Cuando Mons.
Óscar Romero sea beatificado el sábado 23 de mayo, el evento constituirá la
primera beatificación en suelo centroamericano (*). El obispo auxiliar de San
Salvador Gregorio Rosa Chávez, dijo en una entrevista que la Iglesia
salvadoreña espera que 1.000 sacerdotes tomen parte en la ceremonia; Chávez y
otras fuentes estiman que 200 a 300 obispos también estarán presentes. Según
Rosa Chávez, los obispos salvadoreños han decidido apartar un espacio cerca del
altar para la gente de Romero—los pobres, los enfermos, las víctimas de la
violencia y otros similares.
Cuando estos
clérigos, indigentes y jefes de Estado se reúnan alrededor del Monumento Divino
Salvador a las 10 am en la fecha señalada, serán testigos de un ritual muy particular.
A primera vista, una beatificación parece una liturgia normal de Misa. Sin
embargo, funcionarios del Vaticano a cargo de la Misa insertarán un ritual de beatificación
al comienzo de la Misa, a través de cual el hombre al centro del rito pasará de
ser Óscar Romero a "Beato Óscar Romero."
Llamado la
Fórmula de Beatificación, el texto trascendental será recitado después del rito
penitencial o “Yo pecador”, muy poco después del inicio de la Misa. El postulador
Vincenzo Paglia leerá una biografía de Romero. Entonces, el Arzobispo de San
Salvador José Luis Escobar se acercará al oficiante, el cardenal Angelo Amato.
El peticionario entonces entonará el siguiente texto, en latín:
Eminentíssime Dómine, Archiepiscopi Sancti Salvatoris
in America humíllime a Sanctitáte Sua Papa Francísco petit ut Venerábilem
Servum Dei Ansgarii Arnolfi Romero, epíscopum, número ad scríbere Beatórum
benigníssime dignétur.
Por este texto,
el Arzobispo de San Salvador peticionará al Papa Francisco a inscribir monseñor
Oscar Romero (refirido por su nombre en Latín) en el libro de los beatos. A
continuación, el cardenal Amato pronunciará la Fórmula de Beatificación. Esta
es la respuesta de Francisco a la petición anterior. No podemos decir
exactamente cómo será esa fórmula, ya que será especialmente redactada para la
ocasión. Sin embargo, también será en Latín, y dirá que Francisco, acatando la
petición, y después de haber recibido el consejo de la Congregación para las
Causas de los Santos, en ejercicio de su autoridad apostólica, admite que a
partir de ese momento Romero puede ser llamado "Beato". También
establecerá la fecha de su Fiesta litúrgica.
Un gran retrato
de Romero con el resplandor difuso de un Beato, cubierto por un velo blanco hasta este momento, se hará
publico, con un caluroso aplauso. El orden normal de la Misa reanudaría luego,
con el "Beato Óscar Romero" velando sobre los fieles. Otro momento
conmovedor vendrá cuando un relicario con reliquias de Romero será colocado en
el altar. Vamos a ver si la Iglesia salvadoreña muestra las vísceras de Romero
que fueron desenterradas todavía rosadas y húmedas aparentemente no corruptas,
años después de su muerte. O tal vez se utilizará el relicario adornado que el
presidente Funes presentó a Francisco (visto en la parte superior de este
blog).
Las beatificaciones
son espectáculos impresionantes, y están diseñados para serlo. Como afirma el postulador
Paglia, “No le sirve a Monseñor Romero la
canonización, nos sirve a todos nosotros”.
* La región ha
tenido un solo caso en relación con la función de la creación de santos en la
Iglesia—la canonización de San Pedro Betacur en Guatemala en el 2002.
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