Se ha
convertido en una tradición que mi amigo Tim, de Tim’s El Salvador Blog, me
envíe una tarjeta de Navidad preguntando si el año que viene será “el año”. Este año, puedo hacer mi
respuesta tan sucinta como su pregunta: Sí, Tim—después de una espera de 35
años, Mons. Óscar A. Romero de El Salvador casi con toda seguridad será
beatificado en este año.
Los líderes
de la iglesia de San Salvador están tan seguros que 2015 será “el año” que no se preguntan si Romero será
beatificado, y se limitan a debatir detalles incidentales, como dónde y cuándo
se llevará a cabo la ceremonia de beatificación, y quién la
presidiría. Una confianza razonable es procedente desde el hecho de que el Papa
Francisco ordenó que todos los materiales relacionados con Romero de cualquier
oficina del Vaticano sean consolidados ante la congregación para las causas de
los Santos que lleva el archivo de Romero y que, con la insistencia del Papa, se
cerró el archivo y su informe final, emitido a finales del año pasado está sólo
pendiente de una revisión por un grupo de teólogos, la confirmación de una
Comisión de cardenales y la aprobación final del Papa. En consecuencia, los conocedores
del tema esperan una decisión definitiva en el primer trimestre del año.
Además, el debate
sobre detalles incidentales de la ceremonia adquiere una importancia mayor del
que tendría en la mayoría de las beatificaciones debido al interés del Papa y
la posibilidad muy real de que Francisco participará en la beatificación de
Romero. El biógrafo de Francisco Austen Ivereigh escribe que es “probable” que el mismo Papa beatifique a
Romero. A estas alturas, no existe consenso si la participación de Francisco
implicaría una visita papal a El Salvador o si Francisco realizaría la
beatificación en la Plaza de San Pedro, pero la opinión generalizada es que
Francisco iría a El Salvador ya sea en un viaje ancilar de su visita a
Filadelfia en septiembre, o como parte un viaje independiente a América Latina
durante este año. Ivereigh informa que existe una posibilidad remota de que
Francisco canonice a Romero, proclamándolo santo sin el habitual paso
intermedio de beatificarlo.
Con ninguna
otra canonización importante en el calendario para el año 2015, parece probable
que Romero tire una sombra larga sobre la función de la iglesia de hacer santos.
“Sería un momento altamente simbólico
para América Latina, pero sobre todo, por la visión para el cuidado de los
pobres esbozado por la Conferencia de obispos latinoamericanos en 1968”,
analizó Ivereigh. La beatificación de
Romero se retrasó por acusaciones de que Romero había sido un simpatizante
marxista pero, después de intenso estudio, tales preocupaciones se han
resuelto. “Dada la oposición del papa
Francisco, cuando era un joven jesuita, a cierta influencia marxista en algunos
filamentos de la teología de la liberación, y su posterior abrazo a la opción
por los pobres, este sería un momento importante para la Iglesia
latinoamericana,” escribió Ivereigh. La biografía de Ivereigh del papa
Francisco, “The Great Reformer” (El gran reformador), examina las experiencias
de Jorge Mario Bergoglio en Argentina para iluminar su misión papal.
Con la
salvedad de que hay piezas del rompecabezas todavía en movimiento (el proceso
de canonización y las consideraciones del viaje papal—que suelen siempre ser
trabajos en progreso con nuestro actual pontífice), es muy probable de que
cualquier anuncio venga en el intervalo de tiempo desde de mediados de febrero
hasta mediados de marzo. Esto no es decir que el resultado está garantizado.
Como hemos aprendido con la experiencia reciente con la causa de beatificación
de Fulton Sheen, el factor humano, sea ego/error o simple terquedad, puede surgir
en el último minuto para desbaratar los mejores planes.
Por
consiguiente, en canonización como en la ópera, la cosa no se acaba hasta que
no canta la gorda.
Informes de años anteriores:
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