AÑO
JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
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El Papa
Francisco ha aprovado un decreto que reconoce un milagro atribuido al Beato Óscar
A. Romero, abriendo el camino para que el mártir salvadoreño sea canonizado
como un santo. Francisco aprobó el milagro el martes 6 de marzo de 2018, junto
con un milagro que permite la canonización del Papa Pablo VI y otros nuevos santos. El periódico de
la conferencia de los obispos italianos, Avvenire,
informa que
los milagros para los dos hombres se aprobaron juntos en cada paso del proceso,
incluidas las aprobaciones de médicos, teólogos y cardenales y obispos.
Con estos
desarrollos, Romero se convertiría en el primer santo nacido en cualquier país
de la América Central, y el primer mártir post-Vaticano II en ser canonizado
por la Iglesia.
Es probable que
las noticias desencadenen un debate feroz sobre dónde debería tener lugar la
canonización. Las principales opciones son canonizar a Romero en un grupo que
también incluirá a Pablo VI el 21 de octubre, durante el Sínodo de los Obispos
sobre el discernimiento vocacional de los jóvenes (en el Vaticano); la otra
opción es canonizar a Romero durante la Jornada Mundial de la Juventud en enero
de 2019 en Panamá, tal vez dando tiempo a la causa de su amigo, Rutilio Grande,
para ponerse al día con la causa de Romero, para que Romero pueda ser
canonizado y Grande beatificado en la misma ceremonia. Un periódico
salvadoreño, Diario CoLatino, informa que los obispos salvadoreños han pedido a
Roma hacerlo en Panamá para que sea en tierras centroamericanas.
La aprobación
llega a un año de que el Papa Francisco actualizara las reglas para aprobar
milagros en la Congregación para las Causas de los Santos, haciendo los
requisitos más estrictos. Por ejemplo, según las nuevas disposiciones, al menos
5 de los 7 miembros del panel de expertos médicos (o 4 de 6) deben aceptar que
no hay una explicación científica para que se apruebe un milagro, a diferencia
de una mayoría simple. En el caso de Romero, los siete médicos del panel fueron
unánimes en su voto del 26 de octubre del 2017 en que encontraron que no había
explicación médica para la sanación de una mujer embarazada quien experimentó
una curación espontanea después de sus familiares oraran por la intercesión del
arzobispo, asesinado en 1980 y beatificado en el 2015. (Anteriormente en
octubre, doctores del Vaticano habían rechazado un milagro atribuido al fraile
franciscano Nicola da Gesturi, beatificado en 1999.)
Los doctores en
el panel de Romero fueron académicos distinguidos en los campos de la
fertilidad y del embarazo. Por ejemplo, uno es el jefe de obstetricia y
ginecología en un hospital romano; otro es miembro de la Junta y Colegio
Europeo de Obstetricia y Ginecología.
El 14 de
diciembre de 2017, un panel de teólogos agregó su aprobación. Luego, el martes
6 de febrero de 2018, la comisión de Cardenales y Obispos de la CCS votó para
reconocer el milagro.
Ahora, el único
detalle que debe resolverse es la fecha y el lugar para la canonización. A tal
efecto, el Papa convocará un consistorio de cardenales para aprobar formalmente
la canonización y fijar una fecha para ella. Se espera que ese consistorio
suceda para junio, y posiblemente antes.
La agraciada del
milagro no es una típica seguidora de Romero. De hecho, Cecilia Maribel Flores Rivas
no es conocida entre los círculos de activistas católicos, ni entre los
fervientes devotos del obispo mártir. En
cambio, Rivas proviene del Camino Neocatecumenal, un movimiento laico con fama
de ser recluido en la vida de la Iglesia.
La afiliación de la agraciada ha generado alivio entre algunos
conocedores de la causa, esperando que pueda prestar un toque de credibilidad
al proceso, que sigue siendo visto con desconfianza en algunos segmentos de la
sociedad salvadoreña.
Cecilia Maribel Flores de Rivas, foto El Diario de Hoy. |
Súper Martyrio ha
revisado documentos que revelan la historia dramática de la mujer embarazada
cuya salud se deterioró hasta el punto de estar cerca de la muerte, y luego
recuperó la salud completa, milagrosamente, en cuestión de días. La mujer
salvadoreña de 34 años había sufrido múltiples abortos espontáneos y embarazos
problemáticos en el pasado. Durante un embarazo en 2015, experimentó varias
dificultades, entre ellas la depresión, una infección del tracto urinario y diabetes
gestacional. El 27 de agosto de ese año,
fue hospitalizada en condición precaria.
Ante la sospecha de preeclampsia (presión arterial alta con daños en el
hígado y los riñones), los médicos retiraron a su bebé a través de una cesárea.
Durante los días siguientes, fue progresivamente empeorando. Exhibió síntomas
del síndrome HELLP, un trastorno hepático potencialmente mortal. En la noche
del 28 de agosto, la trasladaron a una UCI.
A pesar de
tratamientos intensivos, varios sistemas de órganos en su cuerpo comenzaron a
fallarle. Su sangre dejó de coagular, su hígado y riñones cedieron, y fue
sometida a un respirador mecánico porque sus pulmones dejaron de funcionar.
Quedó ciega y fue puesta en coma inducido en un esfuerzo desesperado por
salvarle la vida. Una noche, los doctores le dijeron a su esposo que habían
hecho todo lo posible. No esperaban que viviera al siguiente día. Su madre hizo
que un sacerdote llegara al hospital para administrar la Extrema Unción.
El esposo abrió
la Biblia de su madre y una estampa de oración a Romero, que había sido
beatificado ese año, cayó de entre sus páginas. El esposo lo tomó como una
señal de que debía orar a Romero. Los amigos comenzaron rezando vísperas, luego
Rosarios, y algunos fueron a la Cripta donde Romero está enterrado para
rezarle. Eventualmente, todo el círculo parroquial estaba rezando todos los
días. Inesperadamente, desde el 9 de septiembre y durante las 72 horas
sucesivas, la mujer experimentó una recuperación dramática, con niveles que
habían caído en picado a valores cercanos a la muerte ahora recuperando el
funcionamiento normal, de modo que para el 14 de septiembre, fue dada de alta
del hospital. Tras su salida, no mostró ningún signo de daño renal permanente y
reanudó una vida “absolutamente normal”.
El milagro fue documentado inicialmente en una investigación de la Iglesia Salvadoreña convocada el 31 de enero de 2017 y clausurada el 28 de febrero de 2017. La Iglesia salvadoreña envió la documentación al Vaticano, que certificó su validez el 7 de abril de 2017 y abrió su propio estudio.
El milagro fue documentado inicialmente en una investigación de la Iglesia Salvadoreña convocada el 31 de enero de 2017 y clausurada el 28 de febrero de 2017. La Iglesia salvadoreña envió la documentación al Vaticano, que certificó su validez el 7 de abril de 2017 y abrió su propio estudio.
El proceso de
recopilación de milagros de Romero también sirve como un prisma para refractar
el fervor popular salvadoreño. Desde su
muerte en 1980, la tumba de Romero está cubierta de placas agradeciéndole por
“milagros” concedidos. Dentro de seis meses
después de la beatificación en el 2015, las autoridades eclesiales recopilaron
tres “milagros” atribuidos a Romero. Sin
embargo, el Vaticano los rechazó como insuficientes. Si bien dichos milagros no reúnen los
requisitos para ser aprobados en un proceso canónico, los favores reflejan el
íntimo dialogo que sostienen los feligreses con su desaparecido pastor.
El
reconocimiento de los santos en la Iglesia Católica consiste en dos
etapas. En la primera, la persona es
declarada beato, ya sea por su “virtud heroica” o, en el caso de Romero, por
haber sido matado en “odio a la fe”. En
ese caso, se le llama un mártir. Romero
logro esa condición en el 2015, después de un lento estudio que se trabó debido
a diferencias ideológicas afuera y adentro de la Iglesia sobre si el asesinato
fue por odio a la fe o por razones políticas.
En la segunda etapa, se necesita un milagro para establecer que el
candidato cuenta con la aprobación celestial.
Ese último paso queda superado con este desarrollo.
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