrants. Bergoglio recalled Card. Pironio as “a man of open doors who made ​​you want to be in his presence;” “When you’d go see Pironio, wherever he was and whatever work he was doing, he made ​​you feel that you were the only one there.” Views undoubtedly shared by Archbishop Romero. As for Card. Quarracino, Bergoglio served as his auxiliary in Buenos Aires since Bergoglio was appointed to that position in 1992 until Card. Quarracino’s death in 1998 (Bergoglio was appointed coadjutor the previous year, which allowed him to take over as archbishop automatically upon Quarracino’s passing). As pope, Francis recalled Quarracino and Pironio when he appointed Msgr. Fernando Vérgez Alzaga as Secretary General of the Governorate of Vatican City. 
During his years as Archbishop of Buenos Aires, Card. Bergoglio attended several ceremonies paying tribute to Archbishop Romero in events organized by the Sant Egidio community of Argentina, in the framework of the ecumenical commemoration of twentieth century martyrs. For example, in the 2005 commemoration of Romero and others, held at the Buenos Aires Cathedral, Card. Bergoglio railed against the “greatest evil that can happen to the Church of the Lord: spiritual vulgarity—when we enter into accommodations with the schemes of this world.” When Card. Bergoglio led a delegation of Argentine bishops to Rome in 2009, they visited the Basilica of St. Bartholomew on Tiber Island, which pays tribute to twentieth century martyrs, including Archbishop Romero. 
Two more points in the Argentine experience forged the views of the cardinal who would become Pope Francis about Archbishop Romero. During the meeting of Latin American bishops in Aparecida, Brazil, for which Card. Bergoglio was in charge of preparing the final document, there was a movement to acknowledge Romero. It was during this meeting that the cardinal said, “If I had been pope, the very first thing I would have done is order the beatification of Archbishop Romero.” And a tribute was paid to Archbishop Romero and to Argentine Bishop Enrique Angelelli during a National Eucharistic Congress in Cordoba, Argentina, in 2009, as part of an effort for reconciliation in light of the perceived failures of the Church during the dictatorship. 
Conclusion
Card. Pironio and Card. Quarracino were close friends who knew Romero. The two have been influential on the cardinal who became Pope Francis. The notable admiration of the Pope for the Salvadoran archbishop has certainly been enriched by these points of reference.

La conexión argentina


Romero y Pironio; Quarracino y Bergoglio.





En mayo del 2007, el cardenal Jorge Mario Bergoglio le dijo a un sacerdote salvadoreño que, “Si yo hubiera sido papa, la primerísima cosa que habría hecho es ordenar la beatificación de Monseñor [Óscar A.] Romero”.  El 13 marzo del 2013,  el argentino se convirtió en el Papa Francisco, y el 20 de abril del mimo año hizo saber que había “desbloqueado” la beatificación de Mons. Romero.  Francisco llegó al trono de San Pedro con un profundo conocimiento de la historia del “obispo mártir”, conocimiento que posiblemente se desprende de las siguientes fuentes.

  • Durante los años 70, Mons. Romero fue un gran amigo del cardenal argentino, Eduardo Francisco Pironio, el primer latinoamericano en llevar un cargo en la Curia Romana.
  • En 1979, Mons. Romero fue investigado por otro cardenal argentino, Antonio Quarracino, quien formó una opinión positiva sobre Mons. Romero a base de esa investigación.
  • Pironio y Quarracino fueron entrañables compañeros de formación, y los dos fueron grandes ejemplares para el Card. Jorge Mario Bergoglio (ahora Papa Francisco).

Por una parte, está el conocimiento entre Mons. Romero, el Cardenal Pironio y el Cardenal Quarracino.  Los tres eran de la misma generación, nacidos tres años aparte (Romero de 1917; Pironio del 1920; y Quarracino del 1923).  Por diez años entre el 25 de abril de 1970, cuando Mons. Romero fue nombrado obispo, y el 24 de marzo de 1980, cuando fue asesinado, los tres fungieron como obispos de la Iglesia Latinoamericana, ocupando puestos importantes en la vida de la Iglesia.  Sucesivamente, Pironio y Quarracino ejercieron la secretaría general y la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), mientras que Romero fungió como consultor de la Pontificia Comisión por la América Latina.

El Cardenal Pironio

Pironio fue secretario general del CELAM durante la famosa conferencia de Medellín en 1968, que puso en relieve la “opción preferencial por los pobres”, lo que lo convirtió en voz autorizada al criterio de Mons. Romero de la doctrina social de la Iglesia.  En agosto y septiembre de 1972, Pironio predicó un retiro para religiosos centroamericanos, al que Mons. Romero asistió.  En 1974, Pironio volvió a predicar el mismo seminario en los ejercicios espirituales del papa.  Según Mons. Jesús Delgado, el ex vicario general de Mons. Romero, “El arzobispo salvadoreño sentía admiración por el cardenal argentino … a quien sentía como ‘su papa personal’.”  Mons. Gregorio Rosa Chávez, el obispo auxiliar de San Salvador, dice que “El santo obispo argentino se convertiría a partir de entonces en el amigo fiel y el confidente durante las tensas visitas de Monseñor Romero al Vaticano”.  Mons. Romero incorporó las ideas predicadas por Pironio en su primera carta pastoral, y durante sus visitas en Roma como arzobispo se entrevistaba con el Card. Pironio en Roma para buscar su aprobación.  En su diario, Mons. Romero relata que Pironio lo “acogió en una forma tan fraternal y cordial que, este solo encuentro, bastaba para colmarme de consuelo y de ánimo”.  Según ese relato, Pironio le aconsejó: “¡Ánimo Romero! … lo peor que puedes hacer es desanimarte”.  [Entrada 9 de mayo de 1979.] 

En cierto sentido, Mons. Romero y el Cardenal Pironio correrían la misma suerte al ser acusados de favorecer a subversivos.  En otro encuentro grabado en su diario, Mons. Romero relata que, “El cardenal Pironio, ya para despedirnos, cuando yo le dije que era acusado de ser instrumento del comunismo en América Latina, me dijo: «No me extraña puesto que hasta un libro han publicado con el título de ‘Pironio, Pirómano’».” [Entrada 26 de junio de 1978.]  De hecho, una razón por la cual el Papa Pablo VI decide llevar a Pironio a Roma es para rescatarlo de las garras de la dictadura argentina que hubiera querido hacerle daño.

El Cardenal Quarracino

Antonio Quarracino tuvo contacto con Mons. Romero en 1979, cuando en un ambiente de acusaciones contra Mons. Romero, fue nombrado para efectuar una “visita apostólica” a El Salvador para investigar las actuaciones del arzobispo y reportar sus hallazgos a Roma.  Quarracino entrevistó a varios funcionarios de la Iglesia local y revisó documentación presentada por Romero, en un tono respetuoso y casi de disculpa, “Pues, a mí me han mandado”. [Brockman.]  Según, Mons. Delgado, el vicario de Mons. Romero, Quarracino “declaró que jamás había encontrado ‘un obispo tan santo’,” como Romero.  A pesar de que recomendó el nombramiento de un administrador apostólico “sede plena” para coordinar asuntos políticos de la arquidiócesis debido a las divisiones internas de la Iglesia local, Quarracino recomendó que Mons. Romero quedara como arzobispo con autoridad en temas espirituales.  [Brockman.]  (Por otra parte, el Cardenal Stanislaw Dziwisz, quien fungió como secretario personal de Juan Pablo II, ha dicho recientemente que después de entrevistarse con Mons. Romero, el papa “estaba tan convencido de los argumentos de Romero que siempre lo defendió en las filas de la Curia”.)

El Cardenal Pironio y el Cardenal Quarracino fueron compañeros de formación.  Quarracino llamó a Pironio un “amigo del alma” y reveló que, “cuando éramos jóvenes y atendíamos la Acción Católica hicimos como un pacto. Yo subrayaría en mi predicación la Fe; el, la Esperanza, unidas las dos en la Caridad”.  Tan cercanos eran los dos, que cuando falleció el Card. Pironio, le afectó la salud del Card. Quarracino, y este falleció 23 días después.

El Cardenal Bergoglio

Pironio, Quarracino y el Cardenal Jorge Mario Bergoglio llevan mucho en común.  A parte de ser las figuras eminentes de la Iglesia argentina, se llevan otras cercanías.  Los tres fueron hijos de inmigrantes italianos de la primera posguerra.  Bergoglio ha recordado al Card. Pironio como “un hombre de puertas abiertas con el que te daba ganas de estar”; “Cuando vos ibas a verlo a Pironio, estuviera donde estuviera y con el trabajo que tuviera, te hacía sentir que vos eras el único”.  Una opinión que indudablemente compartiría Mons. Romero.  Respecto al Card. Quarracino, Bergoglio convivió como su obispo auxiliar en Buenos Aires, desde que Bergoglio fue nombrado a ese cargo en 1992, hasta la muerte del Card. Quarracino en 1998 (Bergoglio había sido nombrado coadjutor el año anterior, con el resultado de que pudo asumir el cargo de arzobispo automáticamente sin tener que ser nombrado particularmente).  Como papa, Francisco recordó a Pironio y Quarracino cuando nombró a Mons. Fernando Vérgez Alzaga como Secretario General de la Gobernación del Vaticano.

Durante sus años como Arzobispo de Buenos Aires, el Card. Jorge Mario Bergoglio, asistió a varias ceremonias en que se le rindió homenaje a Mons. Romero en actos organizados por la comunidad Sant Egidio de Argentina, en el marco de la conmemoración ecuménica de los mártires del Siglo XX.  Por ejemplo, en la conmemoración del 2005 de Romero y otros, celebrada en la Catedral de Buenos Aires, el Card. Bergoglio arremetió en contra del “peor mal que le puede suceder a la Iglesia del Señor: la vulgaridad espiritual, cuando entramos en acomodos con los esquemas de este mundo”.  Cuando el Card. Bergoglio lideró una delegación de obispos argentinos a Roma en el 2009, visitaron juntos la basílica de San Bartolomé en la isla tiberina, que rinde homenaje a mártires del Siglo XX, incluyendo a Mons. Romero.

Dos más puntos de resalto tuvo Mons. Romero en la experiencia argentina que forjó el purpurado que se convertiría en el Papa Francisco.  Durante la reunión de los obispos latinoamericanos en Aparecida, Brazil, de la cual el Card. Bergoglio tuvo a cargo la preparación del documento final, hubo una ovación a favor de Mons. Romero.  Fue durante este encuentro que el purpurado dijo que, “Si yo hubiera sido papa, la primerísima cosa que habría hecho es ordenar la beatificación de Mons. Romero”.  Durante un Encuentro Eucarístico Nacional en Córdoba, Argentina, en el año 2009 se rindió homenaje a Mons. Romero junto al obispo argentino Enrique Angelelli, como parte de un esfuerzo de reconciliación ante las percibidas faltas de la Iglesia argentina durante la dictadura.

Conclusión
El Card. Pironio y el Card. Quarracino fueron amigos entrañables que conocieron a Mons. Romero.  Los dos han sido influyentes sobre el purpurado que se convirtió en el Papa Francisco.  La destacada admiración del papa por el arzobispo salvadoreño ha sido sin duda nutrida por estos referents.

Il collegamento argentino


Romero e Pironio; Quarracino e Bergoglio.



Nel maggio 2007, il Cardinale Jorge Mario Bergoglio ha detto un religioso salvadoregno, “Se fossi stato Papa, la prima cosa che avrei fatto è quello di ordinare la beatificazione di Mons. [Óscar A.] Romero”. Il 13 marzo 2013, l’argentino è diventato Papa Francesco, e il 20 aprile ha fatto sapere di aver “sbloccato” la beatificazione Romero. Francesco salì al trono di San Pietro con una significativa conoscenza della storia del “vescovo martire”, che forse deriva dalle seguenti fonti.

  • Negli anni ‘70, Romero è stato un grande amico del cardinale argentino Eduardo Francisco Pironio, il primo latino- americano a prendere una posizione nella Curia romana.
  • Nel 1979, Romero è stato studiato da un altro cardinale argentino, Antonio Quarracino, che ha formato un parere positivo di Mons. Romero sulla base di tale indagine.
  • Pironio e Quarracino erano cari amici e compagni di formazione sacerdotale, ed entrambi erano mentori al card. Jorge Mario Bergoglio (ora Papa Francesco).

Per cominciare, vi è la conoscenza tra Mons. Romero, il Cardinale Pironio e il cardinale Quarracino. Tutti e tre erano della stessa generazione, nato tre anni di distanza (Romero nel 1917, Pironio nel 1920, e Quarracino nel 1923). Per dieci anni tra il 25 Aprile 1970, quando Romero fu nominato vescovo, fino al 24 marzo 1980, quando fu assassinato, tutti e tre servito come vescovi dell’America Latina, occupano posizioni importanti nella vita della Chiesa. Pironio e Quarracino hanno esercitato consecutivamente la segreteria generale e la presidenza del Consiglio Episcopale Latino Americano (CELAM), mentre Romero servito sulla Pontificia Commissione per l’America Latina.

Cardinale Pironio

Pironio era il segretario generale del CELAM durante la famosa conferenza di Medellin del 1968, che ha prodotto la “opzione preferenziale per i poveri”.  Quindi lui è un interprete autorevole della dottrina sociale della Chiesa agli occhi di Mons. Romero. Nel mese di agosto e settembre 1972 Pironio predicato un ritiro per ecclesiastici dell’America Centrale, che Mons. Romero partecipato. Nel 1974, Pironio predicato la stessa ritirata come gli esercizi spirituali del papa. Secondo mons. Jesús Delgado, ex vicario generale di monsignor Romero, “L’ arcivescovo salvadoregno sentiva ammirazione per il cardinale argentino... che era come il ‘suo papa personale’.”  Mons. Gregorio Rosa Chávez, vescovo ausiliare di San Salvador, dice che “il santo vescovo argentino successivamente diventa il fedele amico e confidente di Romero durante le sue visite tese al Vaticano”. Romero ha incorporato le idee predicate da Pironio nella sua prima lettera pastorale, e durante le sue visite a Roma come arcivescovo ha visitato Pironio per la sua approvazione. Nel suo diario, Romero riferisce che Pironio lo accolse “in modo così amichevole e fraterno che questo incontro è stato sufficiente a riempirmi di consolazione e di incoraggiamento”.  Secondo il suo racconto, Pironio consigliò: “Coraggio Romero! ... La cosa peggiore che puoi fare è scoraggiare”. [Ingresso 9 mag 1979.]

In un certo senso, il Cardinale Pironio e Mons Romero hanno la stessa sorte, entrambi accusati di favorire sovversivi. In un altro incontro registrato nel suo diario, Romero riferisce che, “Quando stavamo dicendo addio, quando gli ho detto che sono stato accusato di essere uno strumento del comunismo in America Latina, il Cardinale Pironio mi ha detto: ‘Non mi sorprende, dato che hanno anche pubblicato un libro con il titolo di Pironio, Piromane’.” [26 giugno 1978 Entry.]  In effetti, uno dei motivi per cui il Papa Paolo VI ha deciso di portare il card. Pironio a Roma era di salvare lui dalle grinfie della dittatura Argentina che voleva fargli del male.

Cardinal Quarracino

Antonio Quarracino avuto contatti con l’arcivescovo Romero nel 1979, quando, in un clima di accuse contro Mons. Romero, è stato nominato per condurre una “visita apostolica” in El Salvador per indagare sulle azioni dell’Arcivescovo e riferire le sue scoperte a Roma. Quarracino intervistato diversi funzionari della Chiesa locale e rivisto documentazione presentata da Romero, in un tono deferente e quasi di scusa: “Beh, a me mi hanno mandato mandato qui”.  [Brockman.] Secondo mons. Delgado, il vicario di Mons. Romero, Quarracino “ha dichiarato che non aveva mai trovato ‘un vescovo che era così santo’,” come Romero. Anche se ha raccomandato la nomina di un amministratore apostolico “sede piena” per coordinare questioni politiche dell’arcidiocesi a causa dei divisioni interno della Chiesa locale, Quarracino raccomandato che Mons. Romero resta responsabile delle questioni spirituali. [Brockman.] (D’altra parte, il cardinale Stanislaw Dziwisz, che ha servito come segretario personale di Giovanni Paolo II, ha recentemente dichiarato che dopo l’incontro con Mons. Romero, il Papa “era così convinto delle argomentazioni di Romero che lo ha sempre difeso all’interno del ranghi della Curia”.)

Il cardinale Pironio e il cardinale Quarracino erano soci nella loro formazione sacerdotale. Quarracino ha chiamato Pironio suo “amico dell’anima” e ha rivelato che “quando eravamo giovani... abbiamo fatto un patto. Vorrei sottolineare la fede nella mia predicazione, e lui sottolineare Speranza, unendo i due in Carità”. Così vicino erano i due che, quando il card. Pironio morto, è stato detto di aver colpito la salute del card. Quarracino, che morì 23 giorni dopo.

Il cardinale Bergoglio

Pironio, Quarracino e Jorge Mario Bergoglio hanno molto in comune. Oltre ad essere figure eminenti della Chiesa in Argentina, ci sono altre somiglianze. I tre sono figli di immigrati italiani della prima guerra mondiale. Bergoglio ha ricordato il card. Pironio come “un uomo di porte aperte che ti ha fatto vuole essere in sua presenza”; “Quando devi andare a vedere Pironio, ovunque ovunque si trovasse e qualunque lavoro che stava facendo, ha fatto sentire che tu eri il solo lì”. Visite indubbiamente condivise da Mons. Romero. Per quanto riguarda il card. Quarracino, Bergoglio ha servito come suo ausiliare di Buenos Aires dal essere nominato a tale posizione nel 1992, fino alla morte del card. Quarracino nel 1998 (Bergoglio è stato nominato coadiutore l’anno precedente, con il risultato che poteva assumere come arcivescovo automaticamente senza dover essere nominato in modo particolare). Da papa, Francesco ha ricordato Quarracino e Pironio quando ha nominato mons. Fernando Vergez Alzaga come Segretario Generale del Governatorato della Città del Vaticano.

Durante i suoi anni come arcivescovo di Buenos Aires, il card. Bergoglio ha partecipato a numerose cerimonie per rendere omaggio a Mons. Romero in eventi organizzati dalla comunità di Sant Egidio di Argentina, nel quadro della commemorazione ecumenica dei martiri del secolo XX. Ad esempio, nella commemorazione per Romero ed altri del 2005, tenutasi presso la Cattedrale di Buenos Aires, il card. Bergoglio si scaglia contro il “male più grande che possa capitare alla Chiesa del Signore: la volgarità spirituale, quando entriamo sistemazioni con gli schemi di questo mondo”.  Quando il card. Bergoglio ha guidato una delegazione di vescovi argentini a Roma nel 2009, hanno visitato la Basilica di San Bartolomeo all’Isola Tiberina, che rende omaggio ai martiri del XX secolo, tra cui l’arcivescovo Romero.

Altri due punti in dell’esperienza argentina hanno forgiato le opinioni del cardinale che sarebbe diventato Papa Francesco su Mons. Romero. Durante la riunione dei vescovi latinoamericani ad Aparecida, in Brasile, per la quale il card. Bergoglio è stato incaricato di preparare il documento finale, ci fu un movimento di riconoscere Romero. Fu durante questa riunione che il cardinale ha detto: “Se fossi stato Papa, la prima cosa che avrei fatto è ordine la beatificazione di monsignor Romero”. E hanno reso omaggio a Mons. Romero e il vescovo argentino Enrique Angelelli durante un Congresso Eucaristico Nazionale di Cordoba, in Argentina, nel 2009, come parte di uno sforzo per la riconciliazione, alla luce dei fallimenti percepiti della Chiesa durante la dittatura.

Conclusione
Il Card. Pironio e il card. Quarracino erano amici stretti che conoscevano Romero. I due hanno avuto una grande influenza sul cardinale che divenne Papa Francesco. L’ammirazione notevole del Papa per l’arcivescovo salvadoregno è stato certamente arricchito da questi punti di riferimento.