AÑO
JUBILAR por el CENTENARIO del BEATO ROMERO, 2016 — 2017:
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La visita
pastoral del Papa Francisco este jueves a la región central italiana de Toscana
pone en evidencia que al menos una de las opciones sugeridas por los obispos
salvadoreños para la canonización de Mons. Romero es eminentemente
realizable. El Cardenal Gregorio Rosa
Chávez declaró a Radio Vaticana: “Escribimos
al papa los obispos de El Salvador una carta pidiéndole que allá fuera la
canonización en mi país y que, si no era posible, que él pasara por allí visitando a Romero cuando vaya hacia Panamá el
año que viene”. Según el prelado
salvadoreño, al Papa “le encantó la idea de la visita a la tumba,” pero “todo depende de decisiones que hay
que valorar”.
Si bien la
idea de canonizar a Romero en Centroamérica durante el viaje a la Jornada
Mundial de la Juventud en enero del 2019 es muy complicada (porque cambiaría
todo el tenor del viaje), la opción de realizar una reducida visita a San
Salvador, de carácter privado, para visitar la tumba de Romero parece factible
desde varias perspectivas. La opción parece encajar con la práctica en este
pontificado de realizar visitas privadas para rendir homenaje a ciertas figuras
eclesiales, por ejemplo la visita que está haciendo Francisco, durante un recorrido en la zona de Toscana este jueves 10 de mayo, a la tumba del sacerdote Zeno Saltini,
fundador de una comunidad religiosa.
Francisco ya había hecho gestos similares visitando las tumbas del Padre
Pio de Pietrelcina en marzo y de Mons. Tonino Bello en abril de este año; y de
los sacerdotes italianos Lorenzo Milani y Primo Mazzolari en el 2017. Son recorridos discretos, de bajo perfil, que
ponen en relieve la dimensión espiritual de cada visita.
Una visita
espiritual a la tumba de Romero también pondría en práctica el consejo que el mismo papa les dio a los obispos salvadoreños durante la última visita ad limina que realizaron en marzo del 2017,
de “ponerse en peregrinación hacia los
lugares de Romero”. El papa desea
que la tumba de Romero y otros sitios relacionados con su persona se vuelvan
destinos de peregrinación para promover sus valores en la sociedad
salvadoreña. La tumba del mártir ya está
adquiriendo ese estatus, habiendo atraído visitantes como el Pres. Barack
Obama, el Papa Juan Pablo II, el Secretario-General de las Naciones Unidas Ban
Ki-moon, la Princesa Mako del Japón y los presidentes de Taiwán, Chile,
Colombia, Brasil y Ecuador, entre otros. La visita de Francisco sería la tercera
visita papal (Juan Pablo llegó dos veces) y sellaría la distinción de la tumba
como un gran destino de peregrinación en el continente.
Una visita
relámpago a San Salvador también encaja con la nueva visión de viajes papales
en el pontificado de Francisco, que ya ha incluido al menos cuatro viajes de un
solo día de duración, incluyendo su viaje en el 2014 a Estrasburgo para dirigir
un discurso al consejo europeo; ese viaje duró solo cuatro horas. Ese mismo año, Francisco realizó una visita
de 11 horas a Albania, donde rindió homenaje a 38 mártires que fueron
posteriormente beatificados. El próximo
año, viajó a Sarajevo, a estimular ese pueblo en su camino de un pasado de
guerra hacia un futuro de prosperidad y de paz.
Obviamente, El Salvador cabe en este contexto.
De hecho, El
Salvador es un país de reducida extensión, y las visitas de estado suelen
limitarse a solo un día. Así fueron las
dos visitas de Juan Pablo II, como también las visitas de cuatro
presidentes de Estados Unidos a esa nación (Obama se quedó dos días).
El único
inconveniente sería la proximidad del viaje a Panamá para la JMJ, que se
celebra entre el 22 y el 27 de enero, y las elecciones presidenciales
salvadoreñas el 3 de febrero. Sin
embargo, proximidad electoral no fue impedimento a la visita papal a Sri Lanka
en el 2015.
En El
Salvador, no ha habido una visita papal desde que Juan Pablo II visitó por
última vez hace 22 años, en esa ocasión para celebrar el logro de la paz
después de la guerra civil que estremeció esa nación. Los fieles recuerdan con nostalgia las
dos visitas de Juan Pablo, tanto así que hasta han sacado en procesión el
papamóvil que utilizó.
Si los obispos
salvadoreños logran convencer a Francisco, el santo producido de la guerra
podría ser motivo del regreso de un pontífice a El Salvador, aunque en Roma sea
canonizado.
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