ANÁLISIS: CAUSA ROMERO CON CELERIDAD MODERADA
El estudio del progreso de la causa de beatificación de Mons. Romero publicado en este blog nos hace pensar que la idea de una obstrucción al proceso es una impresión falsa: 97.5% de los procesos de canonización iniciados desde 1980 no han culminado, solo el 1.5% de las beatificaciones del Papa Benedicto han sido casos posteriores al año 80 y la duración promedia de estos procesos ha sido de 94.30 años—una espera tres veces más larga de lo que hemos esperado en el caso Romero. Más esperó el Papa Juan XXIII para ser beatificado, a pesar de la pretensión de varios cardenales de beatificarlo por “aclamación” al final del Concilio Vaticano II. En el análisis que publicamos aquí, analizamos casos abiertos desde el 80, las canonizaciones y beatificaciones completadas por el papa actual, y cinco casos sobresalientes.
Si bien el caso de Mons. Romero es insólito, no es del todo inédito. Los seguidores de Mons. Romero son los primeros en recordar que el ejemplo más parecido es el del mismo Jesucristo: de un magnicidio producido por motivos de índole religioso o teológico, mezclado con motivaciones netamente políticas. Pero, para traer el asunto al ámbito humano, de los mortales, debemos hablar de un martirio que se da dentro de una convulsión política, en medio de la “neblina de la guerra”. Y estos casos no son raros. Tenemos tres grandes ejemplos de la historia reciente: 1. los mártires “cristeros” de México (de los 1920s), 2. los mártires de la guerra civil de España (de los 1930s), y 3. los mártires del fascismo de la II Guerra Mundial (de los 1940s). Las víctimas de los nazis fueron beatificados en promedios de 45 años, los españoles en 50 años y los cristeros en 60 años. En cada uno de estos casos, fue necesario que las autoridades eclesiales estudiaran los entornos históricos de estas situaciones para poder discernir las vicisitudes políticas del momento y luego poderlas separar de las actuaciones cristianas de los mártires, y anti-cristianas de sus perseguidores. Ha sido necesario contar con expertos historiadores que elaboren informes y que estos pasen por un proceso de escrutinio pericial antes de ser aceptados al expediente y ser tomados en cuenta por teólogos que opinan sobre los aspectos religiosos del caso. Esto es lo que está sucediendo con el caso Romero.
Uno de los puntos más contundentes del estudio surge de la comparación del caso Romero a los procesos del Beato Juan Pablo II, la Beata Madre Teresa, San Josemaría Escrivá, San Pío de Pietrelcina, y el Beato Juan XXIII. Lo que vale la pena resaltar es la celeridad con cual el caso Romero arrancó en su inicio—cuando muchos aseveran que hubo bloqueo o desinterés del Vaticano de admitir su beatificación. En realidad, el tiempo que corrió desde la muerte de Mons. Romero hasta el decreto Vaticano aceptando el informe de la investigación diocesana sobre su martirio—17 años—se compara favorablemente con los otros casos. Por ejemplo, el caso del estigmatizado Padre Pío corrió esa misma trayectoria en 22 años, un plazo que supera la extensión de tiempo en el caso Romero. Otro ejemplo: en la causa del Papa Juan XXIII, ese tramo duró 25 años—¡más todavía! La pronta aceptación del caso Romero es aún más impresionante teniendo en cuenta el contexto histórico del suceso. En 1992 se pactó el final de la guerra civil salvadoreña. En marzo del 93 se publicó el informe de la Comisión de la Verdad de la ONU, responsabilizando a Roberto D’Aubuisson por la autoría intelectual del crimen y en septiembre del mismo año el Vaticano otorgó el «Nihil Obstat» autorizando la incepción de la causa. La investigación diocesana en el caso Romero se hizo a la velocidad de la luz. El proceso local duró un poco más de dos años y medio (compárese cinco años y medio para San Josemaría Escrivá, siete años para el Padre Pío y siete años para Juan XXIII). Desde todo esto podemos desprender sin lugar a duda que el caso de Mons. Romero despegó como rayo al empezar.
Con este discernimiento podemos apreciar que es en la segunda fase—en la investigación romana—donde la causa de Mons. Romero ha encontrado una demora apreciable. La siguiente tabla ilustra esto. En este cuadro se nota que la primera fase del caso Romero fue apreciablemente más corta que algunos de los otros casos que han concluido con más celeridad (el azul); mientras que la fase romana en el caso Romero ha sido hasta la fecha un poco más larga que la más larga de las demás (en rojo).
El análisis practicado no nos dice cuánto durará el proceso, pero de sus lineamientos se desprende que la trayectoria que lleva hasta la fecha está dentro de lo normal para casos “fast track” que se han extendido hasta entre 31 (Padre Pío) y 37 (Juan XXIII) años, y de los mártires de los conflictos históricos del siglo XX cuyos procesos han durado hasta medio siglo antes de ser beatificados.
Ver también:
Cronología del proceso
Perspectivas 2006 (inglés)
Perspectivas 2007 (inglés)
Perspectivas 2008
Perspectivas 2011 (inglés)
Perspectivas 2012
Estudio comparativo (inglés)